La vida del estudiante lejos de casa implica importantes esfuerzos económicos para muchos jóvenes y sus familias. Los gastos fijos son muchos, pero lo que más cuesta sostener es el alquiler. Compartir departamento, contar con la ayuda de una beca, realizar trabajos temporarios y cuidarse de gastos innecesarios ayudan a solventar la estadía
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Estudiantes de la residencia de Ingeniería |
La guitarra, el mate dispuesto a ser cebado y un montículo de fotocopias anilladas son el decorado de su monoambiente. Lorenzo Giménez es de General Lamadrid, tiene 25 años y cursa el primer año del Profesorado de Educación Física en el ISFD Nº 47. Para él, como para tantos otros jóvenes, comenzar un proyecto formativo acorde a su perfil vocacional implicó dejar atrás su ciudad natal y transitar un nuevo camino lejos de sus afectos. Lorenzo es uno de los más de 400 jóvenes de otras ciudades que este año eligieron Olavarría para estudiar una carrera terciaria o universitaria.
En los últimos cinco años la ciudad recibió alrededor de 2500 estudiantes foráneos. Los puntos desde donde provienen van desde ciudades de la región como Azul y Bolívar, hasta Jujuy y Tierra del Fuego. Un total de 39 carreras, entre tecnicaturas, formación docente, licenciaturas y otras, son las que se pueden estudiar en la ciudad, sin considerar la educación a distancia y la Facultad de Derecho de Lomas de Zamora, cuya cursada (los viernes y sábados) no requiere estadía completa.
Para muchos jóvenes y sus familias emprender una carrera de nivel superior fuera de la ciudad de origen implica esfuerzos económicos que no todos pueden solventar cómodamente. Afrontar los gastos de permanencia en la ciudad cuando se es foráneo incluye gastos de alquiler, impuestos, comida, materiales de estudio, transporte de larga distancia y en algunos casos interurbano. En Olavarría estos gastos rondan entre los 1500 y 1700 pesos por estudiante, siempre y cuando se comparta el alquiler con al menos una persona. Estas cifras representan para la ciudad de Olavarría, un ingreso anual de 7.200.000 pesos por año.
Cristian Medina tiene 22 años y es de Necochea. Estudia Ingeniería Electromecánica y vive en la Residencia Universitaria de la Facultad de Ingeniería al igual que otros 22 estudiantes que perciben esa beca con la que se ahorran el alquiler y aprenden a vivir en comunidad. “En la residencia cada cual se organiza su comida sobre todo por los horarios diferentes, pero los días especiales o fines de semana comemos todos juntos”, detalla Cristian.
Para Lorenzo Giménez, la vida del estudiante “es una de las mejores etapas de la vida si la sabes llevar”. Lorenzo opina que no es fácil estudiar afuera y que son muy pocos los que no tienen inconvenientes económicos para hacerlo. Él se considera experto en economizar y “vivir con lo justo”. Se cocina, trae mercadería cuando viaja a Lamadrid (milanesas congeladas, latas de atún, fideos) trata de ahorrarse los pasajes de larga distancia viajando con algún conocido y sus salidas son “hiper gasoleras”, según las define. “Te guardás unos pesitos para hacer una previa con amigos, la entrada al boliche y a veces una cerveza adentro. Igual, los fines de semana me conviene irme a Lamadrid porque me traigo plata y comida. Si me quedo acá no me traigo nada y encima tengo que gastar”, analiza entre risas.
El mayor gasto que tiene un estudiante foráneo es el alquiler y Olavarría tiene mayores ventajas en comparación con otras ciudades, según evalúan María Inés Berrino y Evelina Piovacari, responsables del Área de Trabajo Social Estudiantil de las unidades académicas que tiene la UNICEN en Olavarría. “Es más barato alquilar en Olavarría que en Tandil, Mar del Plata, La Plata, etc.”, compara Berrino.
Bruno Invernizzi es estudiante de Medicina, tiene de 24 años y es oriundo de Tandil. Por su vivienda ubicada a pocos metros de la Escuela Superior de Salud de la UNICEN paga 1000 pesos de alquiler. Un departamento de una sola habitación, dependiendo de la zona, puede rondar entre los 800 y 1500 pesos. Entre el primer valor y los 1000 pesos puede costar uno ubicado en los barrios aledaños al complejo universitario.
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M. Inés Berrino y Evelina Piovacari del Área |
Vanina Conde tiene 24 años y estudia Antropología Social en la Facultad de Ciencias Sociales. Recibe una beca socio-económica y dos de formación académica provenientes de la facultad y de otra institución educativa. Además realiza encuestas para una consultora. “Son pequeñas changuitas, pero entre todo formo un sueldo”, explica. Vanina vuelve cada verano a su Pinamar natal para hacer la temporada de verano y ahorrar para su estadía en Olavarría. Sus trabajos en la costa han variado desde moza hasta promotora.
Trabajos temporarios e informales, vivir en grupo y salir con lo justo. Comer lo que haya. Todo es válido para abaratar costos y garantizarse un sostén. Transitar una carrera lejos de casa implica esfuerzos, pero al final del camino la emoción de haberlo logrado es la mejor recompensa.
Un estudiante foráneo que comparta el alquiler o viva en pensión deberá afrontar de manera aproximada los siguientes gastos mensuales: entre 600 y 700 pesos de alquiler, 150 pesos de impuestos y 600 pesos de comida. Para Evelina Piovacari una buena opción cuando el estudiante viene solo es la pensión. “El rango es entre 500 y 600 pesos más servicios, sin comida. Aparte en una pensión los estudiantes están más contenidos y a los padres les da tranquilidad que haya adultos cerca”, explica la trabajadora social.
A los gastos se suma el costo de materiales de estudio, que suele variar de acuerdo a la carrera, el momento del año y las materias. Al comienzo del cuatrimestre pueden rondar los 200 o 300 pesos y luego mantenerse en los 30 pesos por mes. Por último también están los gastos de transporte interurbano (el boleto estudiantil cuesta 1 peso con veinticinco centavos) y de larga distancia, dependiendo de su uso y de la lejanía de la ciudad de origen.
El Ministerio de Educación de la Nación ofrece tres programas de ayuda: las becas Bicentenario, las destinadas a las carreras vinculadas con las TICS (nuevas tecnologías) y el programa de becas nacionales. Los primeros dos comprenden solamente las carreras ligadas a las ciencias aplicadas y la informática. El monto que percibe el estudiante puede variar entre los 3.500 y los 12.000 pesos anuales, dependiendo del tipo de carrera y el año de cursada. En cambio, la beca nacional destinada a todos los estudiantes sin importar la carrera que se curse, tiene un valor de 3.000 anuales a percibir en cuotas.
La UNICEN posee su propio programa de becas. Los montos se dividen según las categorías: beca (520 pesos), ayuda económica (325 pesos) y tercer beneficio (130 pesos), en todos los casos el cobro es mensual. Además la Universidad también ofrece carnet hospitalario para sus estudiantes y subvenciona un menú de 4 pesos con cincuenta centavos para el comedor del complejo universitario. /AC-FACSO