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20 de Julio: Día de la amistad

Amigxs, ese lazo de sostén recíproco

Memes, audios de más de tres minutos, abrazos, lágrimas compartidas, ¿qué significa ser amigos o amigas? ¿Es necesario que nos vinculemos con el otro? La psicóloga Lucrecia Aramburu analiza cómo las amistades influyen en nuestra vida, más allá del tiempo y la distancia.

amistas 1 Camila Sosa y Rocio Vergara - Agencia Comunica
20/07/2025

“Amiga, ¿estás?” “Perdón por alejarme, siento que el mundo se me viene abajo” “Gracias por estar siempre, no sé qué haría sin vos”. Mensajes que parecen ser efímeros, que se escriben, que se callan o se borran. La amistad es eso: un campo donde batallan las emociones y priman las sensaciones, donde se celebra o se sobrevive. Aunque, ¿de qué se trata en realidad?

La amistad esencialmente implica una conexión afectiva profunda con el otro, basándose en pilares como la confianza, el respeto mutuo, la lealtad, la reciprocidad. No solo se trata de juntarse y compartir momentos, es mucho más que eso.

“Es el vínculo donde hay un apoyo mutuo, donde se da y se recibe constantemente, donde se está presente tanto en los momentos buenos como también en esos que no son tan buenos. La amistad es ese respeto que se tiene por la individualidad de cada uno”, define Lucrecia Aramburu, licenciada en Psicología.

La amistad implica rodearse de otras personas y profundizar un vínculo, donde se construye una conexión emocional, donde uno es uno mismo sin sentirse juzgado, donde se muestra el lado más vulnerable que posee.

Ese vínculo tiene un impacto inmenso en las personas. En palabras de la especialista, “es un amortiguador de estrés porque reduce la soledad, el aislamiento y aumenta la autoestima”.
Es el sentir cariño y aprecio por el otro, es acompañarse mutuamente en cada uno de los momentos de la vida, “podríamos pensarla como un proceso dinámico que se va transformando junto con nosotros”.

amistad chat

Diferentes etapas

A lo largo del tiempo, los diversos vínculos que las personas enlazan con el otro, van sufriendo cambios. Esas transformaciones se tratan de las distintas etapas de vida y los momentos que se vivencian con el pasar del tiempo.

La licenciada enfatiza que “en la infancia la amistad es más fluida, se basa en el juego compartido, en compartir con el otro. A medida que vas creciendo y llega la adolescencia, se vuelve como un refugio íntimo”. En la adolescencia el fortalecimiento de los vínculos se convierte en un pilar base, porque en ella se encuentra confidencialidad, se desarrolla la confianza, se proyecta un futuro o se idealiza un ¿qué pasaría sí…?

El significado de la amistad va tomando otras formas a medida que las personas crecen, las conexiones y los gustos compartidos cambian, las emociones se profundizan. “En la adultez, las amistades es como que pasan a ser más selectivas, pero más profundas. Los amigos se convierten en cómplices de los desafíos que implica la vida adulta”, señala.

Esas personas que acompañaron durante toda la infancia o la adolescencia, se convierten en un lazo más fuerte al llegar a la juventud. La vida parece hacer un giro de 180 grados y con ello, las relaciones que se conformaron a lo largo del tiempo. Es en la adultez cuando cobra una importancia más fuerte porque “combate la soledad, es una compañía, una red de apoyo emocional. Contribuye también a mejorar la calidad de vida, mantener un propósito”, por eso mismo es que las amistades se convierten en algo muy importante para las distintas etapas de la vida.

El duelo por el abrazo que ya no está

Perder una amistad también es atravesar un duelo, aunque muchas veces no se hable de ello. No siempre hay gritos, ni finales abruptos, a veces simplemente se deja de hablar, de buscar, de estar para el otro. La distancia crece y crece como el silencio: lenta, imperceptible al principio… Hasta que un día, esa amiga con la que compartían todo ya no está, ya no te busca, ni te escribe. Y no sabes bien por qué.

A diferencia de otro tipo de pérdidas, el duelo por una amistad suele vivirse en soledad, no hay ningún tipo de ritual social para acompañarlo, ni palabras armadas para explicarlo. Pero el dolor está: duele la ausencia, la complicidad que se apagó, los recuerdos de los momentos compartidos que se repiten, el hueco emocional que ese vínculo dejó y antes ocupaba.

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Aramburu, explica que “la pérdida de una amistad implica profundizar justamente todos los aspectos complejos que aparecen” cuando se rompe esa conexión especial. Y aunque a veces, por ejemplo, una ruptura puede ser positiva porque el vínculo ya no respetaba la individualidades de cada uno, no deja de lado que ambas partes están atravesando un momento difícil. “Siempre hay que evaluar qué implica la pérdida de un vínculo”, señala.

La amistad, si es verdadera, puede atravesar crisis, las personas pueden enojarse, distanciarse y luego reconciliarse. Pero cuando se rompe del todo, también hay que aceptar que tal vez ese lazo no tenía los cimientos necesarios para sostenerse. “Si se rompe, no sé si podríamos hablar de que había un vínculo de amistad”, reflexiona Aramburu. Porque la amistad real no desaparece ante el primer obstáculo, sino que se transforma y fortalece.

Dejar ir a alguien que formó parte tan importante de nuestra vida es, también, un acto de amor propio. Un cierre silencioso pero necesario, para poder seguir construyendo vínculos más sanos, más recíprocos, más presentes. Y entender que no todo lo que fue en un momento debe permanecer y que, aún así eso no le quita valor a lo vivido, porque sanar ese dolor no es olvidar, es recordar los momentos sin que duelan y con cariño por haberlos experimentado.

Entonces, ¿por qué celebramos el 20 de Julio?

Porque a lo largo de la vida, hay personas que se vuelven hogar. Que nos hacen reír cuando no hay motivos, que nos escuchan sin juzgar, que se quedan incluso cuando todo se está desmoronando. Celebramos cada 20 de Julio porque la amistad, cuando es verdadera, es refugio, es sostén, es alegría compartida, es ese vínculo elegido que nos recuerda que no estamos solos, que hay alguien con quien siempre podemos contar.

Este Día del Amigo es una invitación a agradecer y celebrar, a escribir a esa persona que siempre está, a reencontrarse con quienes valen la pena y poder recordar con amor y respeto a quienes fueron parte del camino. Porque la amistad no se mide en likes, ni en interacciones en redes, sino en los momentos compartidos. Y si hay algo que merece ser celebrado, es ese sentimiento de saber que estamos acompañados por un otro que responde a un “¿estas?” siempre que lo necesitas.