Pablo Grunewald y su experiencia en los Juegos Mundiales de Trasplantados
Celebrar la vida dentro y fuera de la pista
El atleta olavarriense compitió en su octavo mundial, realizado en Alemania, donde la delegación argentina obtuvo 32 medallas y se ubicó quinta en el ranking internacional. Con oro en 400 y 800 metros y plata en 1500, Grunewald destacó la importancia de visibilizar la donación de órganos y demostrar que la vida después de un trasplante puede celebrarse plenamente.
Agencia Comunica- Victoria Brauton
03/10/2025
La ciudad de Dresde, en Alemania, se convirtió en el escenario donde más de 2200 atletas trasplantados de 62 países compartieron competencia, historias de vida y un mismo mensaje: la donación de órganos salva vidas. Entre ellos estuvo el olavarriense Pablo Grunewald, representante argentino y referente de la Comisión de Adetra (Asociación de Deportistas Trasplantados de la República Argentina), que volvió al país con medallas, recuerdos imborrables y la certeza de que el deporte puede ser también un acto de agradecimiento.
La preparación había empezado mucho antes de que la delegación pisara suelo alemán. “Las ganas de estar acompañando a la delegación y la ilusión eran muy grandes. Era un país que me gustaba, tenía la curiosidad por conocer”, recuerda Grunewald. No fue fácil: cada deportista debió costear el viaje, la inscripción y los gastos, un esfuerzo que se transformó en orgullo cuando finalmente se concretó la participación.
La delegación argentina estuvo compuesta por 22 deportistas y el resultado superó todas las expectativas: 32 medallas y el quinto puesto en el ranking FAI, una ubicación privilegiada si se tiene en cuenta la magnitud del evento. “Para la Argentina es un logro bastante importante”, señala.
El rol de Grunewald esta vez fue doble: competir y, al mismo tiempo, acompañar al grupo desde su responsabilidad en la comisión directiva. “Fue cansador pero con un gusto enorme. Todos nos pudimos acompañar y llevar muy bien de la manera que lo hicimos. Por supuesto, siempre por delante la bandera argentina”, dice.
En lo deportivo, su performance fue notable. Consiguió oro en 400 y 800 metros, además de una plata en 1500. “Con mucha satisfacción de pensar que uno todavía puede seguir haciendo actividad física y sobre todo de esta manera”, cuenta emocionado.
La experiencia en Alemania también estuvo marcada por la dimensión social y simbólica del encuentro. Los Juegos Mundiales de Trasplantados, que se realizan cada dos años, no solo son una competencia deportiva sino una plataforma de sensibilización. “En realidad nos reunimos y nos convocamos para visibilizar la donación de órganos y el trasplante en todo el mundo. Manifestándonos a través del deporte, pero sobre todo agradeciendo a aquellas personas que hoy no están en nuestras vidas, pero cuyos órganos viven en otras personas que hoy disfrutan de eso”, subraya.
<Dresde, una ciudad que supo ser devastada durante la Segunda Guerra Mundial y hoy se muestra reconstruida y pujante, fue el marco de esta experiencia inolvidable. Allí la delegación argentina dejó su huella, no solo en el podio, sino en el mensaje que llevaron: se puede vivir plenamente después de un trasplante.
Lo que viene para Grunewald es seguir compitiendo en los Juegos Bonaerenses y en pruebas locales y regionales. Pero también mirar más allá: el armado del próximo evento argentino y latinoamericano de trasplantados y, en el horizonte, el próximo mundial en 2027.
“Estos encuentros son para eso: para demostrar que se puede y que la vida después del trasplante merece ser celebrada”, concluye.