Zum/ Infancia inmigrante
El sistema escolar argentino es un desafío para los niños y niñas bolivianas
Los alumnos de nacionalidad boliviana que asisten al Colegio Mamerto Esquiú experimentan dificultades para insertarse en un sistema educativo diferente al de sus países de origen. La inserción requiere esfuerzo pero culmina con éxito
Raúl llegó de Bolivia hace dos años y cursa tercer año en el colegio Mamerto Esquiú, en el barrio Provincias Unidas, de Olavarría. El primer año necesitó apoyo escolar en clase y fuera de ella pero ahora ya es abanderado. Esquiú es el colegio de Olavarría con mayor cantidad de alumnos inmigrantes. Provienen de Perú, Chile y República Dominicana pero la mayoría son de Bolivia y cada año llegan a la institución unos cinco estudiantes de ese país limítrofe.
Alexia Mentasti es la orientadora educacional del colegio. Asiste a todos los alumnos que presentan dificultades durante el aprendizaje. Muchos de ellos son los niños bolivianos, quienes suelen experimentar mayores complicaciones que los argentinos o el resto de los inmigrantes porque el sistema educativo de Bolivia es distinto al nacional.
Milena y Rocío son hermanas. Tienen siete y 10 años y sufren muchas dificultades económicas y pedagógicas. Para superar las trabas en el aprendizaje deben esforzarse el doble. "Les damos atención personalizada y también en contraturno y así rompemos las desventajas que puedan tener", detalla Mentasti. Micaela, de 8 años, no tuvo la misma suerte. Llegó al país en mayo del año pasado pero repitió "porque no podía seguir la clase. Las maestras decían que no les entendía", según explica la orientadora educacional. Pero al recursar todo cambió. "De manera sorprendente al año siguiente resultó ser muy buena alumna", celebra Mentasti.
Las familias que llegan desde el país andino vienen, generalmente, de situaciones complejas de vida como el desempleo y la pobreza. En Olavarría se instalan en las casas de sus familiares hasta que consiguen trabajo. Luego construyen sus propias viviendas y continúan el círculo de ayuda brindando hospedaje a sus nuevos compatriotas aunque no todos se quedan a vivir en la ciudad. Mentasti observa que al comenzar el año lectivo se produce una gran movilidad de chicos que abandonan la escuela o regresan a ella después de unos años.
Esa rotación es uno de los aspectos que complica las cosas. La problemática radica en una cuestión de fondo: se trata de dos sistemas educativos diferentes. "Los niños de Bolivia aprenden a escribir con letra cursiva mientras que en el sistema de educación argentino se utiliza la imprenta mayúscula. Esta dificultad junto a las diferencias en el vocabulario dificultan el aprendizaje, la comunicación y hacen que su rendimiento decaiga. Muchos deben repetir el año para nivelarse y terminan de adaptarse recién al año siguiente". Por esta razón, los niños bolivianos reciben mayor apoyo personalizado dentro y fuera del aula.
A Miguel le cuesta adaptarse al modo de vida de Argentina. Si bien en sus pruebas obtuvo entre ocho y 10 puntos dice tener dificultades apenas iniciado su tercer año. "Me cuesta a veces entender a la maestra porque las palabras que usa son diferentes a las nuestras", confiesa tímidamente. Milena y Rocio tienen siete y 10 años. Ambas estudiaron en Esquiú y tuvieron dificultades en el aprendizaje. El apoyo escolar de las maestras fue fundamental para suavizar las desventajas con las que llegaban de Bolivia.
El año en que llegan los niños inmigrantes a la escuela suele ser un año "perdido", según Mentasti, porque el cambio es muy grande y la mayoría no logra adaptarse. Lo sorprendente, para la orientadora educacional, es que al año siguiente el rendimiento que adquieren los niños es muy bueno hasta el punto de que algunos son abanderados. "Les cuesta entendernos porque hablamos rápido a diferencia de ellos y diez de nuestras palabras son diferentes a las que usan ellos" explica Mentasti. Adaptarse a nuevas formas de vida no es fácil para niños ni adultos pero el empeño y las ganas de progresar son las lecciones que mejor aprenden y en las que nunca se quedan atrás. /AC- FACSO