Entre pantallas y violencias
“Adolescencia”: la serie que expone las sombras de la masculinidad digital
Laura Hoffman, directora del Observatorio de Niñez y Adolescencias, analizó la serie británica Adolescencia, que aborda la masculinidad hegemónica, el impacto de las redes sociales y el rol de las instituciones en las problemáticas de las juventudes.
Agencia Comunica- Brauton Victoria
15/04/2025
"Claramente el protagonista encarna una masculinidad violenta, una masculinidad hegemónica.Eso tiene que ver con una construcción social, cultural, basada en lo que se espera que haga un varón, que ha sido construida históricamente." Declara en el programa En Avenidas de Radio Universidad 90.1, Laura Hoffman, representante del Observatorio de Niñez y Adolescencias de la Facultad de Ciencias Sociales, fue invitada para discutir la serie británica Adolescencia y su abordaje sobre temas cruciales que afectan a los adolescentes hoy en día.
La serie, filmada en un único plano secuencia gira en torno a un niño de 13 años acusado de asesinar a una compañera de clase, a través de una narrativa cruda y una estética impactante, explora la complejidad de la adolescencia, especialmente en lo referente a la masculinidad y las redes sociales.
El protagonista, un adolescente aparentemente tranquilo y retraído, termina siendo un claro ejemplo de cómo la masculinidad tóxica puede llegar a tomar forma desde temprana edad. Laura Hoffman no dudó en señalar que la serie ilustra una masculinidad hegemónica que se construye desde lo que la sociedad espera de los varones, lo que en este caso incluye la violencia como parte de esa construcción de identidad. "Es un niño, un adolescente de 13 años", recalcó Hoffman, haciendo énfasis en que no se trata solo de la representación de un joven violento, sino de cómo la estructura social y cultural genera las bases para esta violencia desde la niñez.
La figura de la masculinidad hegemónica, tan arraigada en nuestra cultura, es, según Hoffman, una construcción histórica que se alimenta de lo que se espera que haga un varón: ser fuerte, dominante, emocionalmente reservado, y, en muchos casos, violento. A medida que la serie avanza, el espectador se adentra en la psicología del protagonista, observando cómo su entorno, incluyendo las expectativas familiares y sociales, lo empujan hacia esa representación estereotipada de lo que debería ser un hombre.
Este tipo de masculinidad se refleja no solo en la vida familiar del protagonista, sino también en su relación con otros jóvenes, y más explícitamente, en su vinculación con el movimiento Incels, una subcultura que nació en los años 90 y que cobra más relevancia con la proliferación de las redes sociales. Este movimiento, que se basa en la idea del "celibato involuntario", apunta a la frustración de los hombres que no logran establecer relaciones románticas o sexuales, y a menudo culpan a las mujeres de su situación. Hoffman explicó que la serie no profundiza en este tema, pero menciona cómo estas ideologías pueden influir en la mente de un joven que aún está formando su identidad masculina. Este tipo de discursos, reforzados por comunidades en línea, propagan la misoginia y fomentan un sentimiento de agravio entre los jóvenes.
En este contexto, Hoffman también hizo referencia a un fenómeno cada vez más presente en la sociedad moderna: la influencia de las redes sociales. Hoy en día, la virtualidad juega un papel crucial en la construcción de la subjetividad de los adolescentes, quienes buscan validación a través de los "likes", los seguidores y los comentarios. Para muchos jóvenes, la cantidad de interacción en línea se convierte en un indicador clave de su autoestima. Y es que las redes sociales no solo exponen a los adolescentes a estos discursos de odio y violencia, sino que también los llevan a vivir su vida a través de una pantalla, con la consecuente desconexión con su entorno cercano, como la familia y la escuela.
Uno de los temas abordados por la invitada en el programa fue la preocupación por la forma en que los jóvenes, influenciados por las redes, reproducen comportamientos dañinos. En este sentido, mencionó un caso reciente ocurrido en Argentina, donde un niño fue víctima de abuso sexual por parte de sus compañeros de clase, quienes justificaron sus acciones al afirmar que habían copiado un "reto" viralizado en Internet. Este caso es un ejemplo claro de cómo los adolescentes están cada vez más expuestos a contenidos violentos y misóginos que circulan en la web. Hoffman advirtió que esto refleja una preocupación aún mayor sobre la falta de intervención de los adultos, tanto en las familias como en las escuelas, para contrarrestar estos efectos.
Este tipo de situaciones también pone de manifiesto la necesidad urgente de un cambio en la forma en que las instituciones educativas y familiares abordan el uso de las tecnologías y el acceso a las redes sociales. Hoffman destacó que, aunque el acceso a Internet y a las redes sociales es casi incontrolable, la intervención desde la familia y la escuela es clave para mitigar los efectos negativos. Sin embargo, como ella misma señaló, muchas veces el aislamiento de los adolescentes en sus dispositivos pasa desapercibido, lo que dificulta la detección temprana de problemáticas como el acoso escolar, la violencia en línea y el consumo de contenido misógino.
En cuanto al papel de la escuela, Hoffman destacó la diferencia que existe entre las escuelas en el Reino Unido, como se muestra en la serie, y las instituciones educativas argentinas. Mientras que en la serie las escuelas británicas se presentan como entornos fríos y distantes, con poco o nulo involucramiento de los docentes en la vida de los estudiantes, en Argentina existen normativas que buscan promover la participación de los jóvenes en la construcción de un ambiente escolar más saludable. "Tenemos regímenes de convivencia donde los chicos participan activamente, y órganos para tratar situaciones de bullying", mencionó Hoffman, sugiriendo que la participación activa de los estudiantes en la prevención es fundamental para generar una verdadera transformación.
A pesar de las diferencias entre los contextos, Hoffman también resaltó la importancia del diálogo constante con los adolescentes y el trabajo conjunto entre las familias, las escuelas y el Estado. Es fundamental que los adultos se involucren en la vida digital de los adolescentes sin caer en la vigilancia estricta, sino más bien ofreciendo un espacio de conversación donde se pueda reflexionar sobre lo que ocurre en línea. El problema no radica solo en el uso de la tecnología, sino en la forma en que los adolescentes se relacionan con ella.
Finalmente, la representante del Observatorio de Niñez y Adolescencias se refirió a los datos alarmantes presentados por UNICEF, que indican que siete de cada diez adolescentes en Argentina han consumido contenidos violentos o machistas en línea durante el 2023. Estos datos ponen en evidencia la necesidad urgente de intervención desde todas las esferas sociales. Hoffman enfatizó que no basta con condenar el machismo, sino que es necesario actuar de manera concreta, tanto en el ámbito educativo como en el familiar, para crear una generación de jóvenes más consciente y crítica frente a las ideologías violentas y misóginas que proliferan en la web.
La serie Adolescencia actúa como un espejo de nuestra realidad, un llamado de atención sobre los peligros que enfrentan nuestros jóvenes en la era digital, y un recordatorio de que la intervención temprana, el acompañamiento familiar y escolar, y la reflexión crítica sobre el uso de las redes sociales son esenciales para prevenir futuros conflictos.