Reclamo laboral
“Lo que vimos en el paro es que el Gobierno es astuto en cuidar su base electoral”
Nicolás Damin, sociólogo y doctor en Ciencias Sociales, analiza el impacto de la protesta nacional organizada por la Confederación General del Trabajo (CGT). El profesional advierte sobre la necesidad de poner atención a las medidas que tome el Gobierno en las próximas semanas.
“El paro fue exitoso desde el punto de vista de la CGT porque logró que el Gobierno motorice acuerdos con los gremios del sector privado para actualizar las paritarias y los salarios”, analizó Nicolás Damin, en declaraciones a Radio Universidad. El sociólogo y doctor en Ciencias Sociales hizo hincapié en la logística que implica llevar adelante una medida de fuerza tan amplia y capaz de unir a los integrantes de la Confederación General del Trabajo (CGT). “En la CGT conviven dirigentes de orientaciones ideológicas completamente divergentes. (…) Poner de acuerdo todas esas estrategias genera un mecanismo muy importante”, resaltó. Por otro lado, mencionó la necesidad de observar las respuestas y las próximas medidas del Ejecutivo nacional ante el reclamo. “El Gobierno desplegó una violencia simbólica fuerte contra la huelga pero también facultó a los ministros más hábiles a abrir una mesa de negociación y actualizar los salarios del sector privado. Siempre hay que estar atento a la situación a largo plazo”, detalló.
¿Cómo entendés que se llegó a un paro exitoso?
El paro fue exitoso si uno lo mira del punto de vista de la CGT porque logró que el Gobierno motorice acuerdos con los gremios del sector privado para actualizar las paritarias y los salarios en torno del 25%. En cada sector puntual depende del acuerdo que tengan. Por otro lado, se realizó un paro donde participaron la mayoría de los gremios de la CGT, los gremios de la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA) y sectores de la izquierda política y sindical. Creo que este paro, a diferencia de los dos anteriores que realizó la CGT contra las medidas del Presidente Mauricio Macri, se destacó por el nivel de acatamiento que tuvo en los diferentes gremios.
Lo que se vio fue que las seccionales que tienen los gremios en las ciudades se movilizaron mucho por el paro. Es cierto que no hubo concentraciones populares pero la gente no fue a trabajar. Eso demostró la fuerza social que mantiene la CGT, con aproximadamente 4 millones de afiliados, y el poder que tiene para forzar al Gobierno a rever las tasas cuando la mitad de los ministros y el Jefe de Gabinete se pronunciaron en contra de eso.
Se hablaba de que un paro requiere de mucho tiempo de organización, ¿Cómo se organiza este tipo de medida?
Cualquier tipo de actividad requiere de una organización. Si uno quiere organizar un paro donde van a participar al menos 4 millones de personas se necesita mucho esfuerzo. Recordemos además que se realizó en el marco de la ley, la huelga es legal porque está respaldada por la Constitución. Es importante tener en cuenta que en la CGT conviven, desde 1930 cuando se fundó, dirigentes de orientaciones ideológicas completamente divergentes. Muchos se referencian con el peronismo, pero también hay personas que pertenecen al radicalismo, a diferentes grupos de izquierda o están ligadas al socialismo. Es decir que conviven todas las ideologías que existen entre los trabajadores argentinos. Poner de acuerdo todas esas estrategias genera un mecanismo muy importante. Además, la logística de movilizar tantos millones de personas genera la necesidad de hacerlo de forma planificada.
Si hay algo que ha caracterizado al sindicalismo de la CGT a lo largo de su historia es que ellos priorizan la disciplina interna por sobre todas las otras cosas. Como la CGT es consciente de la fuerza y el poder social que tiene, también sabe cómo usar ese poder. Prioriza diferentes instancias de presión, negociación y búsqueda de intereses específicos. Eso es lo que a veces no se ve en los debates en la televisión donde hay un dirigente de la CGT y un dirigente de otro sindicato que no tiene tanta fuerza social. No hay que olvidar que la fuerza social que tiene el gremio responde a su actividad. Hay actividades que son estratégicas. Por ejemplo, si se para el transporte, la industria o el petróleo tiene un impacto enorme para el país. Pero, por ejemplo, si paramos los docentes universitarios, el impacto que tiene en la vida cotidiana del país es mucho menor. Por eso nuestros sindicatos tienen menor fuerza relativa que otros.
