Ciencia

Vacunas y el debate que no debería existir en torno al Covid

La vacuna contra el Covid-19 se ubica en un horizonte muy cercano. Sin embargo, hay dudas. Desconfianza, teorías conspirativas a partir de “efectos” secundarios son sólo dos factores que influyen en la conciencia colectiva. Pero, ¿cómo es el proceso para elaborar una vacuna? ¿Cuáles son los causantes de la mirada negativa que está instalada sobre ellas?

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Santiago Garralda-Agencia Comunica

15/12/2020

Hace aproximadamente un año, llegaban noticias de que un virus desconocido y de rápido contagio, acechaba peligrosamente a varias comunidades asiáticas. Meses después se expandió por Europa de manera preocupante; primero en Italia, después en España, Francia, Alemania y Reino Unido. Se cerraron fronteras y se confinó a toda la población. Crisis en los supermercados, barbijos, alcohol en gel, cuarentena, distancia social, test positivo, test negativo, fueron los comunes denominadores de una primera etapa que prometía poner a prueba los países del “primer mundo” que hasta ese entonces, no creían que el virus les iba a tocar.
En Argentina la percepción popular y masiva fue muy similar. “No va llegar”. “Está lejos”.“Es sólo una gripe”, alegaban algunos medios de comunicación restándole importancia. Hasta que apareció y no por casualidad. Rápidamente, los mandatarios de nuestro país decidieron decretar el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio para todo el territorio argentino. Medida aplaudida en un primer momento, cuestionada y desprestigiada en un segundo, e ignorada en un tercero; aunque ya habrá tiempo para analizar este punto.

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Ya pasaron más de ocho meses desde ese día. En el medio hubo incertidumbre, miedo, cansancio, bronca, comunicados oficiales, decretos, agudización de la crisis socio-económica, movilizaciones anti cuarentena, movilizaciones apoyando al gobierno, mucha represión policial; un caldo de cultivo explosivo que prácticamente agravó aún más la famosa grieta. Sin embargo, entre tanto caos se asomó una luz que parecía que nunca se encendería: Gran Bretaña -a través de la Pfizer/BioNTech- comenzó con su campaña para vacunar a parte de la población, al menos por este año. Pero, ¿cuáles son las fases que debe atravesar una vacuna hasta ser efectivamente empleada? ¿Garantizan inmunidad? ¿Por qué parte de la sociedad tiene desconfianza en su aplicación?

Fases
En referencia a las discrepancias que hay instaladas en los medios de comunicación y redes sociales sobre la efectividad y seguridad de las vacunas, la Doctora Gabriela Piovano -médica e infectóloga que se desempeña en el Hospital Muñiz- en diálogo con el programa “Factor Humano”, sostuvo que “cuando se experimenta cualquier sustancia con alguna persona lo primero que se busca es que no le haga mal”. En este sentido, afirmó que hay pasos a seguir, pero que en este caso ya había un modelo molecular para comenzar a trabajar debido a que este es el tercer coronavirus que aparece. En primer lugar, la vacuna -o el compuesto experimental- se prueba en animales (usualmente en monos) para evaluar su seguridad y la capacidad que tiene para generar una respuesta inmunológica, y así, iniciar una investigación en humanos. Posteriormente se pasa a la fase I de desarrollo, en la que se inicia una experimentación en un número muy reducido de personas ( de cinco a diez, voluntarias) para saber la reacción biológica, si provoca algún efecto negativo.

Por consiguiente, la doctora Piovano aseguró que la razón de que se empiece por pocas personas radica en que “si la prueba hace un efecto negativo de acá a dos meses, pero recién me doy cuenta una vez que ya comencé a vacunar masivamente” se convierte en un problema. Una vez que el compuesto es considerado seguro en la fase I, se da paso a la fase II de desarrollo. En esta etapa el estudio se abre y se va a probar en aproximadamente 100 personas “para saber si producen anticuerpos”, prestando atención al efecto colateral pueda tener, además de estudiar su seguridad, su método de administración y las dosis propuestas. Cuando se logra comprobar que esas 100 personas “tuvieron actividad biológica, y a su vez que no hubo riesgo, se arranca con la fase 3”.

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La Dra. Piovano, voz especializada, asegura que la única manera de frenar el virus es con la vacuna.

