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El séptimo caso sobre el que se refirió el Ministerio Público Fiscal en la jornada del jueves fue el de Rubén Francisco Sampini, sobre el mismo Portela detalló que fue secuestrado de su casa en la madrugada del 22 de septiembre de 1977. Allí se encontraba con su madre y sus hermanos. El secuestro se llevó a cabo por un grupo numeroso de personas con gorros, pelucas y el rostro cubierto. Sampini estaba vestido con ropa de soldado ya que estaba por dirigirse al regimiento de Olavarría donde cumplía el servicio militar obligatorio. En ese momento fue sacado de su casa, le vendaron los ojos y lo subieron al asiento trasero de un vehículo donde había otra persona.

Sobre la madrugada de su secuestro, Portela citó los testimonios de los hermanos de Sampini. Gustavo Sampini declaró que su madre tenía la cara deformada por el susto que tenía, también relató que vio a gente encapuchada apuntandolos, recordó que los tenían contra la pared y los estaban amenazando. Por último mencionó que su hermano dijo chau vieja y su madre llegó a responderle chau hijo”.

Luego de su secuestro Sampini fue llevado a Monte Pelloni, sobre el reconocimiento del lugar el fiscal manifestó que Sampini, en la declaración expresó como sintió que el auto se había bajado de la ruta para adentrarse a una calle de tierra.

En Monte Pelloni fue sometido a interrogatorios con picana eléctrica  por todo su cuerpo, recibió también feroces golpizas, porque lo trataban todo el tiempo como un traidor.  A mediados del mes de octubre fue trasladado junto a Maccarini, Mendez, Pasucci y Fernández al Centro Clandestino la Huerta. A finales de ese mes fue nuevamente trasladado a Monte Pelloni donde lo volvieron a torturar, “las guardias sabían que era Sampini” manifestó el fiscal.

Sobre el accionar de la familia de Sampini al momento de su secuestro, Portela narró dos situaciones: por una lado la que vivieron la hermana y el padre de Sampini, quienes fueron al Regimiento para avisar que alguien se había llevado a Rubén Sampini, para que no lo declaren desertor. “Pese a que ellos sabían que había sucedido con Sampini, porque ellos mismos lo habían secuestrado, el 29 de septiembre lo declararon desertor” acentuó Portela.

Por el otro la situación vivida por la madre de Sampini,  quien se encontró con el Jefe del Área 124, quien le dijo “que del cuartel no se lo habían llevado y que seguramente debían haber sido los compañeros de la Juventud Universitaria Peronista.” De esta manera quedaba en evidencia que el ejército sabía que Rubén Sampini militaba en la JUP.

El 2 de noviembre fue llevado a la Escuela del Regimiento de Olavarría donde encapuchado y apuntado por un arma lo obligaron a firmar una declaración autoincriminatoria. Fue sometido a un Consejo de Guerra Especial Estable que lo condenó a la pena de 10 años de prisión. Sobre esto Portela enfatizó “Ni los jueces, ni el auditor, ni la defensa se preguntó qué había pasado con Sampini y las otras víctimas antes de llegar al supuesto juicio.” Sampini estuvo detenido en diversas cárceles en los pabellones de detenidos especiales hasta que recuperó la libertad el 24 de diciembre de 1982. Día en el que por primera vez recibía una visita de contacto con su familia.

Para terminar con la exposición del caso Portela recuperó declaraciones de Sampini sobre lo vivido “el daño materialmente puede ser medible pero en otros aspectos es infinito”.