Ayudar como bandera
La crisis es grave. Alimentos y medicamentos, todo hace falta. Los comedores comunitarios no dan abasto y buscan en el Estado una respuesta que no logran encontrar. Desde la Mesa de Emergencia y diferentes comedores y merenderos de Olavarría , cuentan cómo están atravesando esta situación.
Santiago Garralda-Agencia Comunica
Vecinos y vecinas de la ciudad recurren habitualmente a merenderos y comedores comunitarios al no alcanzarles el sustento económico para sobrevivir. En ellos encuentran una cobija, una caricia a sus almas desprotegidas y olvidadas por el Estado. Hoy, la realidad es peor y los consume: en comedores como “Pocho Lepratti” –ubicado en el barrio Provincias Unidas- tienen más gente que antes de la cuarentena para abastecer, “cerca de cincuenta familias, que serían alrededor de 170 personas del barrio y de otros también”. Están colgando de un hilo, haciendo “malabares” para sobrellevar como sea el momento negativo que están atravesando. Se están manejando con el sistema de viandas, en el que respetando las medidas de higiene cada familia se acerca llevarse su comida.
El panorama es asfixiante, desalentador y crítico. Desde la Mesa de Emergencia se trata de cubrir todas las necesidades posibles –no sólo alimentos, sino también medicamentos y ropa-, a fuerza de pulmón y donaciones. El contexto ya era difícil antes de la cuarentena, ahora Lorena –integrante de la Mesa de Emergencia- manifestó que es “terrible”, porque “todos los días se agrega gente, es a nivel general”. Una de las razones del incremento de recurrencia hacia la Mesa de Emergencia y distintos comedores y merenderos de la ciudad, es la situación compleja que viven los diferentes barrios.
Por ejemplo, Barrio Matadero y Barrio Belén son dos que están atravesando una etapa muy compleja: allí se encuentra el merendero “El ángel de la Bicicleta” – se reparten las donaciones que reciben por casas- y el comedor “Vecinas organizadas”- que pese a sus propias necesidades, realizan viandas para todo aquel que lo necesite -. En este sentido Lucrecia Álvarez, colaboradora de estos lugares, sostuvo que “no se alcanza a abastecer. Lo que da el municipio es muy poco y está mal organizado. No alcanza porque muchas de las familias de ahí se manejan con changas y con todo esto quedaron fuera”.
Por otro lado, Martín Roldán -integrante de la Comisión directiva de la Sociedad de Fomento Provincias Unidas, que coordina el comedor “Pocho Lepratti”- reflexionó sobre la situación actual y asiente que si bien la crisis se agudizó, también creció de manera fantástica la solidaridad de las personas y que gracias a eso pueden seguir manteniendo en pie su comedor. Sobre este punto coinciden todos; rescatan la cantidad de gente que se ha sumado con distintas donaciones ya sea a la Mesa de Emergencia o colaborando de alguna u otra forma con los comedores y merenderos.
Finalmente, hay otra coincidencia: la falta de comunicación y ayuda del Municipio. Hoy, brillan por su ausencia. Las veces que se han querido comunicar ha sido en vano, nadie responde y si hay colaboración, es mínima en comparación a la demanda que tienen. Hay chicas, chicos, madres, padres, abuelos, que tienen hambre y su único alimento es el que le proporcionan los distintos comedores de la ciudad. Hay también, personas que necesitan sus medicaciones de manera urgente y no han cobrado ni un solo peso. Las donaciones ayudan a que esto se logre, pero a cuenta gotas. Saben que la situación actual es inquietante y difícil, por lo tanto una rápida ayuda de las autoridades es de suma importancia. Mientras aguardan su despertar, siguen confiando en la solidaridad del pueblo y en sus colaboraciones.