Esta es la fase previa a la aprobación de la vacuna, donde el estudio se vuelve multicéntrico de forma controlada -es decir, que se prueba en varios países y en miles de personas- y que tiene como objetivo examinar de forma más compleja la seguridad de la posible vacuna. A su vez, Gabriela Piovano sostuvo que en esta fase “hay una rama de control llamada placebo, que consiste en darle a la persona una sustancia que no tiene actividad biológica, que cuando la persona la recibe piensa que está recibiendo el compuesto. Lo que miro ahí es si hay un efecto positivo derivado de la creencia de la persona que recibe ese compuesto de que va a mejorar, eso se llama efecto placebo”. Si alguien tiene una reacción adversa, el estudio se detiene y se investiga si lo que se aplicó fue el placebo o la vacuna. Cabe destacar, que esta prueba es a doble ciego, es decir, que ni el paciente ni el que lo indica saben el compuesto que se está aplicando. Finalizada esta fase con un amplio porcentaje de efectividad, la vacuna es aprobada por los organismos reguladores para su uso masivo. Asimismo, hay que resaltar que existe una fase IV, en la que se estudia cómo funciona la vacuna en los distintos países y si hay algún efecto adverso después de la aprobación. Siguiendo esta línea, la médica enfatizó que “aunque el virus mute a nuevas cepas, no quiere decir que la vacuna ya no sirva. Si llega a ser estable y se logra vacunar a todos los niños podríamos llegar a erradicar el virus”

De la desconfianza a la certeza

Mucho se ha debatido sobre la primera vacuna registrada en el mundo, la Sputnik V, fabricada en Rusia, que ya comenzó a aplicarse gradualmente en trabajadores de alto riesgo y maestros. El debate se acrecentó después de que se conoció que el gobierno de nuestro país firmó un convenio para la compra de esa vacuna. Que es segura, que no lo es. Que es un engaño, que nos van a dar un placebo para que creeamos que es efectiva. Las opiniones abundan. En este sentido, Maria Khudyacova -periodista freelance, residente en Moscú- en diálogo con Radio Universidad afirmó que la Sputnik V “fue elaborada por el Centro Nacional Gamaleya de Epidemiología y Microbiología, que pertenece al Ministerio de Defensa, es un centro científico estatal y ya ha elaborado vacunas anteriormente” (por ejemplo, registró tres vacunas contra el Ébola). A su vez, la periodista sostuvo que no se exportarán directamente las dosis a los países que hayan firmado convenios (Brasil, Cuba, Argentina, por mencionar algunos), sino que “se va a exportar la tecnología, y en esos países se podrán producir”.
Ahora bien, ¿por qué hay tanta desconfianza en la aplicación de vacunas? Sobre este punto hay que destacar que existe un movimiento (muy influyente) que fomenta “el no vacunarse”. Apareció en escena hace muchísimos años de forma remota, pero tomó fuerza en 1998 después de una controversia internacional sobre la vacuna contra el sarampión, debido a que se afirmaba que causaba inconvenientes neurológicos en niños. Esto no pudo ser comprobado y se determinó que había sido un fraude, pero ya estaba sembrado el pánico y la confusión en la sociedad. Estos sentimientos se replicaron -con mucho ímpetu- con las posibles vacunas contra el Covid-19, agregando el rechazo hacia ellas, ignorando la importancia para prevenir enfermedades, y pregonando teorías conspirativas con el fin de incrementar la desinformación e incidir en la opinión pública. Por mencionar algunas que se difunden -sobre todo- en las redes sociales, “la vacuna altera el adn de las personas”, “ con las vacunas nos implantan microchips para que nos controlen”. Para sacarse cualquier duda, estas “teorías” fueron desmentidas por científicos entrevistados por la cadena BBC.
En suma, la vacuna contra el Covid-19 está a la vuelta de la esquina. Gran Bretaña ya comenzó, Rusia está arrancando de a poco, aunque todavía faltan terminar los ensayos clínicos y determinar concretamente su seguridad y eficacia. Argentina está próxima a empezar a vacunar progresivamente, pero primero se necesitan campañas de concientización para que efectivamente la población decida aplicarsela. Porque como afirmó la Doctora Gabriela Piovano, “la única salida a largo plazo es la vacuna”. (Agencia Comunica - Facso)