Notas

Zum/ Ludotecas en Olavarría

Jugar es cosa seria

La Ludoteca y la Juegoteca son dos espacios en Olavarría destinados a actividades lúdicas para niños y niñas. El primero es un emprendimiento privado y el segundo, un proyecto de una escuela pública. Ambos tratan de facilitar el juego para proporcionar aprendizajes, desarrollar habilidades y estimular la creatividad. Se diferencian de las guarderías y de los maternales por proponer el juego orientado sin divisiones etarias estrictas ni rutinas de horarios. Su objetivo es 'jugar por jugar' para el desarrollo humano

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Benjamín juega en el taller de literatura

Benjamín, de tres años, se pone una peluca con rulos verdes, una nariz de payaso y una capa roja en la espalda. Empieza a correr alrededor del salón mientras Lautaro, de tres, parado en el centro de la sala, intenta balancear un aro con su cintura. La música circense resuena en todo el lugar. Ivan, de cuatro años, mientras tanto, apila dos cubos grandes que sirven de asientos y se trepa a ellos. Desde arriba y con la sonrisa de quien hace una travesura, mira a todos y llama la atención exclamando: "¡Mírenme! ¡Soy un acróbata!". La Ludoteca, un emprendimiento privado ubicado en Pringles 3436, se convierte en la pista central de un circo porque así decidieron imaginarla los niños cuando la profesora de nivel inicial y dueña del lugar, Marina Campos de 33 años, les preguntó a que querían jugar.

En la Escuela de Educación Especial Nº 502, para Josué, Adriel y Franco, de entre 11 y 10 años, llega la hora de la Juegoteca, un espacio dentro de la escuela que está destinado exclusivamente a actividades lúdicas. Los chicos entran al salón acompañados de la maestra especial en discapacidad intelectual, Analía Wagner de 46 años. Josué se dirige a la computadora, la prende y cerca del mouse deja una bolsa repleta de caramelos que se vacía poco a poco mientras se entretiene con un juego en el que debe acertar el color de los peces que pasan por la pantalla. Adriel, de 10 años, está indeciso, no sabe a qué jugar. Examina las cajas de juegos de mesa pero no se convence. Se acerca a la biblioteca, toma un libro de adivinanzas pero solo lee la tapa y lo vuelve a guardar. La docente propone que junto con Franco jueguen con cubos que se encastran unos con otros. Los dos niños se recuestan sobre la alfombra que hay en el centro del salón y comienzan a jugar.

El juego como derecho fundamental

Tanto la Ludoteca como la Juegoteca son espacios que brindan un derecho fundamental para los niños y niñas: el derecho a jugar. No obstante, cabe remarcar que existen diferencias entre ambos lugares, ya que la Ludoteca, que funciona desde marzo de este año, es un emprendimiento privado llevado a cabo por la profesora de nivel inicial Mariana Campos y su objetivo de conformarse como un espacio de juego está relacionado con un rédito económico. En cambio la Juegoteca, forma parte de una escuela pública, y su función está orientada a un aspecto más terapéutico para aprovechar las oportunidades ofrecidas por las actividades lúdicas para que los niños y niñas puedan superar dificultades específicas como el déficit intelectual, visual o físico. Más allá de las distinciones, los dos espacios comparten un objetivo común: que niños y niñas jueguen, se entretengan, imaginen, se expresen y estimulen su creatividad.

"Las ludotecas son un lugar no escolarizado de juego y recreación. Entendiendo siempre al juego como una instancia educativa", explica Campos. Se trata de jugar, aprender y entender que el juego es una actividad esencial para el desarrollo del individuo ya que potencia la creatividad, la sociabilidad, la salud tanto física como mental y además estimula la posibilidad de ver las cosas de diversas formas alimentando la capacidad de transformar conceptos o reglas, imaginando perspectivas nuevas.

Las ludotecas o juegotecas tienen como función primordial hacer felices tanto a los niños y niñas como a los adultos. Se constituyen como espacios para favorecer y facilitar el juego. "Ellos vienen y eligen lo que quieren hacer adentro de la Juegoteca, el docente lo que hace es mediar entre el chico y el juego", explica Analía Wagner, docente de la Escuela N° 502. El papel del adulto que facilita el juego es sumamente importante ya que debe poder contener al niño en un espacio estimulante de juego. Esto implica poseer la capacidad de jugar con los chicos e intervenir estimulando el juego, tratando de remover las barreras que pudieran impedirlo. "Primero trato de que los chicos se relacionen sin la intervención mía, si veo que es necesario o ellos me lo piden, empiezo a intervenir", explica Wagner.