El punto central es que los sindicatos que están en la CTA son generalmente de origen estatal y en esta estrategia de desarrollo que ha elegido el país votando al presidente Macri, estos sindicatos no tienen tanta fuerza como los privados. Lo que se demostró en este paro es que el Gobierno baja la apuesta para reducir el salario estatal y habilita a que los sectores empresariales privados puedan acordar, en los casos que tengan rentabilidad, aumentos mayores en el poder adquisitivo. Es decir, fractura al movimiento de los trabajadores entre privados y estatales. Pero como en última instancia somos todos trabajadores, eso presiona desde las bases a algunos gremios a aceptar mejorías puntuales en detrimento de una reflexión colectiva.
¿Considerás que al Gobierno le preocupa el nivel de adhesión al paro?
Como sociólogo siempre tiendo a prestar menos atención en el discurso y más atención en las cosas que se hacen. No tanto en las declaraciones que salen en los diarios sino en las reuniones que se hacen el día después. Siempre recomiendo pensar y ver qué es lo que realmente pasa y no lo que se dice. Porque puede pasar que se diga una cosa y que se haga otra. El paro demuestra que en el Gobierno hay más de una estrategia en el frente sindical. Hay algunos ministros que quieren dirigir determinada política y hay otros que quieren dialogar. Lo que vimos en el paro es que también el Gobierno es astuto en cuidar su base electoral. No olvidemos que de la base electoral del gobierno hay una parte importante de sus votantes que no tiene ningún interés en la mejora de las condiciones de los trabajadores básicamente porque pertenecen a otros sectores sociales.
El Gobierno desplegó una violencia simbólica muy fuerte contra la huelga pero, por otro lado, facultó a los ministros más hábiles a abrir una mesa de negociación y actualizar los salarios del sector privado. Es por eso que no me quedaría tanto con las declaraciones ni con lo que pasó. Además siempre desde la sociología no se busca mirar lo que pasa un solo día sino todo en su conjunto, lo que viene pasando y cómo evoluciona en las próximas semanas. Puede ser que hoy el gobierno faculte a ministros para ampliar las paritarias y que la semana que viene la interna del Gobierno se reúna y que pida congelar todo. Siempre hay que estar atento a la situación a largo plazo.
¿Cómo afecta el avance tecnológico y el cambio de las demandas sociales en relación a la representación gremial y su fuerza de acción?
Sin dudas es el debate central que hoy está surgiendo en todo el mundo. El cambio tecnológico impacta en el trabajo desde el comienzo de la historia, no es un tema nuevo. Tampoco hay que alarmarse demasiado porque puede haber un gran impacto tecnológico pero puede generar oportunidades laborales en otros sectores de la economía como ha pasado a lo largo de la historia.
Lo que genera gran preocupación en la actualidad es no detectar qué otras posibilidades laborales o de vínculo social se podrían generar en este contexto en el cual la automatización de la economía está creciendo a velocidad pocas veces vista en la antigüedad. Esa discusión es vital y estoy de acuerdo con que hay que discutirlo. La tecnología en el mundo del trabajo no tiene que ser sólo pensado desde el punto de vista del trabajador sino también desde el propio empresario y desde el propio Estado. Es una discusión mucho más amplia que si no se toma a tiempo puede tener un impacto muy negativo porque puede evitar que la gente aprenda otros oficios y pueda generar otras estrategias de búsqueda económica.
¿Cómo ves la discusión de los trabajadores que se denominan “de la economía popular” que buscan conformarse como una institución gremial más?
Ese es un debate que viene de muchísimo tiempo y después de la crisis del 2001 ha tomado un vigor muy fuerte... Nuestro país históricamente tuvo pleno empleo hasta la transición entre la presidencia de Alfonsín y Menem, por lo tanto casi todos los trabajadores se encontraban representados dentro de la CGT. Desde hace 30 años existe un fenómeno de desempleo estructural muy fuerte, que en este momento permanece en un 9% de desempleo pero si se suma el sub-desempleo y quienes ya no buscan trabajo se transforma en el 30% de la población, con lo cual es muchísimo.
Lo que está pasando es que hay un porcentaje grande de los trabajadores que no logra conseguir un trabajo formal porque nuestro país no genera oportunidades estructurales para eso. Un sector de la CGT está de acuerdo con que se incorpore a esos trabajadores y otro sector que no. No es un debate simple y no veo una CGT en la cual los movimientos sociales y la economía social ingresen porque hoy técnicamente no le dan los votos para hacerlo. Porque en el caso de entrar, tendrían tanto peso que diluirían el peso de otros sindicatos. En este momento no sabemos si es posible. Independientemente de eso, es importante que tengan una agenda en la cual puedan cubrir los intereses de todos./ AC-FACSO
Entrevista realizada en el programa "No todo está perdido" de Radio Universidad FM 90.1