Notas

Finalizó el primer cuatrimestre con presencialidad plena

La vuelta a la verdadera universidad

Pasó el primer cuatrimestre presencial luego de dos años de cursar de manera virtual o híbrida. La facultad volvió a lo que era antes de la pandemia, lo cual generó cambios y reacomodamientos en los estudiantes. Reflexiones, análisis y desafíos que esto representó en voces de los principales protagonistas.

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Tomás Kessler- Agencia Comunica

19/07/2022

Se cerró el primer cuatrimestre del año. Las mesas de exámenes culminaron y oficialmente los estudiantes se encuentran en el tan ansiado receso invernal. Este período se encuentra marcado por algo que lo hace único, distinto a todo: fue el primer cuatrimestre con presencialidad plena luego de dos años de cursadas virtuales y los pasillos y aulas de la facultad se vieron vacías.

Este año se pudo regresar. Y la facultad volvió a ser eso que era antes de que el Covid sea un punto de inflexión en la vida de todos. Lejos quedaron los tiempos de cursadas a través de videollamadas que intentaban ser un salón de clases. Actualmente los pasillos se transitan, las aulas tienen vida con estudiantes y el campus universitario nuevamente es un punto de encuentro.

Sin embargo… ¿Qué implica todo esto? Muchos iniciaron su vida universitaria directamente desde su hogar. Acostumbrados a la virtualidad, este cuatrimestre significó mucho cambio para ellos. A fin de cuentas, representó encontrarse con la verdadera vida de un estudiante universitario…

“Al principio fue raro. Me había acostumbrado a la ‘normalidad de la pandemia’ y al arrancar este cuatrimestre de manera presencial, me costó generar otra manera de estudiar y de encarar la carrera”, explicó Magdalena Jaureguiberry, estudiante de periodismo de segundo año, oriunda de Tandil quien comenzó con su carrera universitaria en 2021. A pesar de esto, también reflexionó que “volver a la presencialidad fue muy lindo”.

Del mismo modo, María José García, estudiante de periodismo de tercer año y nativa de Roberts, comentó que a raíz de la presencialidad “no solo tuve que aprender a vivir en una ciudad nueva sino también a aprender a cursar y a la vida universitaria. Son dos tipos de experiencia. Ahora me estoy acomodando a eso”. María José comenzó en 2020 pero su única experiencia dentro de la Facultad de Ciencias Sociales hasta antes de este cuatrimestre, fue el Curso de Ingreso a la Vida Universitaria (CIVU). A partir de allí, todo fue de manera remota.

El cambio de la manera de estudiar es notorio. En la virtualidad, lo que antes estaba a un click de distancia, ahora se encuentra a una gran cantidad de cuadras o kilómetros. Todo es de manera presencial. “La vida universitaria real es esto, estar acá. Tuve que aceptar que la cursada virtual era una fantasía”, analizó la oriunda de Roberts.
Cabe destacar que los y las estudiantes no se encuentran solos en este camino. De hecho, la FACSO cuenta con el llamado programa PIPE (Programa de Ingreso a, Permanencia en y Egreso de), cuya idea, según la palabra de Marianela Recofsky -una de sus referentes- es realizar diferentes acciones a lo largo de todo el recorrido de su vida universitaria.

Este año, alrededor de 150 personas ingresaron a las carreras de grado y “había mucha expectativa del retorno a la presencialidad”, expresó Marianela Recofsky. Y destaca la importancia de la existencia de estos programas y espacios de acompañamiento que se brindan desde la institución.

Otro eje en el que la virtualidad dejó su huella es el abandono de la carrera. Cientos de alumnos dejaron sus estudios a causa de esto. La referente del PIPE sostuvo: “muchos en la virtualidad se desmotivaron porque esto no te ayuda a generar filiación institucionalidad. No construís grupalidad, vínculos con institución, no habitas los espacios. Todo eso hace que sea difícil sostener el recorrido”. Es por esto que la presencialidad fue tan añorada.


Vincularse y formar grupos

La construcción de vínculos es algo fundamental en toda carrera universitaria. Todo estudiante afirma esto y destaca su importancia ya sea en materia de contención, estudio, u otro eje. Respecto a esto, Jaureguiberry mencionó: “me tocó un grupo de compañeros hermoso. Nos entendíamos todos porque habíamos pasado por lo mismo, por eso generamos como una especie de contención entre todos y nos ayudamos mutuamente. Gracias a que gracias a que me tocaron compañeros así pude desenvolverme bien en lo social”.

Por su parte, García recuerda que en el CIVU pudo establecer relaciones y conformar un grupo. Aunque luego unas de sus compañeras dejaron la carrera y otras decidieron inclinarse por la licenciatura en comunicación social. Por lo que es la única estudiante de periodismo de tercer año. “Si no hubiera estado atravesado por la pandemia, hubiera generado más vínculos y hubiera compartido más experiencias con las personas”, expresó.
De todas formas, destaca y agradece el trato de los directivos, “esta universidad es bastante inclusiva, no sos un número más”.


El desafío de vivir solo y adaptarse

Otro punto en cuestión, es la necesidad de mudarse a Olavarría. En este caso, ambas estudiantes provienen de otras localidades. Por lo que todo lo que esto implica, no puede dejarse de lado. María José García se categoriza como “estudiante del interior” ya que tuvo que viajar desde su pueblo hacia una ciudad que cuente con la oferta académica que estaba buscando. “Esto implica alejarse de la familia, tener un camino solitario al principio y que cambie todo porque ahora vivís solo. Tenes que estudiar y aprender las responsabilidades como mantener un hogar, mascotas, pagar impuestos”, manifestó.

“Cuesta mucho separarse de la familia, llegar a casa y no tener a nadie. Depende de cada uno, puede ser angustiante para algunos o una libertad para otros”, continuó la estudiante e hizo énfasis en que todo se trata de un gran aprendizaje. El cambio va mucho más allá de lo meramente académico sino que nuclea otras cuestiones de la cotidianeidad.

Mientras que, por su parte, la estudiante proveniente de Tandil afirmó que mudarse a la ciudad a vivir sola y organizar sus horarios en base a sus obligaciones, “no fue complicado”. Y de igual manera exteriorizó: “la presencialidad me permite tener un lugar que sea únicamente de estudio con horarios ya pautados”.

A diferencia de lo que le ocurría en la modalidad online ya que en sus propias palabras, estaba casi todo el día conectada ya sea haciendo trabajos grupales o individuales, cursando y/o estudiando. “Este cuatrimestre con esta modalidad me permitió poder organizar mejor mis horarios y hacer cosas que no tengan que ver con la facultad”, reafirmó.

Esto dejó el primer cuatrimestre. Un periodo de cambios y adaptaciones para unos. Momentos de encuentro y nuevos comienzos para otros. La virtualidad dejó su marca, y la presencialidad busca dejar la suya.