Campos afirma que un aspecto primordial para poder comprender qué es una ludoteca es su diferencia con una guardería o un maternal. "La guardería cumple una función sólo de cuidado, el maternal es algo más escolarizado que se divide por edades, salas y el chico cumple un horario fijo toda la semana. En cambio a una ludoteca, pueden ir cuando quieran, las horas que quieran y no existen salas sino espacios: expresión corporal, danza, dramatización, música y juegos de lógica".

Otro aspecto relevante es la formación académica de los ludotecarios o facilitadores del juego. Patricia Goicochea, especialista en Educación Infantil, remarca que la trayectoria profesional de quien esté a cargo de un espacio de actividades lúdicas es fundamental, "No es lo mismo si tienen experiencia en recreación o juego, si son psicopedagogos, maestros o profesores de educación física", aclara. Para ella es importante que quienes estén a cargo se formen y lean material sobre los conceptos de 'infancia' y 'juego libre' para poder tener un marco teórico que sustente las actividades a realizar.

El desafío de innovar

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El taller de baile es uno de los más concurridos

"A mí lo que me interesa es la educación no formal y buscando algo para desarrollar eso encontré la posibilidad de poner una ludoteca" expresa Mariana Campos y cuenta que en primera instancia se encontró con una gran dificultad: explicarles a padres y madres en qué consiste una ludoteca, ya que muchos expresaban que no iban a pagar para que el chico sólo juegue. "Lo que muchos no entendían es que el juego es la mejor estrategia de educación. Tratamos de que el juego sea libre, pero a su vez también está orientado hacía una función pedagógica", explica.

La Ludoteca ofrece diversos talleres de una hora de duración dictados por profesores especializados. Cocina, música, literatura, baile y yoga, son las variadas ofertas que brinda el lugar. "Yo vengo a bailar porque me gusta", cuenta Tomás, con apenas dos años, mientras que Malena, de cinco, sube y baja, orgullosa de sus movimientos, un aro al compás de la música. "Yo bailo re bien, mirá", se jacta. El taller de baile, es uno de los más concurridos y algunos de los siete niños y niñas que asisten se mueven por todo el lugar siguiendo los pasos de la profesora mientras que los demás se entretienen con otros juegos sin seguir la dinámica de los demás. "Los talleres están pensados para chicos de cuatro a seis años en realidad, lo que pasa es que tenemos pocos en esa franja de edad, por lo general son más chicos los que vienen y a muchos les cuesta insertarse en la modalidad de taller", explica Campos.

Durante las horas en las que no hay talleres específicos, se llevan a cabo actividades de juego libre en las cuales los chicos y chicas tienen toda la Ludoteca a su disposición. Juegos de lógica, témperas y pinceles, ropa para disfrazarse, una biblioteca, aros y variedad de juguetes son las opciones que pueden elegir los niños y niñas para entretenerse. "A mí me gusta jugar al circo", cuenta entusiasmado Iván, de cuatro años, y busca los aros de plástico para ponérselos en la cintura y hacer malabares. Lautaro y Benjamín, de tres años ambos, se suman al 'circo' y junto a la profe Mariana improvisan una función.

La profesora cuenta que la dificultad de constituir un espacio diferente, que proponga otro tipo de cuestiones es la tarea más difícil que tiene por delante "Esta Ludoteca tiene otra impronta que las de España o la de grandes ciudades como Buenos Aires, en las que los chicos van, juegan una hora y se van. Una ludoteca solamente dedicada al juego y a la recreación no va en esta ciudad, porque la vida de acá es más tranquila, nos movemos muy en familia, al chico lo dejamos una hora en lo de la abuela o en lo del vecino".

La dinámica de la vida olavarriense provocó cambios en los planes originales de Mariana Campos, por lo que además de los talleres y el espacio de juego libre por la mañana, La Ludoteca comenzará a funcionar como una guardería. "La función de guardería, si bien es más tradicional, va a seguir teniendo mi impronta, de lo que a mí me gusta que es la actividad pedagógica", remarca la profesora quien confiesa cierta resignación. "Por ahora, todo lo que implica la palabra 'Ludoteca', no lo pude insertar bien en la vida de Olavarría".

