Notas

Chubut: entre movilizaciones, represión y una ley que no fue

Miles de personas salieron a manifestarse en distintas partes de Chubut producto de la aprobación de una ley que habilitaba la megamineria.  La presión social dio sus frutos y la ley finalmente se derogó.  

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Santiago Garralda-Agencia Comunica

Fotos: Maxi Jonas/Télam

El pasado 15 de diciembre la Legislatura de la Provincia de Chubut aprobó un proyecto que habilitaba la megaminería en esa provincia, que según Guillermo Folguera- Biólogo e investigador del CONICET-, hace 20 años le está diciendo que no a este tipo de explotación. Desde el 2009 la empresa candiense Pan American Silver viene esperando -e insistiendo- con explotar cobre, plata -sobre todo- y plomo en algunos sectores de Chubut. Particularmente, es propietaria de lo que se conoce como Proyecto Navidad, un depósito de Plata que se ubica como uno de los más importantes del mundo. Por lo tanto, el proyecto se adecuaba perfectamente al capital canadiense. En este sentido, la aprobación de la ley se dio de manera inesperada para el resto de la población. A comienzos de este año, hubo un dictamen de mayoría sobre la ley, y  se comenzaba a barajar la posibilidad de que pueda tener tratamiento legislativo, aunque no se sabía cuando. Finalmente, en la anteúltima sesión del año y de forma sorpresiva por el modo en que sucedió, la zonificación minera en la Provincia de Chubut fue aprobada por catorce diputados.

Indudablemente, no se tuvo en cuenta el debate ambiental que cada vez toma más fuerza en todo el mundo. La contaminación está aumentando de forma acelerada, y los países -desarrollados y en vías de desarrollo- se resguardan en compromisos nunca cumplidos sobre políticas ambientales. El poder manda, y los intereses económicos siempre están por encima del pueblo. La megaminería (o minería a cielo abierto) es un negocio multimillonario que involucra a multinacionales, en el que se dinamitan territorios para extraer minerales de los suelos sin medir las consecuencias. Particularmente en este caso, “tienen que explotar y dinamitar una serie cerros que están en el medio de la meseta para poder explotar el recurso natural que en este caso es la plata, en un plan de explotación que no tiene más de 15 años de trabajo. Después, queda el pozo y todo lo que hay recuperar en materia de ambiente cuando se van las mineras”, sintetizó Diego Colinamun, periodista de Puerto Madryn.

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Para tomar dimensión sobre lo que puede causar este proyecto, Folguera afirmó que “los impactos de la megaminería en cuestiones ambientales son brutales. Una de las consecuencias más evidentes es la cantidad de agua, el volumen de agua que estos proyectos consumen y contaminan, que evidentemente incide en la calidad de vida de las comunidades, sobre los ecosistemas y sobre las formas productivas”.  A esto se le suma la escasez de agua que no solamente está sufriendo Chubut, sino todo el país. Por otra parte, aparece otra problemática relacionada al desplazamiento de pueblos originarios para llevar a cabo las explotaciones. De esta manera, el biólogo indicó que se trata de “proyectos demográficos que tienden a considerar que los territorios son cuestiones enlazadas al negocio y no a vivir”.

Frente a este panorama, movimientos anti- mineros, ambientalistas, sectores conservadores y tradicionales como la Iglesia, clubes, comercios, pueblos originarios,  empresarios turísticos, y personas que se oponían al proyecto salieron a manifestarse en las calles de las principales ciudades de la provincia. Las movilizaciones se extendieron desde el 15 hasta el 21 de diciembre. Durante cuatro días, hubo una fuerte represión por parte de la Policía. Diego Colinamun, que fue a cubrir las marchas, explicó que “la represión fue contra manifestantes, no tuvo jefe a cargo, incluso se llegó a disparar en Trelew contra un grupo de pibes que estaba haciendo fila para ver una película”. A su vez, se atacó a la población civil, y en consecuencia, se incendiaron edificios públicos. En este sentido, el periodista comentó que la respuesta a la represión fue muy fuerte, “comenzó una revuelta que fue aumentando con la represión. Hubo cerca de 40 heridos de bala de goma, y uno de gravedad, porque la bala le impactó en el gemelo y le arrancó parte del músculo”. También hubo detenidos pero fueron liberados a las pocas horas, lo que no explica la gravedad y magnitud de la represión. Para Colinamun, esto se dio de manera extraña, ya que “la policía en vez de hacer un control sobre la situación, decidió ampliar su radio y empezar a disparar. Hay registros de personas que fueron impactadas con balas de goma a siete u ocho cuadras del lugar y que no tenían nada que ver, y justo quedaron a tiro de motos que venían disparando a todo aquel que estuviera en la calle. Esa fue la consigna”. 

