Notas

Zum/ Aprender valores tocando instrumentos

La música es un refugio para muchos niños y jóvenes de Olavarría

Dos grupos musicales, con más de 40 chicos y chicas de entre 6 y 24 años, apuestan a la música como forma de expresión y liberación de problemas como la violencia y las drogas

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Ensayo en el CIC de Facundo Quiroga/AZ
Es sábado, día de ensayo general. Los chicos y chicas tienen entre 6 y 16 años y se trasladan desde diferentes barrios de la ciudad. Los une un solo deseo: interpretar las melodías que durante la semana aprendieron junto a sus profesores y compartir ese placer. La Orquesta Escuela -que trabaja con tres núcelos repartidos en los barrios Facundo Quiroga y Lourdes y en la Escuela de Música- se reúne a tocar con "la idea de llegar a los chicos a través de la música, con un fin social", según explica Melisa la profesora de violín. La orquesta es un incentivo para que los chicos y chicas aprendan a compartir, a integrarse con otros chicos de diferentes edades y de otros barrios.

La banda de Los Sikuris rescata la música andina en Olavarría a través de sikus e instrumentos de cuerdas como el charango y la guitarra, y la banda juvenil municipal Hugo Bazzano con instrumentos de viento de bronce y percusión como la flauta traversa, clarinete, trompeta, saxo y trombón. Los dos grupos tienen un mismo objetivo: brindarles a los chicos y jóvenes un espacio artístico en el que puedan sentirse cómodos haciendo música y aprendiendo a través de la diversión.

Gastón, de 24 años,  toca el bajo en la banda de Los Sikuris y es uno de los 22 que integran el grupo. "Hace 3 años que estoy, mis hermanos iban a la Escuela Nº 65 -lugar donde nació la banda- y me invitaron siendo grande para formar parte del grupo. Me gusta cómo trabajamos porque a las decisiones las tomamos entre todos, opinamos en las reuniones con las mismas oportunidades". Cuenta que formaron un grupo de amigos que no sólo se reúnen para los ensayos sino que se juntan para pasar tiempos de ocio. Hay problemáticas que repercuten en los jóvenes como la adicción a las drogas, pero es importante la contención que se genera cuando alguno de ellos deja de concurrir a los ensayos. "Se hablan los problemas particulares de cada uno, si por algo uno de nosotros no está viniendo, se lo busca", explica. "La idea es armar los ensayos en horarios especiales para que todos puedan venir porque integrados podemos ayudamos a terminar con problemas como las drogas", asegura convencido. La banda resulta ser una gran contención para los chicos y chicas.

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Foto: Mutual Los Sikuris

Melisa, profesora de violín de la orquesta-escuela destaca la alegría con la que los chicos llegan a los ensayos y valora sacarlos de la calle para acercarlos a la música. "El fin no es que sean instrumentistas sino que se integren y que conozcan otras cosas. Es más productivo ir hacia ellos que esperar que ellos vengan a nosotros", aclara.

Las problemáticas de violencia son frecuentes y la música permite transmitir otros hábitos en los chicos. Los profesores coincidieron en sentarse con otros a tocar, hacer silencio y escuchar la música son actitudes que ayudan a disminuir la violencia. Gisel (16) una de las instrumentistas de la orquesta-escuela que toca la viola como hobbie, comenta: "Hace tres años que estoy en la Orquesta, soy una de las que empezó primero y sigue todavía a pesar de que algunos quedaron en el camino. Para seguir necesitamos paciencia. Cada año empezamos de cero para ayudar a los chicos que empiezan y muchos se van, pero así vamos avanzando como grupo". Antonela (14) que interpreta el contrabajo, también pertenece desde hace tres años a la Orquesta y quiere hacer de esto su futura profesión. "La música me gusta y quiero ser profesora de contrabajo, cuando sea grande". Yanina (15) es violinista y celebra el intercambio musical. "Es muy lindo porque aprendemos a trabajar en grupo y conocemos a diferentes personas, especialmente cuando vienen Orquestas de otros lados".

La música divierte, apasiona y moviliza sensaciones. El resultado más emocionante es ver cómo las realidades complejas de más de 40 niños y jóvenes se suavizan con las melodías y la calidez de un instrumento musical. /AZ- FACSO