Jugar para superarse

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Adriel y la profe Analía se entretienen con
un juego de encastre 

La Juegoteca de la Escuela de Educación Especial Nº 502, que funciona desde 2007, es un espacio que está disponible para todos los cursos una vez por semana con un turno de una hora. "La Juegoteca nada tiene que ver con el área pedagógica curricular. Los docentes no planifican su actividad a desarrollar ahí. Es un momento que se destina para jugar", explica María José Salías, Vicedirectora de la escuela.

Los chicos y chicas pueden disfrutar del juego libre y elegir que quieren hacer: desde jugar a la computadora, recostarse en la alfombra y leer alguno de los tantos libros que ofrece la biblioteca, armar rompecabezas, disfrazarse, dibujar y pintar, construir con bloques de madera o cubos de plástico. Las opciones son varias y la docente a cargo de cada grupo tiene la función de facilitar el juego. "Trato de motivarlos. Si eligen un juego de mesa, primero tienen que aprender a leer las reglas y respetarlas. Prefiero que jueguen entre ellos pero si es necesario también lo hago yo. A veces los desafío diciéndoles 'a que a mí no me ganás' y ahí empezamos a jugar", relata la docente Wagner.

La Juegoteca es un apoyo indispensable para las y los docentes de la escuela ya que a través de las actividades lúdicas que se desarrollan pueden muchas veces realizar progresos en chicos y chicas que poseen algún déficit intelectual o discapacidades motrices. "Yo tengo a chicos que tienen dificultades en lectoescritura y hay juegos que los súper ayudan para mejorar en ese área", ejemplifica Wagner.

Adriel, con 10 años, posee una dificultad en sus manos y tiene poca fuerza para agarrar algunos objetos por lo que determinados juegos le significan un gran desafío. "Trato de motivarlo para que no se frustre si quiere armar algo con ladrillitos, por ejemplo, y no puede", explica la docente.

Otros son los casos de Josué, de 11 años o de Franco, de 10, quienes tienen problemas en la lectoescritura, y son los juegos de lógica los que más los ayudan para ejercitar esas áreas. Josué, por ejemplo, luego de jugar en la computadora encara desafiante un rompecabezas. Analía Wagner, lo ayuda a la hora encajar las piezas correctamente y cuando terminan, el chico se queda observando la imagen que se formó. "Es un 'bambi' chiquito", exclama. La docente lo felicita y le pregunta por los demás objetos que componen la imagen. Poco a poco, Josué va comprendiendo de qué se trata la historia que él mismo armó. "Es un bosque y el 'bambi' está asustado porque el cazador lo persigue", explica mientras mira a Analía buscando su aprobación. La docente lo aplaude y Adriel y Franco también.

Mantener todos los juegos ordenados, sin que se pierdan piezas es una tarea difícil, por eso las reglas de cuidado son estrictas. "Lo que se hace es que cuando entran al lugar, vean en qué condiciones lo reciben y en qué condiciones lo tienen que devolver", explica la Vicedirectora. Ella cuenta que todos los años se ven en la necesidad de renovar los juegos porque muchos ya son conocidos por todos y nadie los usa. Para lograr esto realizan una campaña de recolección de llaves, candados y objetos de bronce para luego venderlos y obtener así los fondos necesarios para renovar juegos y mantener ese espacio fundamental para la institución educativa.

La Juegoteca es ya un espacio consolidado. Wagner cuenta que los chicos se acuerdan siempre el día y la hora en la que tienen que ir. "Es un momento que están esperando y lo tienen presente siempre. Por ahí alguna semana justo hay alguna otra actividad específica que se superpuso con el horario de la Juegoteca y te lo reclaman". La docente concluye que "el espacio es genial y es hermoso ver a los chicos divirtiéndose y a la vez haciendo progresos con sus dificultades".

En un contexto económico y político en donde todo se concibe en términos productivos, el concepto de niñez y de juego están lógicamente relacionados con la 'holgazanería', con el 'no hacer'. Por este motivo el 'jugar por jugar' puede no comprenderse en toda su magnitud. El jugar debe entenderse como un derecho fundamental para todos los niños y niñas, ya que las actividades lúdicas cobran una significativa importancia en el desarrollo de los seres humanos. El juego produce 'sujetos', enseña, potencia, desarrolla. Por eso, jugar es cosa seria. /AC-FACSO