Ciencia

Veganismo y  tradiciones

La odisea de ser vegano en los almuerzos familiares

Cada vegano/a tiene su propia experiencia, pero cuando se trata de reacciones todos coinciden que no suelen ser buenas y que en los encuentros familiares estas afloran aún más.

Nota almuerzo
Según la Unión Vegana Argentina (UVA) un  12% de la población  bajó el consumo de carnes.

María Luz Moyano  - Agencia Comunica

06/09/2022

Grandes, chicos y adolescentes. Cada vez son más las personas que no comen carnes y que lo eligen como una práctica cotidiana o filosofía de vida. En la actualidad en Argentina, según la última encuesta que realizó la Unión Vegana Argentina (UVA), señala que la población vegana y vegetariana creció de 9% a 12% en 2020 en el país. Entre ellos en su gran mayoría el 52% son mujeres y tan solo el 48% son hombres y varían entre los 35 y 49 años.

En los últimos años, el veganismo y el vegetarianismo han impactado enormemente dentro de la población Argentina en materia económica, política y cultural. Hoy por hoy es muy común tener un amigo/a o un miembro de nuestra familia que es vegetariano o que está transicionando al mundo del veganismo. 

Sin embargo, poco se habla de lo que implica ser vegano y de la gran odisea que es para cada uno de ellos los almuerzos con la familia, los cuales son desde hace años una de las tradiciones más comunes. Para muchos de ellos, este momento familiar implica estar preparados en varios aspectos que van desde lo emocional hasta lo social. 

A nivel psicológico en muchos momentos de su vida puede ser muy agotador ser vegano/a o vegetariano/a. A menudo durante los encuentros familiares, suelen ser acosados de parte de algún miembro o de alguien que se encuentre en su entorno, provocando desconfianza o incomodidad, debido a la metralleta preguntas a la que se encuentran expuestos.

Andrea Moyano, tiene 44 años y lleva seis meses de transición al veganismo. En su experiencia personal durante los tres años que lleva en el vegetarianismo explica que ha pasado por una serie de burlas y de chistes de mal gusto por no comer carne. “Son situaciones incómodas y realmente desgastantes porque no logran o no quieren entender que es una elección de vida.”

La licenciada Julia Ordoñez, psicóloga, indica que quienes no están bien informados sobre el veganismo “discriminan todo lo nuevo o no lo aceptan, porque implica aceptar que el otro toma decisiones que no tienen que ver con los valores de la misma familia”.

Sin embargo, esto también deriva a la exclusión social de parte del entorno familiar, al punto de sentirse desplazadas y excluidas a la hora de pensar si asistir o no. Uno de los principales motivos es la falta de empatia que demuestran o la poca flexibilidad  que hace que en algunos casos sea una verdadera tortura tener que participar de dichos encuentros. 

“Antes no me gustaba ir, sentía como que no pertenecía porque no podía comer nada y nadie hacía nada para que yo pudiera comer. Esas actitudes no me hacían sentir muy involucrada. Entonces trataba de no ir.”, confiesa Micaela Villegas quien hace 6 años que es vegetariana y se encuentra actualmente en el periodo de transición al veganismo. 

Así mismo, otro factor muy importante que no se tiene en cuenta durante las reuniones familiares es el hecho de que durante las mismas surgen ciertas situaciones que pueden ser delicadas,  al punto de poner en riesgo las relaciones emocionales con los familiares. 

Incluso, todo este cúmulo de sensaciones, puede derivar situaciones más comprometedoras a nivel social, al punto de inducirlos al consumo de derivados de animales con el propósito de evitar momentos de tensión o de discusiones que atenten contra el propósito de pasar el “dia en familia” y además, obligarlos a incluirse y no ser desplazados. 

“Me ha pasado y me sigue pasando que a veces si no te llevas algo te ves obligado a comer algo que no quieres, porque algún miembro de la familia no te incluyó en los planes de que comer y dio por sentado que vos te preparas y te llevas tu propia comida.”, manifiesta Belen Calisaya, de 27 años.

Así mismo, agrega que muchas veces esto sucede también por la falta de información que muchos suelen confundirlo con el vegetarianismo, motivo por el cual es común que se les ofrezca ensaladas típicas que contienen derivados de animales. Esto último, también contribuye a la presión social de tener que consumir obligatoriamente un producto que no quieren para poder comer y no quedarse mirando. 

Por su parte, Ordoñez indica que “es muy difícil en la adolescencia desoír comentarios de los padres y que eso no impacte”. No obstante, agrega que es cuestión del tiempo para que ese familiar entienda o acepte que es una decisión y una elección alimenticia de cada uno y que eso no tiene que ser motivo de atención durante una comida.

En definitiva, ser vegano o vegetariano puede implicar muchas dificultades en el ámbito social. Familia y veganismo no siempre suelen llevarse bien, a pesar de que este estilo de vida está cada vez más presente entre hombres y mujeres . Sin embargo, tenemos que tener en cuenta que aún sigue atado a una serie de mitos que suelen ser repetidos por algunas personas que no se encuentran bien informadas.