Más allá de la represión, el peso del pueblo fue superior. Tanto que logró que la ley se derogue por los mismos diputados que la habían aprobado. Con este punto, “el gobernador y el gobierno nacional pierden la expectativa que tenían de impulsar un plan megaminero en la meseta de la provincia de Chubut”.

Características de las movilizaciones

Para el periodista, la revuelta tuvo tintes similares a las ocurridas en Chile en 2019, ya que tiene algunas características que la vuelven particular. En este sentido, sostuvo que estas se relacionan con “su movida transversal, su reclamo patente de pueblos originarios, y algunas características, tales como que el día martes se quemó un diario (El Chubut),  como síntoma de los lugares que los manifestantes consideraban que tenían que ver con ese poder del lobby  minero. Entonces se quema la casa de gobierno, se intenta quemar la legislatura, y se quema un diario. Todo le da un caldo de revuelta parecido al chileno en cuanto a la capacidad de respuesta de las manifestaciones, frente a manifestaciones pacíficas que ocurrían al mismo tiempo en diferentes partes de la provincia; y por otro lado el tema de la represión con balas de goma”. 

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Por otra parte, quedó demostrado que el voto de los diputados no fue más fuerte que las movilizaciones, y que después de cuatro noches de represión, la gente seguía saliendo a la calle. En efecto, Diego indicó que “después de la primera represión, vi más gente en la calle, después de la segunda, aún más. Posteriormente aparecieron clubes de fútbol, comercios. Se da una solidaridad multiclasista sorprendente.  Eso no dejo de sorprenderme como respuesta social, fue masiva”. Esto fue determinante para la derogación de la ley. 

Otro factor que influyó fue el activismo en las redes sociales. Varias personas se encargaron de comunicar al mundo por distintas plataformas lo que iba a ocurriendo. Tal es así, que la información llegó a artistas internacionales como Manu Chao y a periódicos franceses. Todo esto excedió incluso al gobierno nacional.

En este punto, vale hacer mención a la labor periodística. Como sabemos, los grandes medios de comunicación son empresas. Por lo tanto, tienen intereses económicos que van más allá de su papel como comunicadores. La megaminería mueve mucho dinero, y según Colinamun, hubo grupos mediáticos que trataron de instalar la idea de la explotación de suelos. Esto tuvo que ver con “decisiones editoriales que exceden la labor periodística que se relaciona con un lobby de empresas' Eso también se puso en jaque. Quemar un diario (El Chubut) es decir ‘ustedes mienten’, y eso es muy difícil de recuperar. Una vez que se pierde la credibilidad, no somos nada. Precisamente por subestimar movilizaciones populares”.

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Por último, queda reflexionar sobre lo sucedido. Siguiendo esta línea, dijo que “lo primero que se ve es que el sistema político no está recompuesto. El gobernador (Mariano Arcioni) tiene un poder bajísimo, mismo el vicegobernador, toda la clase política quedó en un nivel de desacreditación que es muy alto. Hay una profunda sensación de debate respecto a cuál es nuestro rol como región”. 

Por otra parte, quedó demostrado que la calle es el lugar de lucha por excelencia. Como Chile, cuando logró mediante la presión social, un plebiscito para modificar la Constitución Nacional. Como las pibas en Argentina, cuando lograron que se instale en el congreso la necesidad de una ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo. La calle es ese sitio donde el pueblo se hace escuchar, y no hay que perderlo.