Notas


Especial Monte Pelloni

Cómo es el acompañamiento a las víctimas-testigos en los juicios por delitos de lesa humanidad

El Centro Dr. Fernando Ulloa trabajará en Olavarría durante el primer juicio por la causa Monte Pelloni. El testimonio de las víctimas es considerado un efecto reparatorio y su carácter es de prueba jurídica. La palabra permitirá la reconstrucción de la verdad histórica y recrear memorias personales y colectivas

El Centro de Asistencia a Víctimas de Violaciones de Derechos Humanos Dr. Fernando Ulloa fue creado en el marco de las políticas reparatorias de Memoria, Verdad y Justicia que el Estado nacional desarrolla desde el año 2003, a través del programa "Consecuencias Actuales del Terrorismo de Estado". El Centro Ulloa depende de la Secretaría de Derechos Humanos del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación y surgió dentro de la competencia y responsabilidad del Estado nacional de diseñar, desarrollar y evaluar políticas públicas en materia de reparación integral a las víctimas del terrorismo de Estado. Otra finalidad, además, es la necesidad de continuar desarticulando los efectos que el gobierno de facto dejó en las víctimas, sus familiares y la sociedad.

Desde su creación en 2009, el Centro Ulloa desarrolla acciones vinculadas a la asistencia integral, contención psicológica, orientación y un abordaje clínico tanto a las víctimas del terrorismo de Estado como a los querellantes en los juicios por crímenes de lesa humanidad. Dentro de sus líneas de trabajo, llevan a cabo tareas de investigación, docencia y difusión a través de programas de capacitación destinados a profesionales del derecho y las ciencias sociales, entre otros actores; y la conformación de una red nacional de profesionales de la salud pública comprometidos con las políticas reparatorias por parte del Estado. "El trabajo interdisciplinario permite acercar diferentes miradas, marcos conceptuales, saberes y abordajes, que ayudan a entender y reflexionar sobre las consecuencias actuales del terrorismo de Estado, y desarrollar estrategias de intervención para llevar a cabo una tarea que es compleja" sostiene la abogada Natalia Messineo, integrante del equipo técnico del Centro de Asistencia a Víctimas de Violaciones de Derechos Humanos Dr. Fernando Ulloa.

La mirada multidisciplinaria permite hacer hincapié en el sujeto testimoniante, en tanto sujeto histórico de derechos, y no en la mirada jurídica del testimonio como objeto de prueba. Este trabajo permite priorizar, al momento del testimonio, la salud física y psíquica de la víctima por sobre el valor probatorio de su relato. A raíz de ello, surge el concepto de víctima-testigo en el que se busca resignificar el carácter de víctima por sobre el de testigo. "Es toda persona que ha padecido en su cuerpo la acción del terrorismo de Estado y que presta testimonio por sí y por otros. Tal concepto abarca también a los familiares de las personas detenidas o que continúan desaparecidas" afirma Messineo. La asistencia integral a las víctimas-testigos se realiza a través del acompañamiento psicológico y se desarrolla en distintas instancias: antes, durante y luego del testimonio en el juicio. La citación a prestar declaración genera una interpelación subjetiva y un compromiso colectivo que se manifiesta de diversas formas. Frente a ese acontecimiento, la víctima-testigo no está recordando sino que está reviviendo los episodios traumáticos sufridos por el aparato represivo estatal.

De esta manera, este acompañamiento se inicia desde el momento en que la víctima-testigo es citada a declarar. Dicha citación no se realiza por los canales habituales (Policía Federal) sino que es efectuada a través de los integrantes del Programa Verdad y Justicia del Ministerio de Justicia de la Nación quienes, además, informan a la persona sobre la existencia y alcance de los programas y políticas públicas reparatorias. "Muchos nunca estuvieron en contacto con el Poder Judicial entonces hay que explicarles con qué se van a encontrar. Contarles y familiarizarlos con el contexto en el cual van a desarrollar su testimonio es parte de este acompañamiento" indica el abogado Jonathan Polansky, quien integra el mismo programa. Se genera así un vínculo a través del diálogo y la escucha entre los profesionales del Centro y las víctimas-testigos en el que se explican las particularidades de los juicios por delitos de lesa humanidad. "La idea es poner a la víctima-testigo en un rol activo y que pueda afrontar ese momento de la forma más entera posible" afirma Hernán Cogorno, trabajador social que forma parte del Centro de Protección a los Derechos de la Víctima del Ministerio de Justicia de la provincia de Buenos Aires, entidad que trabaja interinstitucionalmente junto al Centro Ulloa.

