Entrevistas
Juventud y socialización

José Alcoceba: “Los jóvenes tienen cada vez menos oportunidades para disponer de un mayor protagonismo social”

Antes de brindar una charla en la FACSO, el sociólogo español José Alcoceba analiza e indaga en las transformaciones en la socialización juvenil, los discursos sociales que predominan en torno a ello y el compromiso que debe asumir la educación durante sus diferentes etapas.

 

José Alcoceba es un sociólogo español, doctor en Ciencias de la Información, docente en las licenciaturas de Periodismo, Comunicación Audiovisual y Publicidad de la Universidad Complutense de Madrid, y autor de diferentes libros. Su campo de referencia es el abordaje de la juventud desde diferentes esferas, como las formas de socialización, las características de las transiciones y sus representaciones. El próximo viernes 2 de septiembre, desde las 10 hs, brindará una charla en la Facultad de Ciencias Sociales de Olavarría denominada  “Trayectorias juveniles en la era de la globalización”, organizada por el NACT Estudios en Comunicación y Cultura en Olavarría (ECCO) y la Secretaría de Extensión, Bienestar y Transferencia de la FACSO. Antes de ella y haciendo hincapié en su amplia trayectoria, Alcoceba realiza un recorrido por los discursos sociales preponderantes, las transformaciones de la socialización juvenil y los principales desafíos de la educación.

¿Cuáles son los discursos sociales que suelen predominar cuando se habla de juventud?

La juventud ha sido tradicionalmente objeto de estudio de las ciencias sociales, articulando discursos interpretativos de la realidad juvenil; identificando tensiones, discusiones y contradicciones. Simultáneamente, dichos discursos se han venido consolidando desde las instituciones públicas y desde la opinión pública como categorías desde las cuales interpretar las condiciones de vida de las diferentes generaciones juveniles a lo largo de la historia, especialmente a partir de las revoluciones burguesas. El principal desarrollo de los estudios de juventud, y también de los debates sociales sobre la misma, se han producido a partir de la segunda mitad del siglo XX. En torno a la juventud y a los jóvenes confluyen simultáneamente una serie de debates desde los que explicar y entender los procesos sociales asociados a los mismos. Dichos debates, en mayor o menor medida, permanecen vigentes en la actualidad y operan como marcos explicativos pero también como formas de control sobre las dinámicas juveniles. Así, aparece permanentemente una mitificación de lo juvenil como exaltación de lo joven, del culto al cuerpo como modelo de éxito; pero al mismo tiempo se focaliza sobre la juventud una visión consumista, materialista, conformista y descomprometida. A estas visiones hedonistas se enfrentan otras que conciben la juventud como agente de cambio y contestación social que sirve para medir los niveles de compromiso de las diferentes generaciones. Por si esto no fuese suficiente, los discursos subculturales juveniles apuntan hacia la búsqueda de estilos propios de vida, hacia la conformación de identidades diferenciadas del mundo adulto.

La confluencia social de dichos discursos en la actualidad apunta fundamentalmente a definir a la juventud por su individualismo social, su ausencia de compromiso colectivo y su conformismo con las condiciones sociales impuestas. Los discursos institucionales tienden a deslegitimar a los jóvenes por estos motivos y a relegarlos a posiciones subordinadas en la estructura social; cuando la realidad es que los jóvenes tienen cada vez menos oportunidades sociales para disponer de un mayor protagonismo social y desarrollar sus proyectos vitales.

¿Qué rol cumplen los medios de comunicación a la hora de concebir las nociones de juventud?

Los medios de comunicación tradicionalmente son los encargados de legitimar los discursos sobre las problemáticas sociales. En el caso de la juventud, los medios juegan un doble papel. Por un lado, mitifican lo juvenil desde sus visiones publicitarias; y por otro, refuerzan la permanente “minoría de edad” para asumir responsabilidades sociales que en otro tiempo desempeñaban los jóvenes. El tratamiento mediático de la juventud ofrece muy frecuentemente representaciones hedonistas, riesgosas y poco comprometidas con las dinámicas sociales. En este sentido, los medios debieran mostrar más ecuanimidad a la hora de representar las diferentes juventudes. Si bien es cierto que la juventud es una época de descubrimientos identitarios y emocionales, y que las generaciones actuales experimentan dichos conocimientos; no es menos cierto que a las generaciones actuales de jóvenes no se les otorga el protagonismo como agentes de cambio social que tuvieron en otras épocas. Los medios, en definitiva, debieran reflexionar críticamente sobre los procesos sociohistóricos y las tensiones a las que se somete a los colectivos juveniles en las diferentes épocas, para hacer entender las circunstancias y problemáticas de las diferentes generaciones.

