Notas

Dos bares de rock local se sienten asediados por el municipio

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Jóvenes movilizados por la reapertura de Kaya Bar. Imagen tomada de Facebook/Kaya bar

 Casi la mitad de las inspecciones municipales se concentran en solo dos bares de la ciudad. Kaya Bar y La Gaviota hacen frente a lo que consideran un control desigual.

Sebastián y Javier eran compañeros de trabajo en la fábrica Cerro Negro hasta que fueron despedidos. En lugar de deprimirse, decidieron usar el dinero de la indemnización para abrir un espacio cultural. Después de mucho esfuerzo consiguieron un local en la esquina de 9 de julio y Bolívar y abrieron Kaya Bar. En diciembre obtuvieron una habilitación transitoria del municipio pero nunca les dieron la definitiva.Cada cinco o diez días tenían que renovar esa licencia. “Hicimos todo lo que el municipio nos pidió porque queríamos hacernos de una fuente de trabajo genuino”, explica Sebastián. El miércoles antes de Semana Santa se presentaron para pedir la habilitación dado que tenían organizadas varias actividades como la proyección de películas, espectáculos musicales y un acto para recordar al docente neuquino Fuentealba, a cinco años de su asesinato. Los dos socios llevaron nuevamente todos los documentos exigidos para la habilitación pero, según relatan, recibieron respuestas negativas desde el municipio. El miércoles 4 de abril recibieron la clausura definitiva de su local y una multa por 20.000 pesos.  En la gacetilla municipal de ese día se informa que el municipio inspeccionó varios pubs y boliches bailables aunque no especifica si los datos son mensuales, semanales, del fin de semana o se refieren a lo que va de 2012. De un total de 27 inspecciones realizadas, Kaya Bar recibió 8 de las que en sólo dos oportunidades se labraron actas de infracción por ruidos molestos. La Gaviota Bar fue otro de los focos de control. En ese lugar se hicieron 4 inspecciones y otras dos 2 multas cuyos motivos no están especificados en la gacetilla. Los otros siete locales tuvieron una o dos inspecciones y no fueron infraccionados. La preocupación del municipio pareciera centrarse en dos bares. El 29,62% de las inspecciones de ese período fueron destinadas a controlar a Kaya y el 14,81% a La Gaviota. Los dos suman el 44,43% de los controles. El resto se dividió en siete locales.

Sebastián aclara que en las sucesivas inspecciones nunca encontraron drogas, ni menores. “Siempre los espectáculos musicales terminaron antes de las tres de la mañana, dejamos de vender alcohol antes de las cuatro y cerramos a las cinco”, detalla. "Nos terminaron clausurando por ruidos molestos aunque acústicamente teníamos todo en regla y por ruidos en la calle, pero eso es algo de lo que no nos podemos hacer cargo, no podemos negarle a la gente que esté afuera”, justifica.

El domingo pasado varias personas se convocaron en el paseo Jesús Mendía para reclamar la reapertura de Kaya Bar. Actuaron bandas y se juntaron más de 300 firmas entre las que se encuentran las de algunos vecinos del local. En la organización estuvo C.R.T.U (Cultura Rock Todos Unidos), un movimiento de jóvenes de Olavarría que reclama la apertura de lugares para expresarse su arte. Esta organización ha podido relevar a más de 40 bandas a las cuales se les dificulta encontrar lugares para tocar. Muchos de los clientes del bar se hicieron presentes y también colegas como Juan Weiss dueño de Insurgente Eventos quien destaca que es importante defender los espacios de cultura alternativa. "Se trabaja a pulmón y con un montón de trabas burocráticas. En el caso de Kaya son dos pibes que apostaron a la cultura y solo han encontrado palos en la rueda para realizar su actividad. Me parece peligroso que se persigan los espacios donde tienen lugar expresiones culturales independientes”./AC-FACSO.