Entrevistas

Juan Pablo Pompei: la historia de una pasión por el arbitraje

A corazón abierto, Juan Pablo Pompei, histórico ex árbitro olavarriense que trascendió a nivel nacional e internacional, recuerda su carrera, inicios, pasiones y aspectos desconocidos de su vida.

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Tomás Kessler- Agencia Comunica

25/08/2022

De Olavarría al mundo, un hombre que siguió su pasión y logró dejar escrito su nombre en la historia. Entrenamiento, esfuerzo y dedicación para una profesión que marcó a él y a su familia. Hoy se encuentra ya alejado de la práctica pero sigue ligado a lo que “fue su vida” y que lo acompañará por siempre. Se trata de Juan Pablo Pompei, árbitro oriundo de la ciudad que desarrolló una carrera de 20 años en el arbitraje nacional e internacional de máximo nivel.

Acostumbrado a la puntualidad, Juan Pablo se acercó a dialogar a este medio a la hora fijada. De manera simple y hablando casi como si se tratara de una figura paternal, recordó su trayectoria, sus comienzos en la disciplina, analizó el arbitraje actual y mantuvo siempre presente a la figura más importante de su vida: Su familia.

Desde chico jugó al fútbol y la pasión por el deporte ya se marcaba. Luego empezó a surgir el idilio con el arbitraje. Al hablar de sus comienzos se le hace imposible no mencionar al club de sus amores, Ferro. “Me crié en el club, desde los 6 años hasta que empecé a dirigir prácticamente”, rememora. Y ese amor hacia su club sigue estando presente y confiesa que le gusta ir los domingos a la cancha ubicada en la Avenida Pringles a alentar a su equipo.

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¿Cómo fue el paso de ser un chico que le gustaba jugar al fútbol a inclinarte por el arbitraje?

-Siempre digo que soy un caso atípico porque en la familia tenía padre árbitro y hermano árbitro. Y para sumar, el técnico de mi categoría era el mejor amigo de mi papá. Entonces un día después del entrenamiento, él fue quien me invitó a dirigir el partido de la categoría más chica. Entonces ahí empecé, era más como un juego en ese entonces. Pero siempre me quedaba pendiente, luego ya cuando estudiaba educación física lo empecé a ver de otra manera.

¿Tu familia incidió en esto?

-Muy poco, quizás la que más tiraba la chicana era mi mamá cuando tomábamos mates juntos pero igual era algo que yo siempre lo tenía como paralelo. Nunca me animaba a dar el paso, hasta que un día dije ya está, lo analicé y así empecé. Casi que como dudando pero ya había pasado la adolescencia y dije ‘ahora sí ya es momento’ y creo que no me equivoqué.

Así empezó todo, entre juegos y dudas Juan Pablo realizó el curso de árbitro que en ese entonces era dictado por su propio padre. A los 21 comenzó a estudiar y poco tiempo después debutó en Primera División en Olavarría en el ´92. Al mismo tiempo, realizaba su estudio para dirigir a nivel nacional en torneos de AFA.

¿Cuando dejaste de dirigir en la ciudad definitivamente?

-De 2001 en adelante no dirigí más. Para ese tiempo ya me había contratado AFA y me parecía deshonesto venir a la ciudad y sacarles un partido a mis compañeros. Yo quería que dirijan ellos acá, que se ganen el mango y puedan trascender como trascendí yo”.

Cabe destacar que su debut en la máxima categoría del fútbol Argentino fue en diciembre de 1999 luego de un año de grandes actuaciones en la B Nacional. Pompei lo recuerda con grandes detalles y se le dibuja una sonrisa que demuestra la felicidad por lo logrado. “Fue un partido entre Colón y Argentinos, un domingo. Ganó Argentinos en la antigua cancha de Colón. Yo tenía 31 años recién cumplidos”.

Con el mismo nivel de detalle y alegría, recuerda dos partidos que marcaron su carrera. Su primer clásico rosarino, “inolvidable porque no me lo esperaba y porque siento que lo dirigí muy bien”, comentó y continuó con otro partido, “el que nunca voy a olvidar es un partido que jugaban Vélez e Instituto de Córdoba, los dos punteros en ese torneo. Ese día hice todo bien y siempre está la anécdota y un recorte del diario que marca que Victor Hugo dijo que fue el mejor arbitraje que había visto en el año.Eso, sumado a la admiración que yo tenía por él, me gustó mucho. Fue la única vez en el año que un árbitro recibió la máxima clasificación en todos los ítems. Se convirtió en lo mejor de mi carrera”, afirmó.

¿De qué manera te tomaste el hecho de dirigir internacionalmente?

-Eso me lo tomé como algo que además de crecer en mi carrera me tenía que hacer crecer como ser humano. Disfrutarlo, conocer otras culturas, otros colegas y darme cuenta del respeto que tienen los sudamericanos para con los argentinos. Nos admiran como país y sociedad, a veces nosotros no valoramos lo que tenemos. Saben todo de nosotros, somos como un faro.

Soy muy agradecido al arbitraje porque conocí lugares que nunca hubiera visto sin este trabajo. Uno después se da cuenta, en el momento no lo valoras. Estás en la vorágine de conseguir más, buscas dirigir un mundial, el próximo clásico, siempre querés más. Después si lo valoras, ahora cuando yo llego a AFA y todos vienen a saludarme, pienso ‘algo hice en mi vida’.

El ex referí recorrió todos los países de Sudamérica gracias a su profesión y su esfuerzo. Desde Argentina y llegando hasta México, Juan Pablo conoce las grandes ciudades y estadios de esta parte del continente.

