Notas

Madre fotógrafa e hija muralista

Mujeres artistas: la posibilidad de transformar con imágenes


Pilar tiene la misma cantidad de años que su mamá como fotógrafa: 28. Ella pinta murales mientras que Paula sella en imágenes los momentos más importantes de miles de personas. Madre e hija, fotógrafa y pintora, de la mano en la vida y en el arte.

paula33

Fernanda Alvarez - Agencia Comunica

6/3/2024

Paula plasma en imágenes las vivencias de miles de personas: capta gestos, miradas, sonrisas, detalles. Puede percibir los nervios en un cumpleaños de 15, el afecto en un casamiento, la alegría de una fiesta, la ansiedad de un novio. Y lo hace desde hace unos 28 años. Pilar pinta murales en domicilios particulares y se destaca por dibujar desde pequeña, a lo que sumó estudio en la materia.
Las dos, madre e hija, comparten el deseo de dejar impreso en una imagen las sensaciones, demandas, emociones. Paula Ferrari y Pilar García, dos mujeres cuyas historias se entremezclan entre la vida doméstica y la profesional.
Las dos encontraron en el arte una forma de vincularse con los otros, pero también con ellas mismas. Su vocación se convirtió en profesión y en trabajo. En el caso de Paula, si bien desde los 18 saca fotos, una vez que nació Pilar se dedicó a la fotografía profesionalmente, especialmente en el rubro Sociales. Su costado artístico también la lleva a cantar y tocar el piano (“Muy mal, pero me gusta”, dice sonriendo) y a escribir. Pilar comenzó con el muralismo en el 2018, después de estudiar y especializarse en Dibujo en la Universidad Nacional de las Artes. “Al principio no me sentía capacitada para pintar, pero fui aprendiendo y me gusta mucho”, confiesa. Las magnolias en la pared de la casa de una tía fueron el primer desafío, hasta llegar a dibujar y pintar al auto y retrato de Juan Manuel Fangio, en un domicilio particular de Olavarría.
Hoy están reunidas en su primera muestra: Diálogos Imaginarios, en el Museo Dámaso Arce. Pero en lo cotidiano, las dos mujeres están unidas por las experiencias compartidas en el arte y en la vida.

Logros y desafíos

¿Qué representa el arte para estas dos mujeres? Pilar responde con absoluta sinceridad: es, ante todo, “ansiedad. Es lo primero que siento frente a una pared blanca”. Y al describir las obras cuenta que “primero me conecto con la obra, la idea, lo pienso, busco otros artistas con ese estilo, me voy nutriendo. Después pienso en la propia composición, hago varios bocetos y recién ahí me enfrento a una pared o al bastidor. Ahí arranco el dibujo y la pintura”.
Su mamá, Paula, siempre supo que esta actividad podría ser la profesión de su hija. Y la razón es muy simple: “A Pilar le gustaba bailar y dibujar, pero yo veía que para el dibujo tenía condiciones que no se correspondían con la edad que tenía. Tengo guardados muchos de sus dibujos”, rememora. La elección de la carrera nunca fue un obstáculo para ella, a pesar del te vas a morir de hambre de muchos de alrededor. “Al ser fotógrafa, viví en carne propia esos comentarios. Pero cuando una tiene condiciones y a eso se le pone disciplina, se abre el campo laboral”.

paula

Para Paula Ferrari, el arte “es una herramienta de transformación. Es una vía de escape de situaciones de dolor, es la posibilidad de transformar esos sentimientos en otra cosa”. Para Pilar, “también tiene que ver con mi superación personal, para mi desde chica fue la forma de conectarme con el mundo real”.
Si bien ambas se dedican a trabajos particulares (Pilar pinta en domicilios, Paula toma fotografías de eventos), la cuestión social las atraviesa e interpela. Por eso, Pilar formó parte de la pintura de un mural de la agrupación Olarosa, por ejemplo, que “me permitió conectarme con una cuestión familiar pero también pintar con la comunidad. Es diferente pintar con otros”.
Cuando Paula habla de su trabajo reconoce que ha habido un intento de complacer al cliente, pero también “había intuitivamente una búsqueda de ver detenidamente a la persona que enfoco. Tomar fotos no es un acto mecánico, es hablarle, tenerla en cuenta, ayudar a bajar la guardia frente a la cámara”. Y eso es justamente una de las virtudes que la ha caracterizado como profesional. Quizás por eso, y por verla trabajar y crear, su hija la considera “la mejor fotógrafa del mundo. Para mi es un ejemplo a seguir”, asegura la joven.

paula1

Juntas en la inauguración de la muestra en el Centro Cultural San José.

Hoy, a sus 50 años, Paula pretende “considerar a la fotografía como el medio para relatar mis preocupaciones, que es lo que hago ahora a través de las muestras”. La última, presentada en el Centro Cultural San José, se denominaba “Has actuado conforme a lo que dicta tu deseo? “Yo estoy trabajando con conceptos que me interesan, que es vivir una vida priorizando el propio deseo, saliendonos de los mandatos culturales”. Mostrar eso en imágenes es el gran desafío.
Ambas tienen imágenes que eligen para retratar o pintar. En el caso de Pilar, “prefiero hacer motivos botánicos, animales, personajes híbridos, pero me han pedido de todo”. Lo importante es afrontar desafíos y comprometerse con las obras: “lo último que hice fue un retrato de Fangio y su auto. Mi idea es tener desafíos cada vez más grandes e ir superándome”.


paula2
Pilar exhibe su último trabajo realizado en unos 15 días.

Si Paula tiene que elegir su foto favorita, hay una personal que la tiene grabada. “Es una que tomó mi papá. Estamos con mi hermano Pancho de chicos. Yo la miré bien como a los 20 años, donde vi que yo me hablaba a mi misma. La elijo porque creo que ese día internamente supe que iba a ser fotógrafa. Esa emoción busco cuando voy a una sesión de fotos”.
Pilar creció en un ambiente familiar donde lo artístico -a través de la música, las visitas a museos, las imágenes- formaba parte de la cotidianeidad. La vio a su mamá pensar y armar fotografías toda su vida. Por eso hoy, de adulta, cree que “nuestras obras se unen de una manera especial por ser madre e hija”, mientras comparten ese amor por el arte que está presente en su ADN.