Notas

Soberanía alimentaria y su aplicación en un pueblo cercano

Soberanía alimentaria, un concepto que va más allá de las modas. Cómo de aplica y cómo se vive, en la voz de una activista en un pueblo cercano a la ciudad. 

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Alicia Pellegrini y Leonor Marquez*

La soberanía alimentaria es “el derecho de los pueblos a alimentos nutritivos y culturalmente adecuados, accesibles, producidos de forma sostenible y ecológica, y su derecho a decidir su propio sistema alimentario y productivo”.
Esto significa que se pone a aquellos que producen, distribuyen y consumen alimentos en el corazón de los sistemas y políticas alimentarias por encima de las exigencias de los mercados y de las empresas.
Defiende los intereses de, e incluye a, las futuras generaciones. Nos ofrece una estrategia para resistir y desmantelar el comercio libre y corporativo y el régimen alimentario actual.
La definición reivindica luego la producción local, la agricultura familiar, la sostenibilidad ambiental, social y económica, el comercio transparente, los derechos de los consumidores, el derecho de acceso a la tierra, al agua, a las semillas, a la biodiversidad.
Según Manuel Corral Vide, profesor del curso perteneciente a UPAMI Soberanía Alimentaria de la UNLA (Universidad Nacional de Lanús) “La soberanía alimentaria supone nuevas relaciones sociales libres de opresión y desigualdades entre los hombres y mujeres, pueblos, grupos raciales, clases sociales y generaciones.”

La soberanía alimentaria llegó a Colonia Hinojo

Erika Rodriguez, una activista de soberanía alimentaria residente de Colonia Hinojo, explicó cómo este estilo de vida se introduce en la vida de los vecinos de esta colonia ubicada en el centro de la Provincia de Buenos Aires.

¿Cómo te iniciaste a tratar el tema de Soberanía Alimentaria?
Me inicié con el tema, primero desde un activismo ecológico que vengo sosteniendo de chica y que se acrecienta con el pasar del tiempo. Segundo, a partir de realizar el trabajo final de investigación de mi carrera (Trabajo Social) acerca del conocimiento y las implicancias del uso de glifosato en los campos aledaños a Colonia Hinojo. Y en tercer lugar, (como consecuencia y continuidad a este trabajo) seguí leyendo, investigando y llevando a mi vida cotidiana distintas acciones vinculadas a la Soberanía Alimentaria. Al caer en la cuenta que es un derecho el cual se nos vulnera por todos lados donde se mire, y que no se trata de una acción individual sino de una lucha colectiva es ahí cuando decidí proponer el tema como taller.

¿Consideras que se le da la importancia que amerita el tema?
Desde una mirada general es rápidamente un no. Pero, como en toda transición hacia algo nuevo y mejor, veo las particularidades. Me sostengo de las resistencias, de las pequeñas y cada vez más grandes victorias por lograr el alimento sano, seguro y soberano en más mesas (y en mas cabezas!)

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¿Cómo relacionas la cocina de Colonia Hinojo con los temas del taller?

La cocina de Colonia Hinojo se vincula con el taller por las tradiciones que tenían las familias rusoalemanas. Al tratarse de familias numerosas, llevaban una vida mayoritariamente autosuficiente: tenían su propia huerta, árboles frutales, criaban chanchos, gallinas y ganzos, elaboraban sus jabones, dulces, manteca, ricota, crema, chucrut, entre otras. Pero al ser tantos también primaba la alimentación basada en harinas, que bien se sabe no es lo más nutritivo para nuestro cuerpo, consumida a diario y en cantidad.
Cómo todo, los primeros son aspectos a imitar y destacar y lo segundo aspectos a superar.

¿Cuáles son las cosas que se pueden aprender o cambiar?
Las cosas por aprender son muchas y diversas. Como logro, considero un gran y valioso paso volver a la cocina cómo siempre la conocimos, basada en frutas, verduras, cereales, legumbres, semillas, carnes, huevos.
Eliminar los productos envasados," listos para consumir", ultra procesados y enlatados que están repletos de cosas que desconocemos además de excedidos en azúcares, sal y grasas.
Entonces así, sin estos paquetes presentes, una sabe qué tiene su plato porque elige con decisión cada ingrediente que le pone al elaborar su comida. Eso, aunque parezca fácil y sencillo, es un montón.
Luego, seguir hacia mejorar la calidad de esa materia prima, que sea de origen agroecológico u orgánico. Local en lo posible o de producción propia (por ej algunas verduras de la propia huerta).
Y por último, que el cambio individual no nos satisfaga y propongamos acciones colectivas para seguir expandiendo y problematizando el tema hacia nuestro entorno y comunidad.

* Trabajo en el marco del Taller de Upami “Periodistas en la práctica: taller de lectura y escritura de noticias”