¿Te quedó algo pendiente en tu carrera?

-El mundial hubiera sido un sueño y a nivel local me hubiera gustado dirigir un Boca vs River. Pero no es una frustración. Mi sueño era ser árbitro de AFA y ser internacional, y lo logré. Todo lo demás era anexo y bienvenido sea si llegaba, pero no generaba para nada una frustración.

Su último partido dirigido fue el cotejo entre Atlético Tucumán y Lanús disputado el 11 de Mayo de 2018. Fue un retiro definitivo para él y ahora su legado lo continúa su hijo Valentín quien también es árbitro.

pompeifrontJuan Pablo Pompei emocionado y con mirada al cielo tras su último partido.

La vida más allá del arbitraje

Su carrera profesional demandó una gran parte de tiempo. Entre entrenamientos semanales, viajes largos por todo el país y el continente y fines de semana ocupados, Juan Pablo y su familia llevaron una vida atípica para muchos. Juan Pablo y Natalia se conocieron a los 25 y 22 años respectivamente y allí comenzó el camino para formar la familia que son hoy.

¿Cómo manejaban la vida entre las distancias y el trabajo?

-En lo personal, con mi esposa, quien me conoció ya siendo árbitro, cuando vio que las cosas iban en serio y lo mío trascendía, ella dijo ‘vos manejate como tengas que manejarte, yo te banco en todo lo tuyo y vos en lo mío’. Así llevamos todo, y había un pacto que era que cuando terminaba la temporada de fútbol, ese tiempo era completamente para la familia. No había otra cosa que estar con mi familia hasta que empezaba el momento de entrenar.

Durante la temporada normal no había cumpleaños, día del padre, día de la madre, etc. Se festejaba el día que se podía. Pero si yo tenía partido, no estaba. Y tanto Natalia como toda mi familia lo sabían. Nos complementamos muy bien. Yo sabía que si pasaba algo con los chicos o con lo que sea ella se ocupaba e iba a saber manejarlo.

De todas formas, el profundo amor por su familia lo llevó a hacer varios kilómetros en poco tiempo para estar presente, aunque sea un par de horas, el día de sus cumpleaños o fechas especiales para luego emprender otro viaje y cumplir con su deber.

Familia y compañeros

Cada vez que menciona a un integrante de su familia, compañeros, colegas y mentores en el arbitraje, es notorio el cariño y amor que siente por cada uno. Juan Pablo Se emociona al nombrar a sus padres y sonríe al hablar de su amistad con Segio Pezzotta, un colega que “ahora es casi como un hermano”.

Hoy en día,junto a su pareja tienen dos hijos, María Cielo y Valentín. “Ambos ya pasaron la adolescencia y llevan a cabo sus vidas responsablemente”, expresó. De hecho, Valentín es árbitro y reconoce que esto le genera orgullo y emoción. “Es muy serio y responsable, creo que tiene un futuro sin techo pero todo depende de él y de las circunstancias que le toque surfear en la vida”, mencionó orgulloso.

Al mencionar a Valentín, recuerda que no pudo estar presente el día de su nacimiento, “lo conocí ya nacido, se adelantó el parto y yo justo estaba dirigiendo. Mi familia fue con mi esposa, me llamaron de AFA por si quería ir a estar. Pero no fui, para qué iba a ir si estaba todo normal. Fui al otro día a dirigir, nuestra vida era así”, agregó.

pompei3El ex árbitro en la oficina de Agencia Comunica

Algo en especial que quieras inculcar o dejarle a tus hijos…

Trato de dejarles el legado que mis viejos me dejaron a mí. Cuando salgo a la calle y nombran a mis viejos, lo único que hacen es hablar bien. Eso también quiero yo. Es el único legado que quiero dejar, además del estudio. Como me dejaron mis viejos a mí.

En el año 2004, la familia tuvo que asimilar y sobreponerse al fallecimiento de su hijo Bruno, cuando era un bebé. En ese duro momento, Juan Pablo recuerda la actitud de uno de sus colegas, Héctor Baldassi. “Hector se portó muy bien con nosotros y toda la familia. Cuando se murió nuestro bebé, estuvo 3 meses llamándonos todas las semanas para hablar con nosotros, preguntar cómo estábamos y ofrecer su ayuda por si necesitábamos algo. Conmigo y toda mi familia nos llevamos muy bien y tenemos buena relación”, destacó entre la emoción del recuerdo de ese momento.

Análisis del arbitraje actual y la tecnología.

¿Qué sensación te genera el arbitraje actual y el uso del VAR?

El nivel arbitral siempre fue bueno. A mí no me gustan mucho los cambios, soy muy esquemático, pero también soy consciente de que la tecnología nos ha invadido. El tema acá es que el reglamento tiene muchas partes que deja a lo subjetivo, la opinión del árbitro. Eso no lo podemos esquematizar.

“El VAR es una herramienta muy buena siempre y cuando el árbitro interprete que la tiene que usar para que lo salve de un error, no para que le resuelva todo el partido. Uno tiene que arriesgarse, equivocarse y saber que si se equivoca, el VAR lo va a corregir. El tema es que en Sudamérica, los árbitros no arriesgan y esperan que la tecnología lo resuelva”.

Él es Juan Pablo Pompei, un hombre simple que logró trascender y cumplir sus sueños. Actualmente ya retirado de la actividad, disfruta del tiempo con sus seres queridos, amigos y sigue con sus otras pasiones como el tenis, handball y la lectura, actividad que hace en honor a sus padres. “Mi vida ha sido el arbitraje y junto con mi familia, es lo más importante que tengo”, cerró.