Juicios de lesa humanidad en la Región Centro
“El daño extendido en el tiempo muestra el alcance que tuvo el terrorismo de Estado”
El rol central de la Universidad pública y los medios de comunicación como actores esenciales y activos en el juzgamiento de los delitos de lesa humanidad ocurridos en nuestra región durante la última dictadura.
María José García - Agencia Comunica
02/01/2023
Comenzando el 2023 y con casi un año transcurrido desde el inicio del Juicio “La Huerta”, que inició el 25 de febrero de 2022 en el Tribunal Oral Federal N° 1 de Mar del Plata, resulta importante repasar algunas cuestiones en torno al rol de la Universidad del Centro y de la Facultad de Sociales en particular, en el desarrollo del juzgamiento de los delitos de lesa humanidad cometidos en nuestra región durante la última dictadura cívica, militar y eclesiástica.
Notablemente, ha sido una constante dentro de la Unicen el acompañar y visibilizar los procesos de memoria, verdad y justicia en el Centro de la Provincia de Buenos Aires. Por ello, Soledad Restivo, una de las periodistas encargadas de cubrir la totalidad de las audiencias llevadas a cabo este año, destaca que “cuando se accede a estos procesos, podemos poner sobre el tapete los hechos ocurridos y dar cuenta de la dimensión que tuvo el plan sistemático y represivo de exterminio que hubo en todo el territorio de nuestro país”.
Especialmente, se logra evidenciar “lo que sucedió en el centro de la Provincia. Porque aquí el alcance que tuvo la dictadura, la cantidad de víctimas, de desaparecidos y desaparecidas y de bebés que, aún hoy, pertenecen con su identidad negada y fueron expropiados, no se conocen o son menos referenciados que en otras ciudades más grandes”, indica Restivo.
Y es en este sentido que “la Universidad del Centro pone a disposición de la comunidad estos hechos en todas sus dimensiones, porque además hacemos un trabajo de análisis de lo que vivenciamos como protagonistas universitarios”.
Desde Tandil, María Nazábal, titular del área de Derechos Humanos de la Unicen, considera que “llevar a cabo estos juicios representa para la Universidad la posibilidad de seguir construyendo una cultura democrática y poder formar a los estudiantes como ciudadanías críticas, que puedan conocer nuestra historia, para que eso no vuelva a repetirse”.
“Para nosotros es importante la participación activa en los juicios porque una de las cosas que ha quedado en evidencia ha sido la represión a muchos de los estudiantes de nuestra universidad que, en aquellos momentos, pertenecían en algunos casos al centro de estudiantes”. En este sentido, se debe “entender el modelo de país, el modelo económico y el modelo educativo y cultural que quería instalar la dictadura. Entender, por ende, la planificación que había respecto a cómo disciplinar a los estudiantes de nuestras universidades públicas”, explica Nazábal.
Por otro lado, “el mismo rol cumplen los medios de comunicación, particularmente, los de nuestra Facultad de Ciencias Sociales”, destaca Soledad Restivo. “Estos han estado presentes desde el 2012 con la primera causa, que fue la de Carlos Moreno, cuyo juicio se realizó completamente en Tandil. Luego, con Monte Pelloni I, que se realizó desde septiembre a diciembre del 2014 en el complejo universitario de Olavarría. Después, en 2017, cuando comenzó el proceso Monte Pelloni II, que terminó en el 2019. Y están también ahora, con el Juicio conocido como La Huerta, pero que abarca nueve centros clandestinos de detención en Olavarría, Azul y Tandil, el penal de Sierra Chica y el penal n° 7 de Azul, y que tiene víctimas de Olavarría, Azul, Tandil, Las Flores, Saladillo y Mar del Plata”.
Lo que dejaron en claro las audiencias
“A partir de las declaraciones de las víctimas y sus familiares durante este tiempo, se demuestra que este circuito estaba organizado y ligado, que era todo un sistema represivo que organizaba la zona. De esa manera, tanto la policía y otros espacios represivos de la región, estaban coordinados”, afirma la periodista.
Y para hacer un análisis de ello, la presencia de la labor mediática resulta fundamental. “Quienes estuvimos en todas las audiencias fuimos los medios de la Unicen y de la Facultad de Sociales puntualmente. Somos los únicos medios de comunicación, Radio Universidad y Agencia Comunica, los que han trabajado en visibilizar y cubrir cada una de las audiencias, haciendo un registro de cada una de las declaraciones, pudiendo escuchar cada una de las experiencias, pero también pudiendo hacer un análisis de lo cada una implica”, recalca Restivo.
