A 10 años del primer “Ni una Menos”
“Olavarría está en emergencia por la violencia de género”
Son treinta y uno los femicidios ocurridos en la historia de nuestra ciudad. A una década del primer grito de “Ni una Menos” sigue la lucha contra la sociedad patriarcal, que resiste y se adapta a nuevas formas.
Rocío Vergara - Agencia Comunica
Pasaron diez años desde la primera marcha. De ese grito feroz contra la injusticia social, para pedir que se termine la desigualdad, el odio y el asesinato de las mujeres por ser. Desde entonces a la fecha, se trabaja sobre la concientización social, llevando el registro de cada uno de los femicidios como forma de visibilizar la violencia machista, sosteniendo en la memoria colectiva lo que no se ve.
Hoy, después de esas voces que gritaron “paren de matarnos” un 3 de junio de 2015, muchas siguen caminando con miedo en la calle. Cuando la avenida está desolada, vacía y oscura, la incertidumbre sigue recorriendo el cuerpo de las mujeres.
No nos fuimos, nos siguen matando
“Creemos responsable al Estado de todo lo que pasa como violencia machista y además lo creemos responsable de la necesidad de erradicarlo, de erradicar la violencia y de prevenirla”, expresa Marianela Da Cruz, con un tono firme.
Desde el año 2020, Marianela Da Cruz milita en el Frente Ni una Menos de Olavarría, un espacio feminista que nace como parte de la red Nacional que lleva el mismo nombre. “El movimiento Ni una Menos, no olvidemos que empieza con una marcha multitudinaria el 3 de junio del 2015, por el femicidio de Chiara Paez”.
Chiara Paez tenía catorce años y un embarazo de dos meses, cuando el 10 de mayo su novio la asesinó y la enterró en el patio de su abuelo. Al día siguiente, en el mismo lugar comió un asado con su familia, mientras todo el pueblo la buscaba. Esto marcó un antes y un después en Argentina, dejando ver la frustración y la bronca del colectivo contra la sociedad patriarcal que replica y justifica actitudes misóginas y machistas.
“La indignación y la bronca fue mucha. Se salió a la calle, se gritó por justicia. Pero fue un quiebre por la convocatoria y por la magnitud del pedido de justicia. Desde ese momento está el Frente Ni una Menos en la localidad”.
El registro: una acción contra el olvido
Según el Observatorio Ahora Que Sí Nos Ven, en Argentina hay un femicidio cada 31 horas. El 85% de los casos el femicida es parte del círculo íntimo de la víctima. El 64% de los casos ocurrieron en la vivienda de las víctimas. El 17% había realizado una denuncia, al menos, y el 10% tenía una medida de protección judicial. ¿Cuántas más tienen que morir para que las mujeres y disidencias dejen de ser una cifra?
La organización olavarriense, integrada por diversas disidencias, sostiene espacios de acompañamiento y contención, así como trabaja constantemente en la concientización social desde el artivismo y la realización de murales en la ciudad. Tiene por objetivo mantener la memoria colectiva, en que el número no se quede en una cifra: es una historia, un nombre y una vida.
“El femicidio es la expresión de violencia machista más extrema que encontramos en nuestras sociedades porque es la muerte de una persona por su género. Lo que se quiere cuestionar desde el gobierno de turno. Hay una persona que cree que puede decidir sobre la vida de otra persona simplemente por ser varón”, mencionó Marianela Da Cruz.
El reclamo continúa años tras año, gobierno tras gobierno, local, provincial y nacional. Pero este 3 de junio el colectivo feminista se encuentra con un contexto adverso, donde el Estado desfinancia programas de género, delimita los espacios de diálogo, elimina el Ministerio de Mujeres, Género y Diversidad y niega públicamente la violencia de género. “Desde las condiciones materiales hasta lo simbólico, tenemos un gobierno que niega la violencia machista, niega la violencia de género. Ese es un acto de violencia en sí mismo”.

En la localidad se sigue pujando por un aumento en cuanto al aporte económico a aquellas disidencias que buscan poder salir de un contexto de violencia de género, “Hoy por hoy la suma, otorgada por el municipio, creemos que no es suficiente”. Por eso es que el Frente Ni una Menos está trabajando sobre dos proyectos para la mejora de la calidad de vida de aquellas mujeres y disidencias: una que propone el aumento del apoyo económico y otra que impulsa la creación de una casa refugio, con el objetivo de crear un espacio seguro, de contención y digno para quienes necesitan protección.
“La realidad es que Olavarría tiene una sociedad violenta. Están los resultados. O sea, no es que las feministas vinimos a inventar estos números. Creo que localmente hay un montón de cosas que habría que trabajar para ver en qué condiciones estamos”, explicó Da Cruz.
Por las que no están
No se permite olvidar. Las que no están tienen un nombre y una historia. Recordar es resignificar a cada una de aquellas voces que ya no pueden hablar, por las que ya no pueden gritar, es sostener la memoria colectiva.
La violencia patriarcal muta, se disfraza detrás de micromachismos, se infiltra en los discursos de odio, en las publicidades de venta de productos que cosifican, en medios que reducen al colectivo a ser un mero expediente judicial.
No era lo que llevaba puesto, no era cuántos años tenía, no era la hora, tampoco si era de día o de noche, ni como hablaba o cómo caminaba, el peligro estaba y está igual. La violencia contra las mujeres y las disidencias no tiene argumento válido, y termina siendo reducida a un mero número o una estadística.
Por eso el Frente Ni una Menos de Olavarría no baja ni quiere bajar sus brazos. Por cada mujer que ya no está, hay miles que se organizan y que acompañan, porque tienen que parar de matarnos. Aunque el dolor no cese, las mujeres quieren gritar “vivas y libres nos queremos”.
“No nos sentimos solas porque nos tenemos a nosotras.Tenemos que empezar a salir por lo pronto a la calle, contra esta crueldad que quieren naturalizar. Es un momento de construcción de un nuevo tipo de resistencia”, dijo Marianela Da Cruz con un suspiro esperanzador.