Notas

Zum/ Sobrevivir a pesar de Internet

Las bibliotecas barriales tienen más consultas que las céntricas

Las bibliotecas del microcentro de Olavarría tienen apenas entre dos y cuatro consultas diarias en sala mientras que las barriales registran un promedio de 10 por día. Internet ha reemplazado a los libros impresos, pero los chicos y chicas no saben utilizarla como fuente de búsqueda, según observan las bibliotecarias

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Más de 14 mil libros en Amoroso. /AC-FACSO  

En el Partido de Olavarría existen 13 bibliotecas populares de las cuales siete se encuentran en la ciudad. Cada una tiene aproximadamente entre 400 y 700 socios, mayoritariamente adultos. Según las bibliotecarias los niños y niñas que van a leer son contados con los dedos.

El género preferido para el préstamo de libros es literatura de recreación y como segunda opción están las obras de autoayuda. La consulta en la sala, otro de los servicios que se ofrecen en las bibliotecas, ha perdido público frente a Internet pero el cambio se nota menos en la periferia.

La lectura de capítulos extensos en libros de carne y hueso, papel y tinta, ha dejado paso a la lectura interactiva, horizontal y fugaz. Los chicos y chicas prefieren lo visual a lo textual y la información desglosada en lugar de textos completos. Pueden hacer todo al mismo tiempo: buscar información de diferentes temas, corregir los errores ortográficos de un trabajo con el diccionario virtual, comentar su estado personal en Twitter y responder a un amigo en el chat de Facebook.

"Hasta hace 15 años venían unas 100 personas por día, se atendía mañana y tarde. Hoy el horario de la mañana se suspendió porque ya no viene gente. Las consultas en sala de lectura disminuyeron notablemente, el promedio es de una o dos personas por día", explica Alejandra Dublanc, bibliotecaria de Collinet.

La mayoría de las veces, los chicos y chicas recurren a la biblioteca porque el docente no acepta información de Internet, según Dublanc. "Venir les causa curiosidad, lo ven como algo muy antiguo, amén de que esta biblioteca es la más vieja, tiene 103 años. Eso también les llama la atención y hasta gracia", describe.

También visitan las bibliotecas quienes no poseen conectividad, según Yolanda Pérez, bibliotecaria de la Biblioteca 1° de Mayo. Pérez advierte que si bien Internet es un buen recurso, cuando los chicos y chicas buscan allí algún tema les aparece un montón de información sin jerarquizar, sobre la que luego no saben distinguir lo más importante. En la biblioteca reciben acompañamiento en la búsqueda. "Con Google por lo general no leen todo porque es mucho y elijen al azar. Acá tienen que leer para ver a qué hacer fotocopias, porque no pueden hacerle a todo", advierte.

En los barrios las consultas son mayores

En la biblioteca Coty Laborde, hay aproximadamente 10 consultas diarias en sala. La bibliotecaria Sandra Barón, señala que mantienen un buen número porque abarcan una gran zona de influencia (Pueblo Nuevo e Independencia). "Tiene que ver con el barrio que alcances. Lo económico influye, hay mucha gente que tiene computadora y no tiene Internet, o tenían y tuvieron que dar de baja".

Las visitas en sala de la biblioteca Héctor Amoroso, ubicada en el barrio Luján, ascienden a un promedio de 24 por día. "Acá los chicos vienen continuamente, a la mayoría los conocemos por su nombres. Cuando salen de la escuela en vez de esperar a afuera entran a leer. Tenemos enfrente a la Escuela Nº 32 y muy cerca la Escuela Secundaria Nº 7 y la Escuela Primaria Nº 58", observa la bibliotecaria Rosa Rocci.

El procedimiento de búsqueda de información, en Amoroso, comienza con los libros impresos y luego si la información no está completa se ofrece el servicio de Internet, pero como última opción. Rocci cuenta que muchas veces los chicos ya buscaron la información en la web en sus casas, y que van a la biblioteca sólo para imprimir. "Otra veces te dicen 'no yo voy a buscar en Internet', los dejamos que pierdan tiempo, después te dicen 'me voy porque es mucho'. Entonces tratamos de explicarles cómo funciona Internet, la mayoría no sabe cómo buscar ", concluye.

Pequeñas lectoras

Cartulina rosa, lápiz negro en mano y desechos de goma de borrar por doquier. Antonella va a cuarto año de la Escuela Nº 58, y fue la única niña que ZUM encontró trabajando en una de las cuatro bibliotecas, Héctor Amoroso. "Tengo que hacer una lámina sobre SIDA para naturales. Es la primera vez que vengo. No tengo Internet en casa, sólo la uso en la escuela", comentó.

A Antonella la acompañó su hermana de 10 años, viven a 15 cuadras de la biblioteca y fueron caminando. "Estaba aburrida en mi casa y vine, no conocía" señala mientras hojea un libro y copia con lapicera rosa poemas en su cuaderno. "No es para la escuela, me gustan los  poemas, me gusta leerlos", asegura.

Internet versus bibliotecas, bibliotecas versus Internet. Diferentes, pero no tanto. Ambas ofrecen muchos mundos posibles donde detenerse a mirar. Con lo más chicos y chicas el desafío como adultos es generarles la oportunidad./ AC - FACSO