Notas

Una pelota, una historia y una lucha detrás

A lo largo de la historia, el fútbol femenino ha sido invisibilizado. Es por eso que hoy, Virginia Andrada relata su experiencia de haber jugado el Mundial del 71’, el ser jugadora de fútbol y que esto no brinde ningún tipo de ingreso económico. Las mujeres también ocupan espacios que creían que solo pertenecían a varones.

Virginia Andrada

Jorgelina Rivulgo - Agencia Comunica

06/03/2023

El fútbol femenino aún sigue dando pelea por cuestiones básicas tales como la profesionalización. Pocas son las mujeres que pueden dedicarse a la disciplina a tiempo completo, sin tener la necesidad de buscar un trabajo por fuera. Una lucha de años, una práctica deportiva invisibilizada.

Virginia Andrada es una mujer riojana que integró el equipo mundialista que representó al país en el mundial de México 71, una de las primeras mujeres que practicaron el deporte y que decidió abrir su propio camino sin importar que este sea el lugar de confort de masculinidades. Hoy recuerda esas experiencias y las adversidades a las que se enfrentó: un seleccionado con bajos recursos económicos, sin un entrenamiento profesional que logró representar al país con la celeste y blanca.

Virginia Andrada nació en La Rioja, en una familia de muy bajos recursos económicos donde ella es la menor de sus hermanas. En el recuerdo de su infancia, contó que “en la casa no había nada y a veces nos faltaba la comida.” En medio del dolor por todo lo que ha vivido, recuerda una anécdota de los cinco años: tenía una vecina cuyos padres estaban bien económicamente y esto le permitía a la niña poder tener distintos juguetes, “yo me desesperaba por las muñequitas, ella jugaba con mis hermanas pero conmigo no, no me dejaba entrar a la casa”, relató Virginia.

Con una infancia atravesada por el dolor y la exclusión, Virginia comenzó a jugar a la pelota con los chicos del barrio. “Empecé a jugar con ellos. Eran los partidos de todos los días, siempre eran todos niños. Comencé jugando en el arco y si me hacían un gol, venían y me pegaban patadas. El arco no era lo mío, y encontré la posición en la que jugué toda mi vida: extremo derecho”, explicó la riojana.

Sin saberlo, su infancia en la canchita de barrio iba a marcar un antes y un después. No solo porque su pasión por el fútbol comenzó de forma completamente improvisada, sino que incluso iba a mantener esa posición futbolística en el año 71’ en representación del país. Pero… ese trayecto no fue fácil, ni un camino de rosas. Virginia contó que durante muy niña trabajó de empleada doméstica e incluso decidió irse a Buenos Aires a los 14 años en busca de trabajo para poder ayudar a su madre.

En un regreso de visita a su provincia es cuando se encuentra con un campeonato de fútbol femenino, “llegué a la mañana y a la tarde ya me fueron a buscar para jugar” contó Virginia entre risas. El fútbol femenino está poco visibilizado, pero no significa que no posea una larga historia o que el mismo no tenga apoyo, incluso Virginia relató que “la cancha se llenaba, jugábamos con distintos clubes”. Cuando el torneo finalizó, decidió volverse a Buenos Aires, hasta que no pudo con su pasión y comenzó a jugar en un club porteño. Allí había un cuadrangular e incluso desde el club se publicitaba la dirección del lugar para que todas las mujeres que quisieran practicar el deporte se acercaran a hacerlo.

Virginia en aquel entonces era empleada doméstica y la familia para la cual trabajaba, la acompañó al primer entrenamiento y contó que al llegar “había más de 100 chicas y ahí mismo te iban preseleccionado”. Mientras esperaba que llegara su turno, ella se puso a practicar y jugar con otras de las chicas que se encontraban ahí, “yo escuchaba que otras chicas me felicitaban por como jugaba y que le decían al profesor que me observaba y me hiciera jugar”, contó la número 7.

Cuando finalizó la práctica, el profesor que se encontraba en la cancha, le contó que los entrenamientos eran dos veces a la semana: “ahí empecé a practicar y enseguida estuve en el primer equipo”, pero si bien el fútbol femenino existe este no le daba ningún ingreso económico. En los entrenamientos la fueron a observar jugadores del club Universitario y una de ellas, es quien llevó a Virginia a jugar ahí.

Luego de esta breve trayectoria, es que la llaman para la selección, con poco tiempo de anticipación e incluso, la jugadora riojana recuerda que “estábamos completamente desamparadas, porque no había nadie que nos dirigiera, las chicas jugaban pero nadie las dirigía. El fútbol femenino no estaba difundido. Virginia Adrada recordó a Betty Garcia - capitana del equipo- como pilar fundamental.

Poco tiempo después fue preseleccionada para jugar el Mundial, pero no había dinero para los conjuntos deportivos, muchos menos para el viaje, ni estadía allá. Incluso jugar el Mundial tenía determinados requisitos, entre ellos, utilizar unos botines de cuero cuando ella utilizaba los “sacachispa”. Virginia mencionó el rol que cumplió la “Unión Tranviario Automotor” quien se hizo responsable de todos los gastos, de otra manera hubiera sido imposible continuar.

Con una memoria impecable, recuerda con lujo de detalles el primer partido contra México, aunque aquí perdieron por 2 goles. “Fue algo muy especial, fuimos con la ilusión de traer aunque sea un resultado porque éramos conscientes que no íbamos preparadas para nada”, mencionó la riojana. Si bien el primer partido lo perdieron, el segundo contra Inglaterra quedó para la historia, porque ganaron por 3 de goles de diferencia (4-1), un partido que comenzó con el marcador abajo para el seleccionado argentino. Con una jugadora lesionada y una Virginia Andrada que cambió su posición a último momento para cubrir ese faltante en juego.

La memoria de la ex jugadora guarda miles de recuerdos atravesados por la pelota. Vivió en un contexto social donde ser mujer y no seguir las pautas sociales “bien vistas” era motivo suficiente para ser discriminada. Por eso recuerda que “me han destrozado. Han hablado muchas cosas de mí, me han llegado a involucrar con amigas de lo que yo podría llegar a ser -haciendo referencia a orientaciones sexuales-”.

Tristemente no es novedad que la historia se cuenta desde una perspectiva masculina y que el fútbol femenino también ocupa parte de la historia. Mucho es aun lo que falta por conocer, las historias que no han sido escuchadas, y el profesionalismo todavía sigue siendo una lucha pendiente para las mujeres dentro del fútbol.