Entrevistas

Ariel Rodríguez: "En la murga, muchos aprendimos a debatir y a construir desde lo diverso"

Es conocido por estar al frente de la Murga “Arrebatando Lágrimas”, lugar desde donde reclama y denuncia mezclado con colores y música. La docencia como trabajo, la familia y la murga, en la voz de Ariel Rodríguez.

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Luciana Pedernera - Agencia Comunica

24/07/2020

“La murga siempre estuvo en el lugar de los más necesitados, de las luchas sindicales y de los trabajadores”. Así comienza Ariel Rodríguez, quien en su corazón milita los colores de la Murga Arrebatando Lágrimas y la educación pública desde el ejercicio de la docencia, actualmente como maestro rural en la escuela Nº 21 de Pourtale.

Ariel nació en la vecina ciudad de Tandil, donde toda su niñez se vivía en una cuadra, desde los juegos con amigos haciendo chozas y barriletes de diario hasta el carnaval con agua. Su andar fue tandilense hasta los ocho años, donde por motivos laborales de su padre -trabajador de fábrica- llegaron a la calle Estrada y Pasaje Brasil, barrio Hipólito Irigoyen de Olavarría. La mudanza a la ciudad del cemento le costó porque extrañaba a su abuela -que en Tandil vivió en la casa de atrás- y compartía mucho tiempo con él porque sus papás trabajaban todo el dia.

De sus ojos se desprende un brillo especial al hablar de Daniela -su hermana mayor, compañera de murga y de vida- parte de su familia junto a su papá y mamá. Ariel define su infancia y adolescencia en contextos muy humildes pero repletos de amor, donde abrazaban los valores. Cerca del brillo y la magia de las infancias habla Ariel, quien combina su vida con la familia, la docencia y la murga.


¿Que significa la murga para vos?

Lo que significa se fue construyendo a lo largo del tiempo, todavia no esta cerrado el significado porque no deja de ser inmenso y me cuesta englobarlo en una palabra. Yo lo defino como una forma de vivir y de existir dado que me permite junto a mis compañeres poder expresar, sentir y pertenecer. La murga es poder transitar la vida de una manera rebelde y combativa desde el amor y el arte cada canción, cada palabra y todo aquello que se pone en escena tiene la intención de transformar. Es un camino político de vida el hacer murga del modo en que nosotros la hacemos. La murga es una construcción constante, no es un mundo feliz, no es el concepto de alegría sino de transformación y construcción para sentirnos plenos en la medida en que podamos.

-20 años de Arrebatando lágrimas y denunciando realidades, especialmente en el último tiempo. ¿Sentis que implicó un crecimiento de la agrupacion y también personal?

El arte murguero significa vida y siempre implica un crecimiento, Arrebatando no es la misma murga del 99, se fue transformando con idas y vueltas, siempre hay un crecimiento muy marcado. Intentamos crecer artísticamente pero también intentamos crecer como mejores personas, teniendo el concepto de mejor que tenga que ver con hacer acciones que nos hagan bien a nosotros mismos, desde ahí hacia toda la sociedad, uno crece porque se alimenta de otro. La murga es un grupo colectivo donde todos ponemos un poco de lo que sentimos, lo que hacemos, de nuestro tiempo, nuestra vida y nuestros recursos para que exista, eso te hace crecer. Yo creo que desde el interior de cada uno, a proyectarse a una sociedad, querer transformarla, a buscar respuestas, a no quedarse con una sola respuesta, creo que es lo que hemos hecho y por eso sobrevivimos 20 años y con tanta contundencia. Ojalá que lo podamos seguir sosteniendo porque tiene que ver con un estilo de vida, un modo de vivir que es tiempo, compromiso, amor, no es una obligación pero sabemos que para que funcione hay que traccionar a sangre con nuestros cuerpos, cabezas e ideas, creo que eso nos hace crecer muchísimo y nos ayuda en nuestros aspectos personales. En la murga muchos aprendimos a debatir,a construir desde lo diverso a sostenernos cuando hemos tenido algún ataque.

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Ariel cantando junto a Arrebatando Lagrimas. Foto de Facebook de Ariel Rodriguez

Las marcas de la adolescencia

Ariel siente que transitó el secundario de manera rebelde por decir lo que pensaba en momentos que no se podía. La escuela San Antonio de Padua lo vio crecer y se califica junto a ese grupo de amigos que hoy conserva como “esos vagos que no tenían la impronta de llevar todo al dia, pero éramos los primeros para las cuestiones solidarias”. La solidaridad lo viene marcando desde los 12 años cuando comienza scout en Santa Isabel de Hungría, lugar en el que es acompañado por Fray Leonardo, a quien Ariel define como un rebelde que no se caracterizaba por replicar el neoconservadurismo de la iglesia. Con mucho orgullo recuerda que “éramos hijos de trabajadores muy humildes que íbamos a Scout: un sábado hacíamos cosas y el domingo nos juntabamos a cocinar para otros que quizas tenian la misma realidad o peor”.

Al terminar la secundaria Ariel quería ser asistente social y así volver a Tandil, pero era año 2001, plena crisis en Argentina. Confiesa que a sus 18 años seguía en una etapa de rebeldía y atravesando una inmadurez sin tener una proyección de lo que quería ser, “entonces agarre el diario, vi un aviso y dije listo, yo voy a ser soldado, voy a ir al ejército y voy a trabajar ahí”. Entre el ejército y la murga aguantó todo lo que había que aguantar pero eran dos cosas que no se podían mezclar, aunque fue ese lugar el que le devolvió el hábito de la lectura.

