Drogas y narcotráfico
Operativo Bandera Blanca: incautación de un cargamento de cocaína valuado en 300 millones de pesos
En un procedimiento en Las Flores, la Policía Bonaerense incautó 370 kilos de cocaína. Marcelo Sobrino, Fiscal General del Departamento Judicial de Azul, contó los detalles del operativo en Radio Universidad. Además, el Dr. en Antropología Marcelo Sarlingo analizó el consumo de drogas como una problemática social.
¿Qué implica este operativo?
Implica hacer un cambio en la forma en que se llega a la droga. Esta modificación surgió a través de conversaciones y líneas directas de política criminal de la Procuración General de la Corte a cargo del Doctor Julio Conte-Grand. Concretamente en el marco de visitas que tuvo a este Departamento Judicial en junio de este año, donde empezamos a conversar las características de nuestra región para repensar cómo hacer para llegar a la droga. Hasta el momento, la información siempre llegaba a través de una sola posibilidad y la investigación termina siendo urbana: a través de la policía que trabaja específicamente en el tema de estupefacientes. La idea es que todas las fuerzas policiales puedan llegar a investigar y prevenir el tráfico de estupefacientes. Más allá de la investigación específica que realizan las personas que trabajan en este tipo de tráfico. Por eso se amplió esto a la patrulla rural, considerando que tenemos un departamento netamente rural. Así como también hay muchas rutas nacionales, provinciales y caminos locales.
El 15 de junio realizamos una reunión con el Comisario Jorge Ferrari, coordinador a cargo de patrullas rurales, y bajamos el lineamiento a fines de que se den instrucciones para prestar atención al posible tráfico de estupefacientes en la zona rural. A partir de esta medida se intensificó el control y cuando obtuvieron el dato de una camioneta que había evadido un control policial por caminos rurales se comenzó el procedimiento para seguir a ese vehículo. Por supuesto, sin saber que se iban a encontrar con esa enorme cantidad de estupefacientes. Sí con la visión y la preparación necesaria para observar la posibilidad de que exista tráfico de drogas en los caminos rurales. Encontraron la camioneta dentro de un campo con un desperfecto y las personas se habían dado a la fuga. Luego lograron detenerlos y realizaron una requisa de urgencia respecto del contenido de las bolsas que llevaban en el vehículo.
¿La enorme cantidad encontrada de estupefacientes fue casualidad o parte de un trabajo preliminar?
Los datos respecto a las avionetas ya los teníamos, se estaba trabajando en ese sentido pero no se sabía exactamente en qué lugar esperaban la avioneta. Lo que se hizo fue un control específico porque se sabía que podía existir el tráfico en la zona. La cantidad llama la atención y lo mismo sucede con el tipo de sustancia, que es cocaína. El operativo anterior más grande que se realizó en este departamento judicial se trató de 1000 kilos de marihuana, se hablaba medio millón de dólares al valor del dinero actual. En este caso se trata de 378 millones de pesos, por lo que se trata de un golpe financiero muy importante al narcotráfico.
El seguimiento, la detención y la incautación fueron llevados a cabo por el comando de las patrullas rurales. Luego se llevó el cargamento al destacamento de Rosas, allí se solicitó la participación de la Policía Federal para que llevaran a cabo el pesaje y la determinación de la sustancia de la que se trataba. En un primer momento se pensó que había tanto cocaína como marihuana, pero luego del control se llegó a la conclusión de que sólo se trataba de cocaína. El cargamento primero se resguarda en un lugar determinado porque tiene que acompañar toda la causa como prueba principal del delito. Recién cuando finaliza ese proceso se lleva a cabo la destrucción. En la mayoría de los casos se realiza una quema genérica.
¿Ya se conocían hipótesis o se generaron a partir de este operativo sobre cómo es el comercio de estupefacientes en nuestra región?
No tenemos una información precisa, tenemos los datos de la realidad. En el Departamento Judicial de Azul hay un cruce importante de rutas nacionales y provinciales y caminos rurales en los 11 distritos que forman parte del mismo. Sí sospechamos que intentan distribuir la droga desde esta región y utilizar caminos rurales para llegar a las grandes ciudades. Por todos los datos que se tienen suponemos que esto se produce vía aérea. Al encontrar una bandera blanca entre los elementos incautados, se presupone que se utilizaba como señalización de una avioneta, más allá de que nadie vio una avioneta. El tema es actuar no solamente por el dato concreto sino también ante la posibilidad de rumores. A partir de eso se incentivan los controles y se empieza a prestar atención a todos los movimientos. Eso es lo que se hizo en este caso.