¿Qué cambios o transformaciones existen en la socialización juvenil? ¿Cómo ha ido cambiando la transición juvenil hacia la vida adulta? ¿Cuáles serían sus características distintivas?

La juventud se ha convertido en un período cada vez más largo, sinuoso y prolongado hacia la edad adulta, donde las trayectorias lineales y predecibles antes concluían en la inclusión definitiva en la edad adulta de forma generalizada. Las rupturas de los procesos de socialización juvenil han implicado, por ejemplo, la prolongación de la independencia de la familia de origen, la ruptura de la continuidad entre formación y empleo, o que el propio sistema laboral fomente la dependencia más que la emancipación.

Este nuevo modelo de socialización de la juventud está tratando de satisfacer dos funciones. Por un lado, seguir preparando a la gente joven para que logre salir de la juventud pero a un plazo más largo; y por otro, socializar a la juventud para que, entre tanto, permanezca en ella.Esta prolongación de la juventud contribuye poco a reducir las desigualdades sociales entre los jóvenes, recayendo en las familias un creciente papel en los procesos de socialización juvenil. Además de desempeñar el papel principal en la estabilidad material de la juventud, las familias asumen un mayor peso en la estabilidad emocional y axiológica de las personas jóvenes. Dicho rol familiar afecta a la socialización juvenil, por ejemplo, en cuanto al refuerzo de la infantilización. Los jóvenes no asumen responsabilidades cotidianas, que recaen generalmente en los progenitores, lo que conforma un tipo de mentalidad juvenil muy apegada a la familia en lo emocional y lo social. Estas circunstancias, unidas a la pérdida progresiva del sistema educativo y del sistema laboral para promover la igualdad de oportunidades, van limitando las oportunidades juveniles de desenvolvimiento y ascenso social.

La postergación de decisiones propias del mundo adulto, ¿de qué manera influyen en el mediano o largo plazo?

Las condiciones estructurales que la sociedad establece para la dilatación del periodo juvenil y la incorporación plena como adultos viene marcada por los cambios en las funciones de las instancias de socialización que afectan al conjunto de jóvenes. Evidentemente, la juventud se ha convertido en una estancia prolongada, dejando de ser un lugar de tránsito. Esto ha implicado que se hayan venido postergando muchas de las decisiones que suponían el paso a la edad adulta: la conformación de un hogar con la creación de la familia propia y la llegada de los hijos; la estabilidad económica y emocional, etc. Estos condicionantes han supuesto, como se ha mencionado anteriormente, el mantenimiento de la juventud en una permanente minoría de edad que le impide desarrollarse con el protagonismo social necesario para tomar sus propias decisiones y disponer de una vida plena.

¿Cuál cree que debería ser el rol de la educación formal durante esos momentos?

La educación formal debiera tender a hacer del niño un joven y del joven un adulto. Esto debería llevarse a cabo en tres niveles:

1. Capacitación en conocimientos y saberes que permitan, especialmente a partir de la educación secundaria, la inclusión en el mundo sociolaboral con garantías para su desenvolvimiento social. El cada vez mayor desajuste entre la formación y el empleo (sobreformación en muchos casos), genera frustración y problemas sociales.

2. Fomento de la autonomía emocional: independencia de las visiones del mundo adulto pensando en las condiciones propias de cada generación juvenil, desarrollando sus propias visiones del mundo en función de sus condiciones y necesidades.

3. Despertar el espíritu crítico frente a los discursos institucionales que legitiman visiones del mundo en muchos casos contradictorios, cuando no decididamente contrarias a las propias visiones de los jóvenes. El sistema educativo debe dotar a los jóvenes de herramientas para la comprensión de los problemas sociales, ayudando a conformar la mentalidad de ciudadanos libres, autónomos y formados./AC-FACSO

 

José Antonio Alcoceba Hernando

Es Director de la Sección de Comunicación del Dpto. de Sociología IV (2013) de la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid (UCM). Licenciado (1992) y Doctor (1999) en Ciencias de la Información (UCM). Además de Asistente Técnico del Instituto de la Juventud (Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales) ha sido responsable de diferentes investigaciones en el campo de la sociología de la juventud. Ha elaborado diversos informes técnicos para la Unión Europea sobre Juventud y Voluntariado y Juventud e Información. Es autor de los libros "Manual de buenas prácticas para el tratamiento de los jóvenes en los medios de comunicación" y "Los Servicios de Información juvenil en España: un acercamiento a su realidad y funcionamiento". Actualmente es Profesor de la UCM en materias de las licenciaturas de Periodismo, Comunicación Audiovisual y Publicidad.