Ciencia

Salud reproductiva

Embarazo ectópico: el riesgo silencioso que puede poner en peligro la vida

Aunque es poco frecuente, esta condición médica representa una de las principales causas de muerte materna en el primer trimestre. La detección temprana es clave, pero los síntomas suelen confundirse con los de un embarazo normal.


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Agencia Comunica - Brauton Victoria
05/06/2025


En los últimos meses, el embarazo ectópico comenzó a resonar con mayor fuerza en los medios, en parte por la visibilidad que le dio la cantante María Becerra al contar su experiencia. Sin embargo, más allá de los titulares, se trata de una condición médica que requiere atención urgente y puede poner en riesgo la vida de las personas gestantes.
Un embarazo ectópico ocurre cuando el saco gestacional no se implanta dentro de la cavidad uterina, que es donde debería desarrollarse un embarazo normal. En el 95% de los casos, la implantación ocurre en las trompas de falopio, aunque también puede darse en los ovarios, el abdomen, el cuello del útero o, incluso, en la cicatriz de una cesárea previa.
Aunque su frecuencia es baja, especialistas advierten que representa entre el 5 y el 10% de las muertes maternas en el primer trimestre del embarazo. Esto se debe a que muchas veces el diagnóstico se realiza tardíamente, cuando ya hay complicaciones graves como rotura de trompas o hemorragias internas.
Una de las dificultades para la detección temprana radica en que los síntomas son similares a los de un embarazo normal: náuseas, vómitos, intolerancia a alimentos y test de embarazo positivos. La ginecóloga Lucrecia Mitre señala que “generalmente, la paciente cursa clínicamente como un embarazo normal, lo que dificulta la sospecha en los primeros días”. Sin embargo, aclara que hay signos que pueden generar alerta, como “el dolor abdominal localizado y las pérdidas de color amarronado”.
Mitre explica que existen factores de riesgo que aumentan la probabilidad de desarrollar un embarazo ectópico, como haber tenido uno previamente, haber sido sometida a cirugías en las trompas (por ejemplo, ligadura), padecer enfermedades inflamatorias pélvicas o endometriosis, infecciones de transmisión sexual, tratamientos de fertilidad, fumar o tener más de 35 años.
El diagnóstico se realiza a través de un análisis de sangre, conocido como subunidad beta cuantitativa, combinado con una ecografía. Cuando los niveles hormonales indican embarazo pero no se detecta el saco gestacional en el útero, se investiga la posibilidad de una implantación fuera de lugar.
En cuanto al tratamiento, existen dos alternativas: médico o quirúrgico. El primero consiste en la administración de metotrexate por vía intramuscular, pero solo se indica si el embarazo ectópico cumple ciertas condiciones: que mida menos de 4 centímetros, que no tenga latido fetal y que la paciente esté clínicamente estable. Si no se cumplen estos requisitos o hay complicaciones, se opta por la cirugía.
Sobre las posibilidades de un nuevo embarazo, Mitre advierte que “el riesgo de repetir un embarazo ectópico es más alto, por eso es clave que la persona que lo atravesó acceda a controles médicos estrictos desde el comienzo si vuelve a gestar”. Si durante el tratamiento se pierde una de las trompas, las chances de concebir disminuyen, aunque no desaparecen del todo.
Además del abordaje clínico, la médica resalta la importancia del acompañamiento emocional. “El impacto psicológico muchas veces es profundo, es fundamental brindar contención, especialmente cuando se trata de un embarazo deseado o buscado. No se trata solo de lo físico, hay un duelo que muchas veces se transita en silencio”, concluye.