Notas

Zum/ Conectar Igualdad I 

El acceso a la netbook no garantiza un uso educativo en el aula

Un estudio demuestra que la utilización que los estudiantes hacen de las netbooks se vincula más a lo lúdico que a lo educativo y que los docentes no logran capitalizar este interés de los jóvenes en experiencias de aprendizaje. La mayoría de los docentes se sienten desmotivados en el uso de las nuevas tecnologías y no han realizado la capacitación que ofrece el programa

(Este artículo se complementa con otro titulado "Los estudiantes utilizan las netbooks en una cuarta parte de las materias")

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Belén Fernández Massara, docente e investigadora de la Facultad de Cs. Sociales

Los y las adolescentes utilizan las netbook dentro y fuera de la escuela, en la parada de colectivo, en el Parque Mitre y hasta en la vereda. Las hay de diversas marcas pero todas tienen el logo de la ANSES y de Presidencia de la Nación. En su parte trasera puede leerse "Fabricado en Tierra del Fuego, industria argentina". Para algunos jóvenes, la computadora del Programa Conectar Igualdad es la primera que tienen solo para ellos y, en otros casos, la única que alguna vez existió en su casa.

Esta política de inclusión digital de alcance federal, está a destinada a estudiantes y docentes de escuelas secundarias, de educación especial e institutos de formación docente de gestión pública. En Olavarría, durante los últimos 20 días, el Programa entregó más de 3.000 netbooks a estudiantes y docentes de establecimientos secundarios y, según datos oficiales, ya se han distribuido, desde 2010, cerca de dos millones en el país. Ese mismo año, el 50.5% de los hogares olavarrienses contaba con una o más computadoras, según el último el Censo Nacional.

En el marco de este programa implementado por el gobierno nacional, el trabajo de la investigadora local Belén Fernández Massara * analiza las relaciones entre la educación secundaria, el uso de las nuevas tecnologías y la construcción de ciudadanía, uno de los retos más importantes de la educación argentina y el objetivo principal del Programa Conectar Igualdad.

La ejecución del Programa involucra especialmente a los profesores como actores activos de cambio en una tarea que no es sólo pedagógica sino, y principalmente, política, según Fernández Massara. La falta de capacitación es un obstáculo para pensar estrategias de enseñanza que trasciendan el acceso o uso operativo de la computadora. Y aquí se evidencian falencias tanto por parte del Programa para comunicar a los docentes sus objetivos, como de los educadores quienes demuestran desinterés por realizar la capacitación voluntaria que el proyecto sugiere.

La especialista explica que la ciudadanía cultural, mayor propósito del programa, comprende el derecho a la organización, la expresión y la participación en el mundo a partir de prácticas culturales diversas. Su trabajo destaca que si bien el acceso equitativo a la netbooks es una iniciativa indispensable para posibilitar este desafío, el mero acceso a la computadora no garantiza un uso socialmente significativo, es decir que permita el ejercicio ciudadano o la autonomía intelectual de los sujetos.

Hasta ahora la netbook sigue teniendo una presencia marginal e instrumental en la enseñanza. "Es claro que es un proceso largo, pero deberían haberse cumplido primeramente ciertas condiciones materiales, como una capacitación docente que trascienda el aspecto operativo y que involucre a todas las áreas y, por supuesto, la conectividad en todas las escuelas", advierte Fernández Massara. En su investigación los relatos de los profesores coinciden en que la incorporación de las netbooks se hizo de manera "improvisada" o "sobre la marcha".

En muchos casos el acceso a la computadora representa más un elemento que pone en juego el "orden" dentro del aula y la "autoridad docente", que una herramienta educativa. La queja más frecuente de la mayoría de los docentes es que los chicos y chicas entran a Facebook y juegan a los jueguitos. Según Fernández Massara el problema radica en que los profesores no logran capitalizar el interés lúdico de los chicos en actividades de aprendizaje escolar. "En esta última etapa, las netbooks traen incorporadas un sistema de bloqueo que impide acceder a las redes sociales, no así a otros usos. Las computadoras debían disponer de un dispositivo de bloqueo que impidiera a los estudiantes ingresar a ciertas páginas, conectarse a las redes sociales y cargar programas de videojuegos. Así lo esperaban en las escuelas. Pero en casos que he investigado, los chicos pueden acceder a esos usos y sólo algunos profesores, los que tienen conocimientos técnicos, han instalado un programa de bloqueo", explica la investigadora.

A más de dos años del lanzamiento oficial de Conectar Igualdad, algunos establecimientos educativos todavía no cuentan con buena conectividad para la utilización de las netbooks. "Sin bien el estado preveía cumplir con la conexión a Internet, el mobiliario, el cableado, el sistema de seguridad y de refrigeración, en la práctica toda esa inversión es responsabilidad de las instituciones. Algunas escuelas tienen Wi Fi con un funcionamiento relativamente normal, pero las más grandes están intentando implementarlo con algunas fallas de velocidad y acceso. De todos modos, creo que estas cuestiones operativas se irán resolviendo con el tiempo", estima Fernández Massara.

La principal dificultad del Programa radica en la homogeneización de los procesos de implementación, descuidando las particularidades de cada institución educativa, según la investigación. Sin embargo, y a pesar de los obstáculos, la puesta en marcha del Programa ha permitido poner en discusión los modelos de enseñanza instaurados y desafiar a docentes e instituciones a proponer situaciones de cambio acordes a sus realidades específicas.

"Una mejora del programa implicaría generar más y mejores condiciones de implementación. Y en segundo término, y esto es lo más complejo, propiciar espacios de discusión entre directivos, docentes, estudiantes, que permitan problematizar estas tensiones, intercambiar saberes y experiencias, proponer estrategias didácticas o usos tecnológicos más productivos. Y acá es donde interviene directamente cada escuela para gestionar estos encuentros", propone la investigadora.

Un origen contradictorio

Conectar Igualdad se suma a experiencias similares en América Latina, una de las más destacadas es el Plan CEIBAL en Uruguay. El programa tiene su origen en un proyecto desarrollado por el equipo de Nicholas Negroponte, un arquitecto estadounidense que dirige el Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT). Desde 2005, el modelo "Una computadora por chico" (OLPC) promete distribuir computadoras económicas al sistema educativo de países del Tercer Mundo. "Este proyecto se puede enmarcar en las políticas desarrollistas que, desde la década del '60, han tendido a incorporar tecnologías en ciertas áreas como una forma de legitimar modelos culturales e ideológicos propios de los países centrales. Conectar Igualdad está explícitamente basado en el modelo del MIT. Un primer problema es que las condiciones de implementación de las nuevas tecnologías difieren de una región a otra. Pero además, el programa articula valores como la identidad nacional y la igualdad socio-educativa, que se contraponen claramente con los intereses difusionistas del modelo norteamericano", problematiza la investigadora. AZ/ FACSO

* Licenciada y Profesora en Comunicación Social. Doctoranda en Comunicación (Facultad de Periodismo y Comunicación Social- Universidad Nacional de La Plata). Esta investigación resulta de la elaboración de su tesis doctoral y responde al proyecto PROINCOMSCI (Producciones e Investigaciones Comunicacionales y Sociales de la Ciudad Intermedia), de la Facultad de Ciencias Sociales - UNICEN.