¿Se tiene la expectativa de poder terminar en algún momento con este tipo de delitos?
Esto ha ocurrido a lo largo de la historia. Los delitos se siguen cometiendo, en distinto grado o con distinta profundidad. Nuestra política criminal es que la provincia de Buenos Aires, en este caso, no se convierta en un cartel. Es decir que se afinquen en determinados lugares asociaciones ilícitas que trabajen regularmente en la distribución y la comercialización de droga. Lo que se ve normalmente en los procesos es el narcomenudeo, es decir la distribución de pequeñas cantidades. Si empezamos a encontrar sitios de producción de droga el problema empezaría a ser mayor. La provincia no está en ese punto pero sí es momento de dar la lucha para que eso no ocurra. El delito va a seguir existiendo de la misma manera en que siguen existiendo los demás delitos que forman parte del Código Penal.
¿Cuál cree que es el impacto que este operativo ha tenido en esta economía que se está moviendo de forma ilegal?
Los números que mencioné anteriormente hacen mella en cualquier economía. He hablado con los intendentes de las distintas localidades para ver las posibilidades de generar mesas sobre narcotráfico en cada municipalidad. Estamos trabajando para realizar un diagnóstico general de la situación. Porque para poder atacar el fenómeno es necesario hacer un diagnóstico. Desde mi experiencia particular estoy absolutamente en contra de la legalización de estupefacientes.
El consumo de drogas como una patología social
El Dr. en Antropología Marcelo Sarlingo analizó la importancia de modificar el paradigma actual y dejar de pensar en los consumidores de drogas como delincuentes.
¿Cuál es tu opinión sobre la práctica del consumo de drogas?
La problemática de las drogas tiene una construcción histórica ligada a la evolución del sistema en que vivimos y muy articulada a las características de lo que somos como seres humanos. En la psiquis humana todo va cambiando a medida que cambia también el entorno. La modernidad creó un entorno donde se necesita producir constantemente bienes y ampliar los mercados. Para que se pueda acumular capital, necesariamente tiene que haber personas disciplinadas y predispuestas a trabajar. Muchas drogas son mecanismos de disciplinamiento y control social, por ejemplo el café, es el líquido que más se consume en el mundo.
¿Qué sucede cuando se trata de drogas ilegales?
En relación a las drogas, existe una batalla contra ellas y una inversión de las fuerzas de seguridad para tratar de acotar el problema. Con eso nadie puede estar en desacuerdo porque los efectos micro-sociales de las drogas ilegales son muy destructivos, tanto en el organismo como en el tejido social. A nivel mundial, están cambiando los paradigmas de la problemática de las drogas. Es decir, ninguna sociedad deja de marcar y definir constantemente drogas ilegales. Todas las sociedades modernas están permanentemente actualizando algunos aspectos de la caracterización de las drogas ilegales. Lo que está cambiando en el mundo es la consideración de los efectos y las políticas en relación a esos efectos. Cuando se traza una frontera clara entre lo legal y lo ilegal, la persona que produce droga y quien la consume están en un mismo nivel y son considerados delincuentes. Incluso desde el punto de vista de las penas son prácticamente equivalentes. Entonces el gran narcotraficante está a un mismo nivel que una persona que planta una hierba en su casa.
¿Cuál es el cambio que empezó a darse a nivel mundial?
Los usuarios de drogas que tienen un consumo problemática con afecciones físicas y psíquicas, en muchas sociedades ya no se consideran delincuentes. Se consideran enfermos y los efectos del consumo de droga son vistos como una patología social. Por lo tanto, la sociedad no los abandona y la atención y contención de esas personas se transforma en un problema de salud pública. Ya no es la figura del drogadicto como un ser maligno al que hay que combatir y encarcelar. Al contrario, se lo trata como un ser humano que a lo largo de su historia ha tenido un conjunto de problemáticas entre las cuales el consumo de drogas es un desencadenante o un proceso articulado de su historia particular e individual. Por lo tanto se necesita un abordaje desde el punto de vista humano y esa sigue teniendo un lugar en la sociedad.
En este sentido, muchas sociedades plantean el concepto de “reducción de daños”. El cual se basa en el intento de que la persona que tiene un consumo problemático de drogas pueda acceder a las drogas que necesita para vivir de una manera segura. Se busca evitar que deba vincularse con redes ilegales, explotadas por la delincuencia. Inclusive se le presentan alternativas de un camino para salir de la dependencia, para la reinserción social. Aún cuando esa persona tenga un consumo de drogas habitual.
Entrevistas realizadas en el programa "No todo está perdido" de Radio Universidad FM 90.1