Un segundo momento del acompañamiento se da durante el día de la declaración. Los testigos son citados varias horas antes de ingresar al recinto. Los grupos interdisciplinarios se reúnen con las víctimas-testigos en una sala de espera destinada para ellos, en el marco de un contexto de diversas voces que configuraron la experiencia del horror. "Aquí el acompañamiento pasa por sostener ese momento, por sostener incluso la incomodidad del testimonio, no eliminarla, para que el mismo pueda tener sus efectos jurídicos y a la vez reparatorios" sostiene Messineo.

El acompañamiento no finaliza con el testimonio sino que continúa luego del mismo, ya que la espera del veredicto y la sentencia son momentos de intensa carga emocional. En algunos casos, luego de brindar el testimonio se requiere de asistencia terapéutica que excede el marco del acompañamiento a las víctimas-testigos que son derivadas al sistema público de salud, enmarcados en la red de profesionales con perspectiva de derechos humanos.

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La abogada Natalia Messineo forma parte del equipo técnico del Centro Ulloa./ Foto: Agencia Comunica

Humanización de la justicia

Al derogarse las leyes de impunidad y reabrirse los juicios por crímenes de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura cívico-militar (1976-1983) fue necesario pensar y desarrollar estrategias de protección integral de los derechos de las víctimas-testigos de estos crímenes al momento de declarar ante la justicia. En 2006, la desaparición en democracia de Jorge Julio López (testigo en la causa contra Miguel Etchecolatz), durante el juicio que finalizó con la condena del ex Jefe de Investigaciones de la Policía Bonaerense, acusado por violaciones a los derechos humanos y condenado a reclusión perpetua, en cárcel común; así como acciones anónimas intimidatorias contra magistrados y funcionarios judiciales, querellantes y testigos de estos juicios reactualizó los efectos del terror no sólo en las víctimas-testigos sino en toda la sociedad. En este marco, la Secretaria de Derechos Humanos de la Nación decidió implementar en 2007 el Plan Nacional de Acompañamiento y Asistencia a Testigos y Querellantes, víctimas del Terrorismo de Estado. "Hay una comprensión por parte de la justicia acerca de que la mirada jurídica y del derecho no alcanza para poder brindar una protección y reparación integral a las víctimas-testigos al momento de prestar su testimonio en las causas por delitos de lesa humanidad" comenta la Dra. Messineo.

La dinámica clásica del proceso judicial en algunas circunstancias, pueden producir una revictimización en quienes deben brindar sus testimonios. Esto ocurre por desconocimiento; por la necesidad de centrar la mirada en el medio probatorio y no en el sujeto; o por la urgencia y celeridad con que deben realizarse ciertos trámites procesales. Estos hechos hicieron que los tribunales no centren su actividad desde la mirada o perspectiva de las víctimas. Haber revertido esas circunstancias ha sido posible mediante un trabajo profesional interdisciplinario en la asistencia y acompañamiento de las victimas-testigos en los juicios, y por la interacción permanente con los operadores jurídicos encargados de la llevar adelante esos procesos. Un ejemplo de ello es el valor de la palabra en el testimonio de las víctimas, que son quienes pueden reconstruir y dar entidad a lo que fue el terrorismo de Estado.

El testimonio es uno de los aspectos centrales en la conformación de la prueba judicial en los procesos por delitos de lesa humanidad y se trata de la única prueba disponible ante la destrucción y el ocultamiento de los documentos por parte de los autores de los delitos. Los cientos de testimonios brindados, incluso durante la última dictadura cívico militar, permitieron reconstruir cómo y dónde funcionaron los Centros Clandestinos de Detención (CCD); identificar represores, integrantes de las patotas de secuestros y torturadores; referenciar a los detenidos desaparecidos que permanecieron en cautiverio en cada uno de los centros de extermino, etc.

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Jonathan Polansky (abogado), Hernán Cogorno (trabajador social) y Matías Manuele (sociólogo) integran el equipo interdisciplinario que realiza el acompañamiento a las víctimas-testigos./ Foto: Agencia Comunica.

El fortalecimiento por parte de los profesionales del Centro Ulloa a las víctimas-testigos hace posible la puesta en valor a través de la palabra; la recuperación de historias personales y colectivas; y posibilita fundamentalmente la reconstrucción de la verdad histórica. Se trata de recordar, revivir y narrar esos hechos traumáticos que reflejan situaciones y momentos buscando la justicia tan esperada. /AC-FACSO