Esto demuestra, efectivamente, que “hacer este trabajo para los medios privados implica un desembolso de presupuesto que no tienen pero que tampoco tienen ganas de ponerlo en ello”, señala y agrega: “entonces, cada una de las crónicas que se publican en medios de la región pertenecen a un trabajo que no sería posible sin la Universidad pública”.
Desde la Unicen, la abogada Nazábal destaca algunas acciones llevadas a cabo desde el área de Derechos Humanos durante el desarrollo de los juicios. En primer lugar, “le hemos solicitado al Poder Judicial Federal la posibilidad de retransmitir en las ciudades de Tandil y Azul todas las audiencias que se realizan en Mar del Plata y, a su vez, en esta articulación, logramos que las víctimas que están en nuestra localidad puedan declarar en las sedes de la Universidad y que no tengan que trasladarse hasta la ciudad marplatense”.
También, añade, “a partir del 2014 conformamos, junto con el Colegio de Psicólogos, un equipo de acompañamiento a víctimas que declaran en los juicios por delitos de lesa humanidad”, comparte Nazábal. “El equipo intenta acompañar el impacto subjetivo que tienen los testimonios en el marco de un juicio oral y público. Este acompañamiento se da antes de que la persona declare, durante la declaración, y una vez finalizada. Esta iniciativa se dio debido a las movilizaciones que conlleva declarar, muy diversas en cada una de las personas y de los grupos familiares”.
En este sentido, Restivo concuerda con que “cada uno de los testimonios que se escuchan son muy fuertes, a pesar de que ya hay algunas cuestiones que no se mencionan”, y explica: “Es decir, ahora ya no escuchamos en estos juicios detalles o descripciones de las torturas. Esto se debe a que ahora los procesos tratan de no abordarse por ese lado, porque a esas cosas ya las dijeron muchas veces y han quedado probadas”.
A pesar de ello, “cada declaración está cargada por un peso social, anímico e histórico muy grande. Son familias que han sido afectadas durante estos 45 años y que cargan con un sufrimiento extendido no solo a las víctimas sino a sus familiares e hijos también”, cuenta con pesar la periodista.
Para María Nazábal, “cuando vas escuchando los distintos testimonios, aparece una dimensión de lo que fue el terrorismo estado y la dictadura cívico militar, de cómo el Estado fue puesto en función de la represión de un sector de la sociedad, para poder reprimir y disciplinar a los trabajadores y a los estudiantes y militantes. Todo ello con la finalidad de implementar un modelo económico, relacionado con un entramado civil, policial, eclesiástico, empresarial y mediático”.
Por ello, “la extensión del daño a lo largo del tiempo y hacia otros actores es esencial porque demuestra el alcance que ha tenido el terrorismo de estado en nuestro país. Escuchar decir, a una hija, que su papá ya no fue el mismo, que perdió la alegría, o escuchar decir a algunas víctimas, que nunca más pudieron juntarse con sus amigos y amigas del barrio, porque eran señalados, es algo terrible. Por eso, me parece que la profundidad del dolor y del daño hacia esas personas es, analógicamente, la profundidad del daño que se le hizo a la sociedad argentina”, afirma Soledad Restivo.
Debido a la gran carga emocional que genera declarar, María Nazábal también destaca que “producto de la insistencia metódica, se logró desde la Uncen que algunas audiencias se realicen en la localidad”. Esto es importante, porque “cuando una audiencia se hace en la localidad, despierta otro interés de la comunidad para participar. Así que pudimos tener a disposición el Aula Magna en esas dos oportunidades, y se llenó de vecinos y jóvenes que vinieron a escuchar y a conocer, de primera mano, lo que pasó”. Por ello, destaca que “no es lo mismo estar declarando en soledad a través de una computadora que declarar con el acompañamiento de una comunidad”.
Finalmente, en relación a todas estas acciones que se han llevado a cabo, para la periodista Soledad Restivo existe “un distanciamiento de ciertas generaciones sobre estas cuestiones. Por ello, quienes estamos en los lugares en los que podemos hacer algo diferente para la revinculación con los derechos humanos, tenemos la obligación de hacerlo. Y, en este sentido, se destacan todas las labores mencionadas desde el ámbito universitario de nuestra región”.