El Gobierno dejó sin trabajo a 300 investigadores del CONICET
La casta eran los científicos
El miércoles 31 de julio 300 becas postdoctorales fueron recortadas, dejando sin trabajo a investigadores formados por un lapso de un año. Los recortes del gobierno de Javier Milei no acatan límites y avanzan.
Lucas Woldryk - Agencia Comunica
La motosierra del presidente Javier Milei avanza con los recortes y desfinanciamientos hacia los mismos sectores de siempre. Esta vez le volvió a tocar al sistema científico nacional, más exactamente al Consejo Nacional de Investigaciones Cientificas y Tecnicas (CONICET). El pasado 31 de julio más de 300 becarios postdoctorales quedaron a la deriva tras haber sido cortadas sus becas de investigación, en lo que fue una medida tomada por el gobierno y que pasó por alto algunos reglamentos.
Natalia Larrea es becaria doctoral de CONICET, actualmente se encuentra realizando sus trabajos de investigación en el departamento de antropología de la Facultad de Ciencias Sociales de Olavarría. Agencia Comunica se contactó con la investigadora para conocer más acerca de la situación y las problemáticas que se desprenden.
La investigadora contó que las becas doctorales y posdoctorales se encargan de financiar la realización de un doctorado o postdoctorado por un determinado tiempo, lo que se traduce en apostar a la investigación científica en diferentes áreas del conocimiento. En su caso, mencionó que su beca es por cinco años (ingresó en 2020), pero al haber comenzado sus investigaciones durante la pandemia cuenta con un año más de prórroga. “Las tareas de investigación de mi beca se enmarcan en el desarrollo de una tesis doctoral”. Estas becas tienen como objetivo la formación profesional para ingresar a planta permanente en el CONICET “nos formamos para ingresar a la carrera de investigación científica”, agregó.
Respecto al ataque por parte del Gobierno, Natalia Larrea manifestó que estos afectan no solo las trayectorias particulares de los científicos, sino también el sistema científico nacional en general. “Nos afecta principalmente no tener una perspectiva laboral a futuro. Al desfinanciar y recortar al sistema científico en general, nos afecta en el sentido de no poder terminar nuestras becas y quedarnos en la calle”, manifestó la investigadora.
Además, la becaria doctoral mencionó que las becas requieren de exclusividad, es decir que no se puede tener otra remuneración económica más allá de un cargo simple en la universidad. Esto ocasiona que si los científicos no tienen la posibilidad de acceder a los niveles siguientes se queden sin trabajo.
Los recortes y desfinanciamientos hacia el CONICET no solo se ven reflejados en becas, estipendios y sueldos particulares, sino también en proyectos de investigación aprobados pero que aún no se les ha adjudicado el dinero. En el caso de los proyectos que sí han recibido el dinero, en muchos de esos proyectos los pagos cesaron.
El desprestigio hacia la ciencia nacional por parte del Gobierno oficialista no es novedad, desde la asunción del actual gobierno que el sistema científico ha dejado de ser un tema de agenda para los mismos. Al mismo tiempo, pareciera que de parte del Gobierno se busca provocar a la comunidad científica a través del destrato ante estas situaciones. Leila Lemoine, diputada por La Libertad Avanza y además secretaria de la Comisión de Ciencia, ha brillado por su ausencia a la hora de dar explicaciones sobre los recortes, quizá le moleste que la ciencia no avala “teorías” terraplanistas.
Respecto a los más de 300 investigadores que quedaron sin becas, estos aún esperan resultados para saber si ingresaron a la carrera científica o no. Esta maniobra por parte del Gobierno va en contra de una resolución firmada por CONICET en 2021, que garantiza el pago de becas hasta que los resultados para avanzar a la próxima instancia sean revelados. Hoy no hay ni becas ni resultados, pero hay 300 investigadores que han sido despedidos del organismo.
El sistema científico nacional se ha vuelto uno de los principales blancos a atacar por el gobierno de Javier Milei, provocando que el mismo sea foco de críticas por parte de sectores que no tienen mucha información al respecto. Este ambiente de hostilidad y destrato da lugar a la desinformación, causando un sinfín de noticias confusas, exageradas y falsas acerca del sistema científico. “Lo que la gente tiene que saber es que es nuestro trabajo, son años de formación”, agregó Natalia Larrea.
En esta línea, quizá se identifica una falencia por parte de los organismos científicos, no poder mostrar con claridad hacia afuera el trabajo que se realiza. El ejemplo más claro es el trabajo realizado durante la pandemia mundial, en donde científicos argentinos trabajaron en una vacuna y en barbijos para combatir el Covid-19. Esos trabajos pueden llevarse a cabo cuando la ciencia es un tema de agenda para el gobierno.
“Que la salida no sea Ezeiza” era una de las frases más repetidas por Javier Milei y sus séquitos, hoy la crisis que atraviesa el país pone en contradicción, una vez más, las palabras del partido libertario con la realidad. Los científicos, por supuesto que no son la excepción. Ante un panorama desfavorable y que no promete cambiar, irse del país es una opción fácil de pensar y entender. “El destrato del Gobierno incentiva a irse”, manifestó Natalia Larrea.
No financiar a las universidades públicas y sistemas científicos afectan en el desarrollo del país, provocando la dependencia de las producciones científicas del exterior, siendo que Argentina posee uno de los organismos científicos más reconocidos a nivel mundial. “Sin financiamiento no hay soberanía”, concluyó Natalia Larrea.