Notas

LA CULTURA EN EL CENTRO BONAERENSE

Museos, pandemia y crisis: ¿Golpe mortal u oportunidad de cambio?

La pandemia de Covid19 y su cuarentena obligatoria, que en Argentina se inició a fines de marzo de 2020, tomó por sorpresa al mundo entero. El cimbronazo no se hizo esperar en entidades como los museos, que oscilaron al borde del precipicio ante la suspensión de la presencialidad.

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Por Tefa Schegtel Torres *

7/12/2021

Las crisis se pueden definir como “situación grave y decisiva que pone en peligro el desarrollo de un asunto, cosa o proceso”; y/o como “estado temporal de trastorno, desorganización y cambios”. Los ecos del desconcierto general provocado por la pandemia de Covid19 persisten, entre cierres, aperturas, nuevas cepas y contramarchas. En tamaño contexto, todas las actividades y procesos productivos debieron replantearse abruptamente, y los museos no estuvieron exentos.

 El parate general en pos de la prevención significó el detenimiento del turismo, la ausencia de visitantes y el silencio de las salas. El peligro de cierre se hizo latente en muchos, al punto de verse obligados a vender obras de sus colecciones y despedir personal para sortear ese destino. Se aceleró tanto la crisis del modelo de muestras masivas, que descansaba en la visita presencial como eje, que estalló.

Sin embargo, en plena incertidumbre algo resultó positivo (además de los testeos de PCR): un gran número de museos se reinventó, con ayuda de políticas públicas y del sostén entre instituciones colegas que se conectaron intensivamente para compartirse ‘recetas’ y experiencias. Sus equipos reencauzaron su labor hacia la virtualización de sus exposiciones y actividades, la difusión e interactividad en redes sociales, y al refuerzo de los vínculos con sus comunidades y con pares a nivel país. Apostaron por un paradojal modo ‘cerrado pero activo’, para revalorizar sus patrimonios en lo digital y con propuestas renovadas.

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Procesos ultra-veloces de adaptación del personal, de sus calendarios, de sus teletrabajos o a puertas cerradas: se enfocaron hacia la restauración de objetos y la digitalización como insumo para su actividad en redes sociales. Exposiciones, conferencias y talleres vía plataformas web especialmente diseñadas; recorridos virtuales en 360° y en transmisión en vivo; posteos y juegos para debatir y comentar en redes; ciclos de entrevistas en podcasts y audiovisuales… Creatividad e innovación no faltaron para desarrollar nuevas formas de exhibir y transmitir el patrimonio cultural por Internet. Un aporte, además, para mantener alto el ánimo de la vecindad y su espíritu de comunidad en esta adversidad.

Si bien se refiere al panorama en el Viejo Continente, el informe ‘Follow-up survey on the impact of the covid19 pandemic on museums in Europe’ es revelador de lo sucedido en la mayor proporción: “El 93% de los museos consultados aumentó o inició servicios en línea durante la pandemia. Más del 75% de ellos señaló haber aumentado sus actividades en redes sociales, y el 53% aumentó o comenzó a crear contenidos en video”. Este trabajo del ‘Network of European Museum Organisations’ también alude al aumento presupuestario en los recursos ligados a la virtualidad y a la reasignación de tareas para gestión de ‘lo online’. 

Aún salvando la diferencia de latitudes y escalas, la realidad de los museos del centro de la provincia de Buenos Aires coincide. Es cierto que los hay como el Museo Criollo de Azul que, con la vuelta a la presencialidad cuidada, si bien refieren un buen nivel de visitas locales reconocen que les faltó difusión en redes. Son la excepción. La mayoría ha tenido (y mantiene) una fuerte presencia e interactividad en sus redes y páginas web: desde el Museo del Fuerte Independencia en Tandil que, con fotografías de sus salas y objetos, invita a debatir y a conocer sus instalaciones; el azuleño Museo ‘López Claro’, con propuestas como el ‘Cuarenlibro para colorear’ y su reversión del ‘Juego de la Oca. Quimérico refugio’ para una cuarentena más llevadera; hasta la Red de Museos de los Pueblos del Partido de Olavarría que, con posteos de sus historias, sus salas y objetos de exhibición en Facebook e Instagram, captó la curiosidad y alentó a la participación de propios y extraños.

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Para los museos, el 2020 fue oportuno para barajar y redefinirse como instituciones sociales. Mantuvieron y potenciaron la interacción entre artistas e investigadores con esa comunidad que les demanda, con ese público local y regional que el ‘turismo de cercanía’ hizo desembarcar en sus salas al reabrir y así materializó el fruto de la energía puesta en esa nueva estrategia de difusión. Como coinciden todas las autoridades de los museos del centro bonaerense y alrededores, cuando las puertas se reabrieron, su público ya no fue el turista internacional o de otros puntos lejanos del país, sino el vecino que desde su casa sintió curiosidad por su propio patrimonio. Con las redes sociales, además, se llegó a públicos inesperados, muy distantes en lo geográfico y en lo generacional, que descubrieron que los museos iban más allá del sepia.

Parafraseando a Heráclito, ya nadie podrá ingresar al mismo museo dos veces, porque ni las personas ni estos espacios son los mismos que en prepandemia. Hablar de su supervivencia no es menor. Por lo que se observa, se encamina hacia una identidad ‘anfibia’, híbrida, de simbiosis, complementación y convivencia entre lo presencial (con aforos y sanitización) y lo virtual. La ‘nueva normalidad’, parece, le dará la estocada final al paradigma de las grandes multitudes, para un mejor disfrute de la experiencia museística y para la conservación misma de los espacios. Todo indica que la virtualidad llegó para quedarse, en pos de afianzar y multiplicar los lazos entre museos y para con esas comunidades que los gestaron y son su razón de ser.

*Trabajo realizado en el marco de la cátedra Redacción Periodística II