Monte Pelloni II
Lesa humanidad

Comenzaron los últimos testimonios en el juicio Monte Pelloni II

En la última audiencia desarrollada en Mar del Plata se escucharon nuevos testimonios. Tres de ellos estuvieron vinculados al secuestro de Mónica Dora Fernández y otros seis fueron ofrecidos como testigos de la defensa.

 

Por Leandro Lora

El viernes 7 de septiembre transcurrió una nueva audiencia del segundo tramo del juicio Monte Pelloni. Fue la jornada Nº 23 en lo que va de 2018. El Tribunal estuvo presidido por el Dr. Alfredo Ruiz Paz y se encontraron presentes la Dra. María Ángeles Ramos en representación del Ministerio Publico Fiscal y cinco abogados de la defensa. En esta oportunidad comenzaron los ofrecimientos testimoniales de los abogados defensores que presentaron seis testigos: uno por video-conferencia y los cinco restantes fueron reproducciones de los videos obtenidos durante el primer tramo del juicio realizado en 2014.

El caso de Mónica Dora Fernández

Iniciada la jornada se presentó el primer testimonio. Allí, en una sala de audiencias con un nutrido acompañamiento del público, Mónica Dora Fernández contó, durante cerca de una hora, su secuestro en enero de 1978. Relató que en 1974 estudiaba ingeniería en la UNICEN y que militaba en la Juventud Universitaria Peronista (JUP). En 1977, al ver que habían secuestrado a muchos de sus compañeros de estudio y militancia, imaginó que podía llegar a ocurrirle algo similar. Mencionó que una persona conocida de ella de la facultad le avisó que iba a ser secuestrada junto con Susana Benini y que les aconsejaba presentarse en el Regimiento. Mónica y Susana fueron por separado. Ella presento una carta ante Ignacio Aníbal Verdura (jefe del regimiento) donde explicaba su actividad militante y el vínculo que tenía con sus compañeros. Finalmente, en la primera semana de enero del 78, fue secuestrada de su domicilio. Describió que la subieron a un camión del ejército y que estaba lleno de soldados porque había mucha gente. Allí reconoció a Susana Benini. “Estoy casi segura que ahí estaba Susana. No sé si la vi o la escuché”, mencionó.

Fernández contó que luego de su secuestro cree haber sido trasladada al Regimiento. De allí fue encerrada en el baúl de un auto y trasladada a lo que luego reconocería como el ex Centro Clandestino de Detención “La Huerta” de Tandil. Allí fue sometida a interrogatorios y maltratos pero no mencionó la existencia de torturas. Le preguntaron por nombres de personas y por su militancia. Indicó que no tiene recuerdos de haber ido al baño ni de haber comido, sólo una sola vez le permitieron bañarse y en otra oportunidad le permitieron cocinar. Dijo haber estado un mes en “La Huerta”. “Cuando salí de ahí pesaba 40 kilos”, recordó. Durante su relato el presidente del Tribunal condujo el testimonio con varias preguntas y se le consultó por las condiciones en las que estaba Susana Benini, dado que luego fue detenida en un psiquiátrico. Fernández dijo que en ese momento ambas estaban en las mismas condiciones. Luego, junto con Susana, fueron trasladadas a la Comisaría de Tandil y allí se encontraron con Cristina Taminelli (quien brindó testimonio en la audiencia anterior). Posteriormente fueron trasladadas hasta la Unidad Nº 7 de Azul donde se encontraron con Araceli Gutiérrez. Fernández contó que le realizaron un juicio militar (conocidos como “Consejo de Guerra”) luego del Mundial de 78 y que el delito que le imputaron fue el de formar parte de una banda de “terroristas subversivos” donde solo hubo lectura de cargos. Finalmente la liberaron el 10 de enero de 1981.

Mónica Fernández contó que tras recuperar la libertad se aisló en su casa. Luego pudo continuar sus estudios y formar su propia familia. Acerca de la situación de Susana Benini, dijo que se resistió a cumplir los horarios de la cárcel e incluso se negó a reconocer su condición de detenida. Además indicó que a Benini le realizaron un diagnóstico por ataques de esquizofrenia. Tras ello la vio desmejorar y no pudo adaptarse a un trabajo durante 1982.

