El quinto caso desarrollado por el Ministerio Público Fiscal en la voz de Portela se inicia el día 21 de septiembre de 1977, cuando Osvaldo Raul Tisera fue secuestrado del departamento en el que vivía poco después de la medianoche. El procedimiento lo llevó adelante un grupo de personas que lo tomaron de atrás, lo vendaron y subieron en un asiento trasero de un automóvil.

En ese momento, contó Portela, Tisera estudiaba ingeniería y militaba en la Juventud Universitaria Peronista, y habían ganado la conducción del centro de estudiantes.

Tisera fue trasladado a Monte Pelloni donde fue encapuchado, esposado y sometido a terribles interrogatorios donde se le aplicó la picana eléctrica. En su relato el fiscal expresó: “Tisera fue sometido a distintos tormentos y tratos degradantes, todo el tiempo lo interrogaban por la política, la universidad, su militancia y montoneros”.

El 2 de noviembre de 1977 fue llevado al Regimiento de Olavarría donde fue obligado a firmar una declaración autoincriminatoria, sin poder leerla y apuntado con una pistola apoyada en su cabeza. Esa declaración ilegítima fue el material sobre el que se fundó su juzgamiento en el Consejo de Guerra Especial Estable, juicio que lo condenó a la pena de 8 años de prisión. Sobre esta situación Portela enfatizó sobre los aspectos irregulares del supuesto proceso: "la defensa era meramente figurativa, no hubo ningún debate. Tisera se encontraba en pésimo estado de salud, sin embargo a nadie le llamó la atención su estado".

En cumplimiento de su condena, Tisera estuvo alojado desde diciembre de 1977 en diversas unidades penales catalogado como “delincuente terrorista”. Recuperó su libertad el 24 de diciembre de 1982.

A Osvaldo Raúl Tisera y a su familia todo lo vivido les cambió la vida para siempre, Tisera no pudo terminar la carrera de ingeniería, sus hermanos tuvieron que soportar ir al colegio y ser señalados como hermanos de un subversivo, culminó Portela.