Notas

Presentan el libro “Historias rotas. Locura y suicidio en las cárceles de la dictadura”

Un libro que pone al descubierto la tortura psíquica de los genocidas

Las periodistas Silvana Melo y Claudia Rafael cuentan en 300 páginas historias de tortura psicológica  a detenidos políticos en varias cárceles de la Argentina. Un nuevo testimonio de la crueldad de los genocidas.

caseros

21/3/2025

La perversidad de quienes personificaron la dictadura militar en nuestro país fue tal que, también de manera planificada, se ocuparon de aniquilar la salud mental de los detenidos políticos alojados en cárceles. A la tortura física se sumó un plan sistemático para destruir la salud mental de varias personas. Sus historias están narradas en el libro que presentarán las periodistas Silvana Melo y Claudia Rafael, quienes concentran en su relato historias de detenidos que, en algunos casos, hasta llegaron al suicidio. “No era un carcelero aburrido que hacía estas cosas. Fue un plan que se convirtió en una máquina de enloquecimiento”, sintetizan.
El libro se denomina “Historias Rotas. Locura y suicidio en las cárceles de la dictadura” y será presentado en la Mutual “Carlos Alberto Moreno” el próximo sábado 22 de marzo a las 19.30 horas. La actividad es organizada por la APDH Olavarría en conjunto con la Comisión por la Memoria de Olavarría.
Las páginas abordan lo que las autoras definen como un plan para la destrucción psicológica a través de la manipulación de la salud mental de los detenidos. En sus casi 300 páginas, recorre 14 historias de presos políticos, algunas de las cuales terminaron en el “suicidio”.
Cada capítulo se centra en una persona: Eduardo Schiavone, Jorge Toledo, Edgardo Guerra, Susana Benini, Gabriel "Tordito" de Benedetti, Benjamín Taub, Jorge "Chiche" Veiga, Roberto Pasucci, Cristina Taminelli, Heriberto "El Pata" Macedo, Ramón Holsbach, Lucía Briones y René Coutaz.
En diálogo con Agencia Comunica, Silvana Melo recuerda que la idea del libro surgió después de un acto en la plazoleta donde estuvo la cárcel de Caseros, que fue demolida. La plazoleta lleva los nombres de Eduardo Schiavone y Jorge Miguel Toledo, una persona a quien Silvana conoció. La cercanía con la historia y el acercamiento a otros relatos similares las llevó a investigar sobre un tema sobre el que hay pocos datos, con lo cual el libro se constituye en un valioso aporte a la reconstrucción de hechos desconocidos, pero tan macabros como todos los ejercidos por los genocidas.
“Hubo un plan para enloquecer a determinada cantidad de presos políticos. Algunos se suicidaron adentro de las cárceles. Fueron personas que entraron siendo jóvenes, llenos de sueños, con ganas de cambiarlo todo y cuando salieron, fueron deshechos humanos, absolutamente destruidos psicológica y físicamente”, narró Silvana Melo.

Hicieron cosas que no son picanas, pero que te enloquecen y generan un gran malestar físico y psíquico”.

La ardua investigación en torno al tema se traduce en un libro con historias tremendas: “no era un carcelero aburrido que no sabía qué hacer sino un plan sistemático. Por ejemplo, había gente que nunca había tomado psicofármacos, pero en el contexto estaban deprimidos y entonces les daban pastillas, los ingresaban al mundo del psicofármaco. Le daban muchos, después se los quitaban de manera abrupta, o le daban otra droga. Las personas no podían dormir, eso los enloquecía. Si reaccionaban de manera que resultaba inapropiada, los mandaban a celdas de castigo, donde hasta les echaban agua para que no puedan ni sentarse ni acostarse. O les ponían una comida riquísima, la hacían oler en medio del hambre y se la sacaban. Hicieron esas cosas que no son picanas, pero que te enloquecen y generan un gran malestar físico y psíquico”.
Las historias son macabras. Silvana adelanta el caso de una persona que “tenía una financiera en calle Corrientes. Estaba detenido porque decían que había financiado la guerrilla en otros países. Cuando llegó a Caseros pesaba más de 100 kilos, era diabético. Pasaban de no darle de comer a ponerle una lata de dulce de batata y una cuchara, que era como darle cianuro a una persona sana. Lo llevaron a un coma diabético. Esa persona murió a los 5 meses de salir”.
Tanta crueldad no era casualidad y tenía un fin concreto: “el objetivo era disciplinar y que se vea qué les pasaba a los que osaban cambiar algo. Para los que quedaban vivos, la consigna era ´de acá van a salir locos, putos o quebrados´ . Que todos tuvieran vergüenza de ellos y el ejemplo de que a nadie se le ocurriera hacer ningún tipo de revolución”.
El libro -publicado por la editorial Punto de Encuentro- ya fue presentado por las autoras en la primera "Feria del Libro de Derechos Humanos", realizado en la ex ESMA, lo que resultó un hecho “sumamente emotivo”.
Y además, para la conocida periodista olavarriense, presentar este libro en el contexto actual “es un acto de resistencia. A pesar de todo, estamos de pie y vamos con un libro donde se dicen cosas que no se sabían. Creo que es una manera de que haya otro discurso”, finalizó Silvana Melo.