Los testimonios de los hermanos

Posteriormente continuaron los testimonios de los hermanos de Mónica Fernández. El primero fue el de José Luis Fernández quien contó brevemente como fue el secuestro de su hermana cuando él tenía 14 años. Escuchó que golpearon la puerta de su casa y dijeron que venían “del Ejército Argentino” a buscar a su hermana. “Después que se la llevaron pasaron seis meses hasta que supimos dónde estaba”, agregó.

Luego sumó su testimonio Alejandro Fernández, el otro hermano de Mónica. También tenía 14 años al momento de secuestro, esto confundió al juez, dado que no sabía que los dos hermanos varones son mellizos. El testimonio de Alejandro también fue breve y describió ver personal con uniforme militar y con armas. Ninguno de los dos dijo haber conversado mucho de este tema con su hermana hasta el día de hoy.

Los primeros testimonios de la defensa

Promediando la audiencia se estableció comunicación a través de video-conferencia con el Consejo de la Magistratura en la ciudad de Buenos Aires. Desde allí brindó testimonio Heriberto Justo Auel, militar retirado y profesor universitario que, propuesto por el Dr. Gerardo Ibáñez, fue presentado para que describa el orden de mando que existe en el ejército. Durante poco más de media hora, Auel recibió preguntas de Ibáñez pero también de la fiscalía y del tribunal. Describió los cambios que hubo en la doctrina militar en los años 60, pasando de la organización alemana a la “americana” donde surgirían las planas mayores que ampliaron, según Auel, las posibilidades de especialización del ejército. Dio la sensación que el objetivo de este testimonio fue justificar que los delitos denunciados sólo podían ser realizados bajo órdenes de superiores, al mismo tiempo que se intentó presentar que esas “órdenes de superiores” podrían no haber existido dado que, según Auel, “es posible que se quebranten las órdenes militares pero es poco probable”. Una pregunta importante que realizó el tribunal tuvo que ver con la existencia o no, en el código militar, de realizar juicios militares contra civiles, a lo que Auel respondió que el código no lo habilita. La última pregunta provino del cuarto juez, el Dr. Lemos quien consultó si el ejército recibió influencias de las técnicas francesas implementadas durante la guerra de Argelia. Auel respondió que se tomaron no solo esas experiencias sino todas las del mundo en ese momento, dado que el ejército actualiza sus prácticas según lo que surge en otros lugares.

Testimonios a favor de Walter Grosse

En la última parte de la audiencia se reprodujeron cinco videos con testimonios obtenidos durante el primer tramo del juicio realizado en 2014. Los cinco relatos presentados intentaron demostrar que, el capitán retirado Walter Jorge Grosse, estuvo enfermo de hepatitis en el momento de los secuestros producidos en 1977. Se reprodujeron los testimonios de María Eugenia Viera, Inés Elena Pérez del Cerro, Miguel Ángel Scheurer, Carlos Benito Kunz, y Miguel Angel Tumini. Los cinco coincidieron en la hepatitis contraída por Grosse en 1977 pero no pudieron precisar exactamente en qué momento del año habría tenido esta enfermedad. Del mismo modo se recordaron las preguntas que se le realizaban a los testigos que trabajaron en el ejército durante esa época (Scheurer, Kunz, y Tumini) sobre la necesidad de que la licencia por enfermedad debiera estar en el legajo personal del imputado.

Quedó la sensación que falta poco para la finalización del juicio ya que iniciaron los testimonios de la defensa y restan pocos testimonios de las querellas y fiscalía. Fue una audiencia con mucha presencia de público, sobre todo en la instancia testimonial de la familia Fernández. La próxima audiencia tendrá lugar en el Tribunal Oral Federal de Mar del Plata el viernes 21 de septiembre./ Agencia Comunica y Radio Universidad (FACSO)