El merecido lugar en la historia
La copa del mundo es argentina. La Selección Nacional de fútbol venció al último campeón y el oro se queda en casa. Los festejos y las emociones se vieron en todo el país. Aquí te mostramos los locales.

Fernanda Alvarez - Agencia Comunica
Fotos: Dante Lartitigoyen
El festejo y el alivio. La preocupación y la euforia del último gol. El llanto contenido y el derramado: cuando perdíamos, cuando ganábamos, cuando las figuras eran francesas y no argentinas. El rezo pidiendo y el rezo agradeciendo. El gol, la magia, la gambeta, el ídolo, los ídolos, el equipo, la garra, el juego, el “nos lo merecemos!”.
Parecía el sufrimiento de la historia argentina cotidiana plasmada en una cancha en el otro extremo del mundo.

Que Dios existe, que es argentino. Que se llamaba Maradona y que ahora es Messi. Que el corazón aguante, que la transpiración, que las lágrimas, que basta de cantar “Muchachos ahora nos volvemos a ilusionar”, que mejor volvamos a cantarla…Los 90 minutos más vividos, más sufridos, más festejados y llorados. Los 30 minutos de alargue más sufridos, mas festejados y llorados. Los penales más gritados. Y celebrados!
Argentina y el fútbol, esa pasión inentendible en otros países. Y apenas comprensible para nosotros, que somos hinchas de la Selección y orgullosos de nuestra propia hinchada. La Scaloneta, el Diego en el cielo, el Mesías en la tierra, la originalidad y la viveza criolla. Todo eso y más.

Vivimos un domingo con todas las emociones. Fuimos felices un rato. Festejemos unos días esa alegría que nos merecemos y se merecen los que pusieron juego, confianza y fútbol. Desde el tercer mundo, hacemos historia.