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Ariel en su rol de docente. Foto de Facebook de Ariel Rodriguez

Y a la docencia….¿Como llegaste?
Salí del Ejército, no me podía ir a estudiar y lo más cercano de referencia fue pensar en ser maestro, la cuestión de la niñez me moviliza. Y pensé, si soy docente puedo ser maestro, si soy maestro puedo estar cerca de los sectores. Fue así, que mientras iba al Instituto 22, trabajaba de motomandado y mozo, para poder estudiar. Mis viejos me ayudaban también. Fue muy lindo. Muchas veces iba muy cansado y lo pude lograr, hoy sigo capacitandome, con seminarios, licenciaturas.

Has trabajado en una escuela de campo...¿Que significó la escuela rural para vos?
No fue fácil, venía haciendo un recorrido por las escuelas de la periferia de la ciudad. Extraño el barrio, allá el barrio es mucho más amplio pero también uno lo recorre y ha sido maravilloso lo de la escuela de campo, ahí depende todo de vos mayoritariamente, que la escuela esté limpia, ordenada, pintada, que esté lo administrativo y que los chicos aprendan.

Es muy fuerte poder ver un papá que quiere que su hijo se proyecte, que esté en otro lugar, no sé si quiere que se levante a las cuatro de la mañana cinco a alambrar, a cuidar un animal, la vida es dura para el trabajador y la trabajadora rural.
Mi forma de hacer la escuela es la escuela que quiero, esa escuela cerca de los papás, de la familia, es una escuela que tiene otra complejidad. Yo me di cuenta que cuando llegué al campo no sabía nada. Todo lo que había leído era muy complejo de aplicar, creo que uno va haciendo su propia teoría.

Vos formas parte de SUTEBA ¿En qué momento entras en el sindicato?
Cuando me recibo del profesorado me cruzo con el sindicato, que estaba bajo una mirada llena de prejuicios y fue genial. Me involucré, ayude, milité, siempre que pude. Tuve mis errores políticos. Te encontrás con personas que caminaron la calle y vivieron los peores años para tener los derechos que tenemos.

Denunciaste persecución por parte del gobierno anterior ¿qué fue lo que pasó?
Tuve un sumario administrativo a fines del año 2018. yo cargué mal un paro (había cargado mal el día que hice paro, lo tenía avisado por nota). Yo mismo avisé que me había equivocado, pero eso se transformó en un conflicto político. Nunca lo hubiera imaginado por la honestidad con que lo hice. Yo sé que fue direccionado, tengo las pruebas. En realidad lo que me hicieron ahí fue demostrar que no pasó desapercibido. Es muy duro ser un perseguido porque quieren afectar tu credibilidad, yo no tenía nada que esconder. La murga me acompañó y mi sindicato, desde el minuto cero me acompañó.

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Ariel junto a Ludmila Adad. Foto de Dante Lartirigoyen

¿Qué sentís por el gobierno de Alberto Fernandez?
Tienen que negociar con todo por más que nos pese. Estamos en una situación muy compleja, sometimiento económico, subordinación con esta deuda, están intentando revertir una situación muy compleja de un país totalmente quebrado desde lo económico hasta lo simbólico -no es común los hechos de violencia que estamos teniendo, siempre los tuvimos, pero están agravados- la preocupación de los femicidios, es todo preocupante. Tenemos que luchar a diario con el capitalismo, lo tenemos muy adentro, incluso los que queremos dar pelea.

¿Qué importancia tiene la familia?
La familia convive, yo tengo dos hijos. Mi compañera es maestra, nos conocimos trabajando, ideas comunes, diferentes formas, mis hijos están creciendo en la murga, los dos en escuela pública, tratamos de ser una familia que se construye con libertades y con tiempos muy acotados, cruzar ese sentido de familia, murga, pedagogía, militancia es interesantísimo porque quizás es lo que uno desea para muchos. Que mi hijo vaya tarareando`luche, luche y que se escuche´ y de repente pasa el ´gallo bartolito´ es genial. Que tenga un poco de todo.

LA MURGA

Ariel expresa que “la militancia la recuperamos con Néstor” y que por eso mismo hay colectivo de trabajo donde la solidaridad está ante todo. Y aunque reconoce que se han equivocado “esta agrupación ha madurado muchísimo en los últimos años a nivel coyuntural porque siempre tomó posición”.

Desde su mirada de murguero habla de la lucha feminista y la batalla que están dando las compañeras para que las instituciones puedan tener una mirada desde la perspectiva de género, “desde qué lugar hacerlo, de cómo empoderarnos y seguir dándole lugar a nuestras compañeras y compañeres en su diversidad y forma y elección libre de vivir y de festejar su cuerpo y de poder trascender libre en esta vida. Lo hemos ido llevando adelante con mucho compromiso y aprendiendo”.

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 Foto de Facebook de Ariel Rodriguez

La construcción de los temas de la murga se hacían en una ronda gigante donde todos iban generando ideas. Cuando los temas se repetían se agrupaban, se leían autores para sustentar sus posiciones. “Yo escucho debatir a los chicos en la elección de los temas de la murga y me pregunto ¿pasa esto en las escuelas? ¿pasa este intercambio libre y moderado? y ¡como lo hacemos? hay que sintetizar una idea, algo tiene que salir”. Arrebatando Lágrimas está formada por un grupo de hombres y mujeres que tienen una gran conciencia sobre el mundo que los rodea. Con el pecho estallado de orgullo Ariel concluye que “uno tiene que entender al momento de elegir los temas de la murga, la trayectoria que tiene y la coherencia desde donde se para. Y siempre es `el derecho para todes´. Eso es un principio fundacional que tiene la agrupación, es muy fuerte”.

Hoy no hay ensayos, ni encuentros, ni música murguera. Pero todo pasa. Hay ganas de reencontrarse y esperanza de seguir hablando, convocando y sumando nuevos proyectos. (Agencia Comunica-Facso)