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Tres días celebrando la vida

El Encuentro Nacional Rosa encendió la ciudad

El 7° Encuentro Nacional Rosa comenzó este viernes en Olavarría con una tarde cargada de emoción, colores y testimonios de mujeres que superaron el cáncer de mama. Durante el sábado y el domingo, las actividades continuarán con remadas, talleres, charlas y espacios de acompañamiento para mujeres de todo el país.

ola rosa presentacion 4

 Milena Galiano Agencia Comunica

22/11/2025

El rosa lo cubrió todo. Desde temprano, la plaza central de Olavarría se transformó en un territorio vibrante donde la energía parecía brotar desde cada rincón. Las remeras, las banderas, los estandartes hechos a mano y los abrazos largos componían una postal viva que mezclaba emoción, expectativa y alegría que desbordaba.
Así comenzó el 7° Encuentro Nacional Rosa, un evento que volvió a reunir a mujeres de todo el país para celebrar la vida, compartir experiencias y acompañarse con una sensibilidad que pocas veces se ve de forma tan extendida en el espacio público. Lo que se vivió este viernes fue solo el inicio de un fin de semana intenso, cargado de remadas, talleres, charlas y espacios de cuidado mutuo.
En la plaza, las conversaciones nacían con espontaneidad entre desconocidas que, sin embargo, parecían reconocerse desde antes. Un gesto en el hombro, una mirada que se entendía sin palabras, un silencio que contenía. Entre los grupos que se reunían para sacarse fotos estaba Valkiria Rosa, llegadas desde Villa Regina, Río Negro. Doce de sus veinticinco integrantes hicieron el viaje. Algunas habían transitado el cáncer de mama, otras habían acompañado de cerca, y cada una llevaba consigo una historia que se mezclaba con la de las demás.
Betty, una de ellas, hablaba con expectativas y emoción clara: “Para nosotras siempre es una sorpresa. Ya hemos participado en otros encuentros. Y ahora venimos acá con muchas expectativas. Ver cómo se preparan las chicas para recibirnos…” Sus palabras dejaban ver algo que se repetía una y otra vez en la plaza: la emoción de saberse bienvenidas.

rosas paseo

Cerca de las cinco de la tarde, Daniela Bosque, presidenta de Ola Rosa y anfitriona del encuentro, caminaba con expresión atenta, abrazando, saludando, respondiendo preguntas. En su rostro se mezclaban el cansancio suave de meses de organización y una felicidad casi temblorosa. En medio de todo, se tomó un momento para expresar lo que sentía: “Nos sentimos emocionadas, felices, no podemos creer que hoy damos inicio al Encuentro Nacional. Llegó el gran día.”
Había en su voz, cargada de emoción, la certeza de que algo grande se estaba poniendo en marcha.

Un acto de apertura que se sintió como un abrazo

A las 17:15, el acto de apertura ordenó la emoción y la convirtió en ceremonia. El Himno Nacional sonó con un tono distinto, más íntimo, como si la letra encontrara un nuevo sentido en ese contexto de lucha compartida. Muchas mujeres cantaron mirándose unas a otras; algunas lo hicieron con lágrimas que no intentaron ocultar. Luego, el intendente Maximiliano Wesner dió la bienvenida oficial en un discurso que intentó poner en palabras lo que ya se vivía en la plaza: la importancia de que Olavarría fuera sede de un encuentro que es, ante todo, un espacio de acompañamiento y visibilidad.

las valkirias

La agrupación  Valkiria Rosa, llegadas desde Villa Regina.

Después llegó uno de los momentos más sentidos de la tarde: la presentación de las 17 asociaciones presentes. Los nombres resonaron como un inventario de historias y resistencias: Las Rosas del Mar, Amazonas de Córdoba, Rosas del Valle, Rosas del Plata, Lola Rosa, Aiun Kawen, Poderosas Mendoza, y muchas más. Cada agrupación avanzó con su bandera, su estandarte, su símbolo, y la plaza las recibió con aplausos que parecían no agotarse. Fue una alegría colectiva. Un recordatorio de que no hay camino individual cuando se trata de atravesar, acompañar o sobrevivir al cáncer de mama.
La murga Arrebatando Lágrimas coloreó el momento con su baile y su música. Surgieron pasos de murga improvisados, risas, movimientos de brazos hacia el cielo y un entusiasmo que convertía la emoción en celebración.

Una caravana que atravesó la ciudad

Después del acto, la caravana rosa comenzó a recorrer las calles. Avanzó por Vicente López, siguió por Dorrego y más tarde por Rivadavia, en un trayecto que se convirtió en un verdadero desfile de vida. Los bombos marcaban el ritmo y las mujeres caminaban al compás, algunas tomadas de la mano, otras danzando, otras simplemente respirando profundo. Vecinas y vecinos salían de las casas, aplaudían, saludaban con sonrisas amplias o levantaban el celular para inmortalizar lo que estaban presenciando.

caravana rosa
En la caravana convivían generaciones enteras. Todas las sobrevivientes caminaban con la fuerza de quien sabe que estar ahí ya es una victoria. El latido colectivo encendía la ciudad.

El teatro como un reflejo

A las 19:30, el Teatro Municipal abrió sus puertas para recibir la obra El Busto es Nuestro, inspirada en la historia real de dos amigas que reciben un diagnóstico de cáncer de mama. La sala estaba llena y la obra propuso un recorrido que alternaba humor, vulnerabilidad y una crudeza necesaria. Las risas resonaban en alivio; los silencios, como reconocimientos íntimos de experiencias que muchas habían vivido.

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Y sin embargo, lo más conmovedor llegó después. Cuando la obra terminó, empezaron a surgir los testimonios. Una mujer pidió el micrófono y habló. Luego otra, y después otra más. En minutos, el teatro se volvió un espacio íntimo donde el público dejaba de ser público para convertirse en comunidad. Las lágrimas caían sin pudor, las risas suaves acompañaban los relatos y los silencios contenían lo que no siempre se puede decir en voz alta. Fue un cierre profundo, espontáneo e inesperado, que reveló lo que este encuentro significa: un espacio seguro donde la palabra puede aparecer sin miedo.
Este viernes fue apenas el primer capítulo de un encuentro que promete seguir creciendo durante todo el fin de semana. Porque estas mujeres no solo participan. Se encuentran, se reconocen y le recuerdan a la ciudad que juntas la vida tiene otra luz. Y durante tres días, Olavarría se vuelve un poco más rosa, un poco más luminosa y un poco más humana.